Las mejores direcciones para ir de vinos en Barcelona

Bodegas, wine bars y vinotecas, Barcelona es la capital de un país de vinos y te damos todas las claves para disfrutarla al máximo

En Cataluña hay hasta 12 denominaciones de origen en las que se elaboran blancos, tintos, rosados y espumosos de enorme calidad, algunos de ellos producidos en comarcas muy próximas a Barcelona como, que se convierte así en el lugar perfecto para descubrirlos.

Bodegas, wine bars y vinotecas son los establecimientos, algunos de ellos centenarios, en los que sumergirse en la cultura vinícola del país, el complemento perfecto a cualquier visita o plan cultural, tanto para enoturistas declarados como para amantes de la buena mesa.

Disfruta de un buen vino en Can Calopa, la única bodega urbana de Barcelona. Foto: Turisme de Barcelona.

Disfrutar de un buen vino en Barcelona es, además, una experiencia que te adentra en la historia y el patrimonio, que se puede alternar con su riqueza arquitectónica o con su variada propuesta cultural.

Del wine bar más moderno a la bodega con más solera pasando por el único viñedo urbano de la ciudad o las mesas que sirven los más exquisitos menús maridados, aquí te damos todas las direcciones y tips para diseñar la mejor ruta de vinos en Barcelona.

Barcelona, puerta de entrada al vino catalán

Las raíces de la cultura vinícola catalana se remontan a los griegos, los responsables de introducir el cultivo de la vid en este territorio.

Gracias a unas condiciones climáticas excepcionales y las condiciones de cada terroir, las viñas han seguido dando sus frutos en comarcas como Penedès, Pla de Bages y Alella, muy próximas a Barcelona.

También a poca distancia de la ciudad existen bodegas que producen cava, el vino espumoso con denominación de origen protegida.

Sin ir tan lejos -y aunque parezca increíble-, también se puede pasear entre viñas sin salir de Barcelona, en el único viñedo urbano de la ciudad que se ubica en Collserola.

Además, Barcelona acoge importantes eventos relacionados con el vino, desde la Semana del Vino Catalán a la Barcelona Wine Week.

Con todo, Barcelona se configura como la puerta de entrada perfecta al mundo del vino catalán, un universo al que podemos acercarnos de distintas maneras que van desde observar un paisaje de viñedos a participar en una cata de vinos, disfrutar de un menú maridado o saborear una copa en un establecimiento que es parte de la historia.

De bodegas antiguas y modernos 'wine bars'

Si se trata de bucear en la historia y las raíces del vino, lo mejor es poner rumbo a los establecimientos que nos remontan a tiempos pasados; tiempos en que el vino se vendía a granel y la vida tenía otros ritmos.

Es el caso de Bodega Nulles (Nàpols, 239), fundada como tienda de comestibles en los años veinte del siglo pasado y hoy regentada por la tercera generación de una familia que vive el vino, pero también la gastronomía catalana con pasión. No te pierdas su selección de quesos artesanos y embutidos.

La ruta continúa en Verol (Mallorca, 290), en el Eixample barcelonés. Haciendo honor a su nombre –verol se refiere en catalán el proceso de maduración de la uva y el cambio de color que experimenta-, además de una gran sonrisa encontrarás una selección de vinos y otros productos gourmet, con especial atención a los productores artesanales de Cataluña y con buena relación calidad-precio.

En muchas tiendas especializadas sirven también vino por copas. Foto: Turisme de Barcelona.

En el Born encontramos, Vila Viniteca (Agullers, 7), una de las tiendas especializadas en vinos y destilados de calidad con una mayor selección de Europa. Fundada en 1932 y hoy regentada por la tercera generación, además de representar en exclusiva a algunas de las mejores bodegas, realiza catas y degustaciones de la mano de sus sumilleres y de los viticultores y enólogos más reputados.

Tampoco te pierdas Bodega Bonay (Gran Via Corts Catalanes, 700), especializada en productos locales y vinos naturales que su sumiller, David Amat, localiza en todos los rincones del globo para ofrecer auténticos tesoros que después se maridan con sabores autóctonos y platos que homenajean la tradición culinaria catalana. Imprescindible.

Para comprar (y saborear)

Otra opción pasa por acercarse a una tienda especializada en la que, en la mayoría de ocasiones, se puede degustar vino por copas (entre muchos otros tesoros gourmet).

Entre los clásicos encontramos Celler de Gelida (Vallespir, 65) abierto nada menos que en 1895. Desde entonces y pasando de padres a hijos, la familia Falgueras recopila la mejor variedad de vinos y licores de todo el mundo en un catálogo que cuenta con más de 5.000 referencias.

