Los vinos más sorprendentes de las variedades más desconocidas

Varios enólogos han rescatado del olvido variedades de uvas que permiten descubrir fabulosos vinos desconocidos

El trabajo de los enólogos es admirable: en condiciones climáticas que muchas veces son adversas, pasan largas horas experimentando con vides, uvas, suelos y tipos de agua para lograr los mejores vinos.

Pero también hay otros profesionales del mundo del vino que trabajan duro para rescatar variedades olvidadas o desconocidas en España, un desafío en un país que cuenta con 70 denominaciones de origen, repartidas por todo el territorio peninsular e insular.

Estas son mis recomendaciones de las bodegas y enólogos que trabajan con las variedades más desconocidas.

Cap de Barbería

Xavier Figuerola, en la isla de Formentera, ha creado este vino que resume la esencia de esta pequeña isla mediterránea, un copuage de cabernet sauvignon, merlot, monastrell y fogoneu. Esta última variedad, que se encuentra en las Baleares, se complementa con la monastrell, lo que otorga un aroma distinto al vino y le agrega un interesante toque de mediterraneidad.

La Melonera

La variedad ‘la melonera’ estaba prácticamente al borde de la extinción cuando en la primavera del 2003 un equipo técnico, de Bodegas La Melonera liderado por Ana de Castro, realizó un trabajo monumental de recuperación de esta vid, y así reactivaron para el mundo una tradición vitivinícola que se remonta a 3.000 años de antigüedad.

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Junto con otras variedades como tintilla de rota, blasco, corchero tinta y las blancas quiebratinajas, morisco y platera consiguen excelentes vinos con un marcado carácter andaluz, como la serie tinto y blanco de La Encina del Inglés y Payoya Negra. También cuentan con la colección de vinos exclusivos M.H.V (Mankind Heritage Vines), elaborados a partir de variedades autóctonas, algunas de ellas prácticamente extinguidas a partir de la filoxera del siglo XIX.

Bodegas Timanfaya

El enólogo Alberto González Plasenci quiso demostrar que en Lanzarote sí se pueden hacer tintos de calidad. Para ello elaboró Cenizas de Timanfaya, el primer vino tinto de calidad de Lanzarote.

Después de su experiencia con la vid tinta conejera, que estaba un poco olvidada, la variedad ha vuelto a valorarse, pero sin desmerecer los blancos, rosados y dulces que le rinden homenaje. Y no me equivoco si digo que de esa isla saldrán muchos de los grandes vinos de Canarias.

Bodegas Bilbaínas

Una de las variedades más plantadas en España es la tempranillo tinta. Pero el tempranillo blanco se encontró hace unos años como una mutación genética natural del tinto, localizada en 1988 en Murillo del Río Leza. Gracias a este proceso, hace poco que se autorizó su plantación, y por eso muchas bodegas han querido empezar a estudiar su gran potencial.

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Una variedad adecuada para zonas frescas, con una maduración temprana. Los resultados de su expresión serán unos vinos frescos de DOC Rioja, con notas de flores blancas y cítricos, sumando a su complejidad el potencial de envejecimiento en barricas de roble.

Albet i Noya

En su bodega del Penedès Josep Maria y Toni Albet i Noya se lanzaron a un proyecto de variedades experimentales, que iniciaron en 1998 recogiendo siete variedades casi desaparecidas, fruto de un ambicioso estudio.  Las primeras siete variedades –cuatro blancas y tres tintas- se injertaron en 500 cepas de cada una, con la idea de vendimiarlos y vinificarlos por separado.

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Bajo nombres comerciales como Chardonel, Baron y Johanniter en los dos próximos años se podrán degustar vinos de estas variedades resistentes a los hongos, que permitirán una gestión más natural y sana de la vid y la elaboración de vinos ecológicos y menos costosos.

Hoy en día la bodega elabora un recomendado vino tinto de uva belat, una grata sorpresa que emana pureza y tradición. Es un gran descubrimiento, y estoy seguro que los vinos de belat se convertirá en el rey de la sutilidad. 

a.
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