Estos son los mejores lugares para celebrar el Día de la Croqueta

Sí, la croqueta tiene un día internacional, y es este 16 de enero. Estas son nuestras sugerencias para disfrutar de este plato emblemático en Madrid y Barcelona

En su origen la croqueta estaba catalogada como un alimento para pobres porque se hacía de las sobras de comidas como el cocido, la carn d’olla catalana o el pollo asado. En la actualidad, las tornas han cambiado. Incluso los locales más selectos de la gastronomía barcelonesa o madrileña las incluyen en sus lujosos menús.

La fama de este platillo es mundial, y este 16 de enero se conmemora el Día Internacional de la Croqueta. Estas son nuestras sugerencias para descubrir las mejores sitios de Barcelona y Madrid para degustarlas, y en variedades que oscilan entre los preparados tradicionales y otras más exóticas como sepia, roquefort, rabo de buey o ibéricos con leche de oveja.

10 Bodega de la Ardosa -- Colón, 13, Madrid

Si estás hambriento, La Ardosa es tu sitio. Puede que esté frecuentado y tengas que quedarte de pie, pero vale la pena. Su gama de croquetas es interminable. Las mejores son de cecina, bacalao y, cómo no, de jamón. Aunque su variedad incluye también una croqueta de cabrales y sus croquetitas de rabo de toro o choco. Las raciones son amplias y oscilan entre los 8,75 y los 10,95 euros en función del sabor que prefieras.
Sin embargo, lo que sería un sacrilegio es acudir a la Bodega de la Ardosa y no pedir, al menos, una ración de su espectacular tortilla de patatas. Su fama es reconocida en todo Madrid por ese estilo poco hecho, con cebolla, que se te deshace en la boca. Ineludible.

9 Taberna Leoncio -- Comandante Zorita, 42, Madrid

Este bar de raíces castellanas está especializado en carnes ibéricas y guisos caseros. La propietaria y cocinera también ha perfeccionado el cachopo asturiano y unas croquetas de jamón muy suaves.
La tapa de dos unidades cuesta tan solo 3,60 euros y viene acompañada de unas patatitas fritas caseras deliciosas. Además, y como es habitual en Madrid, la tabernera te servirá alguna tapa de más para acompañar tu bebida mientras escuchas conversaciones sobre mus y otros juegos de cartas.

8 Casa Palet -- Laforja, 9, Barcelona

Tocando al barrio de Gracia nace en 2009 el restaurante Casa Palet. Sin embargo, estamos ante un negocio de toda la vida. La tienda fue fundada en 1920 y, desde entonces, han vendido embutidos, quesos, carnes y muy buenos vinos. Decidieron dar un paso más. Mantener la venta al público y añadir el comedor, en la planta superior. Y entonces se lanzaron con las croquetas.
Cuentan con jamón ibérico del mejor y se nota en cada croqueta (1,50 euros cada una). Crujientes al principio, después se deshacen en la boca y deja poso el sofrito utilizado para potenciar su sabor. Como complementos perfectos tienen la tortilla de bacalao, su ensaladilla rusa con yuca, unos sabrosos calamares a la andaluza, los pies de cerdo o el rabo de toro deshuesado. Aunque si tenéis hambre no podéis dejar de pedir la hamburguesa a la piedra o el chuletón. Ambos de dimensiones siderales.  

7 Casa Alfonso -- Roger de Llúria 6, Barcelona

Posiblemente el lugar más emblemático de Barcelona para comer unas buenas croquetas. Se trata de una taberna histórica (1934) cuyo espacio, patrimonio arquitectónico de la ciudad, no sólo es frecuentado por paladares ávidos de nuevas experiencias culinarias sino que también suele ser utilizado para la grabación de spots publicitarios, películas y series de televisión, aprovechando ese aroma que desprende a principios de siglo XX.
Se trata de un restaurante especializado en charcutería y tapeo donde las croquetas tienen su propio espacio. Especialmente recomendable es la croqueta de rabo de buey al vino tinto, aunque la variedad que ofrecen es interminable: jamón de bellota tradicional, sepia en su tinta, cocido gallego, roquefort con almendras, gulas con langostinos al ajillo, pollo de corral, rape con gambas, escalibada catalana o morro de bacalao, entre otras. Ello sin olvidar, por supuesto, una de sus delicias de postre: la croqueta de chocolate negro. Van a 1,55 euros la unidad