Nos vamos al barrio de Poblenou y a DVI Vinoteca (Marià Aguiló, 120) donde encontramos un espacio acogedor donde casi podemos viajar a otros climas y a otros territorios gracias a su selección de vinos y a las explicaciones de Gerard y David, sumilleres que dominan a la perfección todo el inventario y que saben recomendar la referencia precisa para hacer brillar la comida.

Siempre con especial atención a los vinos de casa y a los proyectos de agricultura sostenible, este espacio es, además de una tienda, un lugar de divulgación donde se organizan regularmente catas abiertas a todo el mundo.

En el Eixample, La Vinícola (Girona, 123) es un espacio de 150 m2 totalmente volcados con el vino y la cultura. Aquí se pueden encontrar todas las denominaciones de origen catalanas, de norte a sur, así como de otros lugares del mundo. Además, se organizan catas en las que se prioriza dar a conocer vinos de pequeña producción y de proximidad.

Terminamos el recorrido en Vinus Vinis (Maragall, 334 bis), una tienda familiar especializada en vinos españoles (los mejor clasificados en la guía Parker), pero también licores y productos gastronómicos gourmet, como los mejores jamones ibéricos de bellota.

Las mejores mesas para disfrutar del vino

Si lo que buscas es una buena mesa en la que, además, disfrutar de alguna joya vinícola, las opciones se multiplican.

Desde los platos tradicionales en un restaurante modernista como Fonda España (Sant Pau, 9 y 11), a la cocina de autor en Windsor (Corsega, 286) que puedes probar con excelentes maridajes en un exuberante jardín, son tantas las propuestas que a veces lo difícil es escoger.

Entre nuestras recomendaciones, Nectari (Carrer de València, 28), donde dejarse llevar por su cocina de producto, moderna e imaginativa. Más que la fusión de sabores, las técnicas con artificios o las texturas complejas, aquí prima el producto autóctono de calidad y, sobre todo, de temporada, que se acompaña de una extraordinaria carta de vinos.

Destacados restaurantes ofrecen menús maridados. Foto: Turisme de Barcelona.

En la plaza del Doctor Andreu, en la zona de Sarrià – Sant Gervasi, nos decantamos por La Venta, un histórico restaurante barcelonés que propone una cocina tradicional y de mercado que se sirve en una casa modernista de principios de siglo XX a los pies del Tibidabo, por lo que cuenta con vistas espectaculares de la ciudad. No te pierdas el menú degustación con maridaje de vinos.

Por su parte, Can Ramonet (Maquinista,17) es un clásico del barrio de la Barceloneta que tiene sus orígenes en una taberna fundada en el siglo XVIII. Este ‘restaurante de toda la vida’ mantiene su esencia, especialmente en cuanto a trato cercano y comida casera, que se elabora con ingredientes del mar y de los productos frescos, de calidad y de proximidad. Para el picoteo, atrévete con unas tapas acompañadas de un buen vino servido en el clásico porrón.

Cuando el original se quedó pequeño para atender a sus clientes, abrió sus puertas El Nou Ramonet (Carbonell, 5) otra buena opción en la Barceloneta e igualmente vinculado a la cocina catalana, tradicional y marinera.

Además, restaurantes del más alto nivel con estrellas Michelin ofrecen menús destacados con aires autóctonos y exquisitos maridajes. Es el caso de Cinc Sentits (Entença, 60), Disfrutar (Villarroel, 163), Via Veneto (Ganduxer, 10) o Xerta (Corsega, 289). No te arrepentirás, palabra.

¿Un viñedo en Barcelona?

Para encontrarse con el mundo del vino, nada como participar en experiencias tan sorprendentes como visitar la única bodega urbana de Barcelona, Can Calopa-L’Olivera Cooperativa, que también es la única con viñedos en la propia ciudad.

En el parque de Collserola, Can Calopa de Dalt permite recorrer las viñas, conocer el proceso de cultivo ecológico del vino y, cómo no, probar sus vinos en el nuevo espacio La Vinoteca de Can Calopa, que además desarrolla su labor dando trabajo a personas con discapacidad y con riesgo de exclusión social.

Cerca de Barcelona se pueden visitar decenas de bodegas. Foto: Turisme de Barcelona.

Otra opción para realizar enoturismo sin salir de la ciudad pasa por realizar una visita guiada al barrio gótico con degustación de tapas y vinos. La visita combina la historia de la ciudad que se desgrana siguiendo el hilo conductor de la gastronomía y la degustación de tapas y vinos en diferentes locales destacados de Ciutat Vella con una buena relación calidad-precio.

¿Qué tal degustar una copa de vino mirando el atardecer en un velero? Pues también es posible en Barcelona gracias a los tours que zarpan del Port Vell y navegan por la costa barcelonesa mientras el sol cae y el skyline cambia de color.