Siete propuestas para homenajear a los cócteles

Mientras se celebra el Día Mundial del Cóctel recordamos la historia de estos combinados con tres preparaciones populares y cuatro reinvenciones de clásicos

Los cócteles se sirven como aperitivos, digestivos, reconstituyentes o tónicos. Representan un vínculo social, algunos derivan hacia la medicina, están los que tienen alcohol y los que no. Hay diurnos y nocturnos, y cada estación tiene su favorito.

Su abanico es infinito, y las claves de su éxito residen en dos factores: la calidad de los productos utilizados y la creatividad que se aplique en su elaboración.

El por qué de un día mundial

El cóctel también tiene su día mundial, que se extiende a toda la semana. La jornada recuerda la fecha exacta en la que se publicó una definición de cóctel, que fue asumida como fundacional por todo el mundo. 

El Día Mundial del Cóctel se celebra en recuerdo de la primera definición de esta preparación, publicada un 13 de mayo de 1806 en un medio de Nueva York

Fue el 13 de mayo de 1806 en la publicación estadounidense The Balance and Columbian Repository, de en Hudson, Nueva York.

Su autor fue Harry Croswell, un personaje curioso, mezcla de periodista político de gran influencia, editor, autor y clérigo de la Iglesia Episcopal. El describía al cóctel como “una bebida alcohólica estimulante compuesta de cualquier tipo de destilado (espíritus), azúcar, agua y bíters”. 

Una definición polémica

En realidad la definición de Croswell era un bastante más larga. Su texto decía que “El rabo de gallo (cock-tail) es un licor estimulante, compuesto por licores de cualquier tipo, azúcar, agua y amargos; se le llama vulgarmente honda amarga, y se supone que es una excelente poción electoral, en la medida en que hace que el corazón sea robusto y audaz, al mismo tiempo que entorpece la cabeza”, describió.

Incluso luego derivaba hacia la polémica política: “También se dice que es de gran utilidad para un candidato demócrata, porque una persona que ha tragado un vaso de esta bebida está dispuesta a tragar cualquier otra cosa”.

Hipótesis para todos los gustos

A pesar de la aceptación universal de la autoría de Croswell, la primera referencia escrita se puede encontrar en la publicación británica The Morning Post, de marzo de 1798, en donde aparece cock-tail, con guión, refiriéndose a una forma popular de llamar al jengibre. 

En 1803 vuelve a aparecer en The Farmer’s Cabinet, una publicación agraria de EEUU pero mencionada como bebida no alcohólica.

A través de la historia encontramos más referencias etimológicas que definiciones, como la del Sazerac, un derivado del coñac o del whisky destilado en Louisiana, en Nueva Orleans, que se preparaba utilizando una huevera (para servir los huevos pasados por agua) como medidor, llamado coquetier.

En Inglaterra se defiende que cocktail podría ser una adaptación de la cock ale, una cerveza de los siglos XVII y XVIII que empleaba derivados del gallo en su elaboración.

Más versiones

En un mesón del condado de Westchester (Nueva York) trabajaba hacia la segunda mitad del XVIII, Betsy, una camarera que mezclaba y removía bebidas con plumas de cola de gallo.

Uno de los voluntarios franceses, que combatían junto a los independentistas norteamericanos contra los casacas rojas ingleses, disfrutó de bebidas de Betsy y al acabar exclamó feliz: Vive le cock’s tail!.

Otras historias dicen que la etimología del término cocktail viene de coquetier (taza utilizada para mezclar licores) que se fabricaba en Nueva Orleans cuando Louisiana pertenecía a Francia.

Y las últimas referencias son sobre un excitante que se les daba a los gallos de pelea, el cokale y la última derivaría de coquetel, bebida muy popular en la Gironde durante lo turbulentos años de la Revolución Francesa. En cualquier caso, solo Croswell da una definición y lo hace por escrito.

Los tres combinados más populares 

Como sugerencia para preparar estos días proponemos tres combinados que ocupan el top ten de los más bebidos del mundo en la actualidad.

El ganador es el old fashioned, a base de azúcar con amargos, un generoso chorro de Bourbon, y una cáscara de naranja. Y recordaremos siempre a James Bond en Thunderball.

En segundo lugar viene el cóctel italiano Negroni, el clásico de toda la vida, elaborado con ginebra y vermut negro, aperitivo italiano y cáscara de naranja.

Y en tercer lugar proponemos un whisky sour con zumo de limón y clara de huevo. 

Cuatro clásicos reconvertidos 

Entre los reconvertidos a bases de excepción está el Imperial Orange para los más exquisitos, a base de ron muy añejo, con zumo de naranja, zumo de lima, y sirope de almendras.

También el Pistón, un cóctel fresco y goloso, en el que el pisco viene con tónica y zumo de pomelo. El Lavazza Coffee Spritz, una aportación fresca de café italiano, y también del mismo Lavazza, una sorpresa al probarlo, un Lavazza E-Tonic.

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