Cómo maridar Asturias, Barcelona y Granada con la cerveza

El chef asturiano Nacho Manzano propone un original maridaje de sus creaciones con cerveza Alhambra en un local cercano a la Boquería

Es un triángulo gastronómico y cultural entre Barcelona, Asturias y Granada: hablamos de la unión de la cocina del chef asturiano Nacho Manzano con platos armonizados con diferentes variedades de la Cerveza Alhambra, nacidas cerca de la famosa ciudadela mozárabe andaluza. Y el punto de encuentro ha sido La Cuina de la Boquería, a pocos pasos del mercado más emblemático de la capital catalana.

Manzano cuenta con tres estrellas Michelin: dos de la Casa Marcial en Arriondas y una de La Salgar de Gijón, además de contar con un amplio bagaje que ha obtenido como chef ejecutivo del grupo Ibérica Restaurants, en el Reino Unido. Este chef es un auténtico embajador de la gastronomía española en las islas británicas, donde en sus locales se suelen ofrecer calçots, chocolates con churros y otras degustaciones típicas.

Las claves para degustar una cerveza

Pero volvamos a la cena de Barcelona. Allí se explicó cómo se debe servir correctamente una cerveza, para que el escudo protector de la espuma evite la evaporación de los aromas.

Alhambra desplegó su catálogo de variedades: la Especial es una lager de color dorado brillante, con aromas a cereal tostado y frutas como la manzana y el plátano, su sabor es equilibrado entre el dulce de los cereales tostados y el caramelo, recuerda a las frutas verdes y las florales del lúpulo con el contrapunto de amargor. La Reserva 1925 es una extra lager de color ámbar dorado, con aromas a cereal, frutales, florales y especiados propios del lúpulo de Saaz, de sabor es intenso pero refrescante a la vez. Por último, la Roja, que oscila entre este color y un tono hacia el cobre antiguo, tiene aromas de cereal tostado y manzana verde, en boca su sabor es voluptuoso y penetrante para aparecer en última instancia el cereal.

Las pequeñas artesanías gastronómicas del chef Manzano

Las diferentes cervezas se presentaron con pequeñas obras maestras de la mano de Manzano. Entre los aperitivos, la Alhambra Especial prologó a unos magníficos oricios servidos en una holandesa acidulada y aromáticos sobre yogur; y unos kataifi de centollo y nem de papada, langostinos y finas hierbas.

Como platos principales, la Alhambra Reserva 1925 maridó con una alcachofa rustida con emulsión de codium y callos de bacalao con agua de vegetación de pimientos, pil-pil y lentejas al comino.

Luego le siguió la terrina de jabalí con sus destrozos ennoviada, matizada con una Alhambra Reserva Roja.

De postre, ya sin estas bebidas, se ha degustado una suave crema de yogur con espuma de guisantes y albahaca. Y un detalle a tener en cuenta: el pan, como no podía se de otra manera, se elaboró con cerveza, en donde se percibía las notas ácidas y el aroma a levadura.

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