6 Nubel -- Argumosa, 43, Madrid

Este sofisticado y moderno restaurante tiene una deliciosa ración de croquetas líquidas de jamón por ocho euros –tantos como croquetas te sirven en ese alargado plato verde que emula una hoja–, de esas que se te deshacen en la boca en cuanto las muerdes. Además, está situado junto al Museo Reina Sofía, donde los más inquietos podrán disfrutar distintas exposiciones de arte. Una vez devorada tu primera víctima, que puedes acompañar con calamares a la andaluza u otras interesantes sugerencias de la carta

5 Bambarol -- Santaló, 21, Barcelona

Y cuando piensas que ya nada te puede sorprender en Barcelona, un día pasas por la calle Santaló y encuentras el Bambarol. Presumen de sus croquetas de gambas, pero todavía no he tenido el gusto de probarlas porque las hacen una vez a la semana y “vuelan”. Las que no fallan son las de jamón ibérico (1,80 euros), cuyo proceso de producción dura tres días para lograr un profundo sabor a jamón (excesivo para algunos, ideal para un servidor). Renuevan la carta cada día en función del producto fresco de mercado, pero tienen platos maravillosos como la oreja estofada, fabes a la catalana, ensaladilla rusa, steak tartar y láminas de panceta crujiente con salsa.

4 Viavélez -- General Perón, 10, Madrid

Se comenta que en Viavélez pueden degustarse las mejores croquetas de jamón de todo Madrid. Cada croqueta cuesta dos euros y tienes dos variedades a elegir: las ya citadas de jamón y su croqueta de gambas, también maravillosa. Si pruebas esta última, que no te sorprenda encontrar un pedazo de gamba fresca en su interior. Llama la atención que son bastante blancas cuando, en muchos locales, las croquetas de gamba suelen ser más bien coloradas.
Pero si lo tuyo es la croqueta de jamón, prepara el paladar y relájate. Olvídate de las sabrosas patatas chip y esas deliciosas olivas que te sirven de acompañamiento con tu vino y céntrate en saborear poco a poco la, probablemente, bechamel más cremosa sobre la faz de la Tierra.

3 Vivanda -- Mayor de Sarrià, 134, Barcelona

Palabras mayores. Ya lo anticipan en su carta: La gran croqueta. Cuesta 2,20 euros y se encuentra en la calle Major de Sarrià. El establecimiento, que cuenta con una maravillosa terraza interior, tiene al chef Jordi Vilà como uno de los principales responsables de su cocina. Entre otros platos, destaca su arroz meloso de sepias pequeñas (negro), pero es dable remarcar la espectacularidad de su croqueta: con un crujiente rebozado, cargada de tacos de jamón en su interior, pero de textura suave y cremosa que dejan un resultado muy sabroso.

2 Arzábal -- Menéndez Pelayo, 13, Madrid

Es un restaurante más sofisticado de lo que piensas. La barra no es muy grande y suele estar repleta de gente. Si hace buen tiempo, la terraza es fabulosa y también tiene un buen comedor. Su oferta gastronómica es variada pero en cuanto pruebas las croquetas de ibérico con leche de Oveja Latxa no piensas en otra cosa. Son cremosas y muy sabrosas. Una auténtica maravilla.
También tienen croquetas de boletus, cuya ración, como las de jamón, cuesta 13 euros aunque vienen ocho unidades. Puede ser caro a primera vista –la ensaladilla rusa también cuesta 13 euros–, pero esas croquetas lo valen.

1 Coure -- Pasaje de Marimon, 20, Barcelona

Un homenaje al paladar. En el Pasaje de Marimon encontraréis una de las croquetas más exóticas y, sin duda, más sabrosas de toda Barcelona. Podéis degustarlas en la barra del local, donde exhibe todo su talento el chef catalán Albert Ventura. Su última croqueta suprema es de pollo al curry, aunque no os extrañe que la hayan cambiado en vuestra próxima visita. Son croquetas grandes, lo que explica su precio (3 euros), pero están perfectas en cuanto a fritura, textura, bechamel y sabor. Son, hoy por hoy, las croquetas más exclusivas de Barcelona.

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