Chapeau 1987: Mallorca condensada en 12 cócteles exclusivos

Con el barman Matías Iriarte al frente, el establecimiento sintetiza los sabores del mar, el pla y la serra de Tramuntana en una colección de cócteles que invitan a saborear Mallorca

Foto: Nando Esteva | Chapeau 1987.

¿A qué sabe Mallorca? Desde luego a aceite de oliva y a aceitunas, a almendras y a miel, a quesos y embutidos; sabe a platos como el trempó, su apetitosa ensalada de cebolla, pimiento blanco mallorquín y tomate; sabe a higos y a melón; a madroños, níscalos y carne de caza; a naranjas y algarrobas; a albaricoques y sal.

Cuando se dispuso a crear la nueva carta de cócteles, el equipo de Chapeau 1987 tenía en la cabeza concentrar todos esos sabores, pero quería algo más: “queríamos hacer sentir la arena entre las manos, olor a salitre y a crema solar, a todo lo que representan Mallorca”.

Lo explica Matías Iriarte, aplaudido barman argentino y responsable, junto a Charles Harrington-Clarke y Borja Triñanes, de la emblemática coctelería ubicada en Paseo Mallorca, en la ciudad de Palma. Sucede que en pleno proceso creativo sobrevino una pandemia que cerró a cal y canto nuestro mundo. Y eso, en lugar de ser un hándicap, acabó siendo el empujón definitivo a una carta “que empieza y acaba en el producto local”.

Foto: Nando Esteva | Chapeau 1987.

Cócteles en tiempos de covid

Entusiasmado, y antes de darnos a probar los cócteles, en el marco de una presentación de la isla de Mallorca en Madrid, Iriarte continúa: “hicimos una carta que busca sorprender con lo cotidiano, aplicar procesos nuevos a productos de toda la vida, huir de las tendencias, investigar el símil local del producto local y, en suma, lograr una conexión emocional con el sabor, aderezado por la sorpresa en la preparación”.

‘Paisajes de Mallorca’ Una carta en Instagram convierte en versión líquida sabores de la Tramuntana, el pla y el mar

El encierro les hizo ver aún más clara la importancia de la economía local, buscaron nuevas colaboraciones y proveedores que no se limitan solo al producto. “Gracias a la pandemia pudimos contar con la fotografía de Nando Esteva que, de otro modo, hubiera estado trabajando en Nueva York o en cualquier otro lugar del mundo”.

En línea con el ‘efecto wow’ que buscan con sus cócteles, otras de las colaboraciones que les enorgullecen son las de artesanos, como el ceramista Pere Coll (colaborador habitual del artista Miquel Barceló), responsable de los vasos en los que se sirven algunas de las propuestas, como su Somera de Tramuntana o el ya famoso Laid on the beach. “Cada uno de los vasos ha salido directamente de sus manos”, apostilla el barman.

Mejor carta de cócteles de España

La fábrica de vidrio Lafiore, mallorquina, también está presente. “En el camino a Valldemossa, donde los olivos todo lo inundan hasta llegar a Deià, los artesanos del vidrio de Lafiore han creado un vaso para que tengas la sensación de acariciar Tramuntana”, explican en la carta.

Una carta, la de Paisajes de Mallorca, que se diseñó directamente para Instagram -no la encontrarás en papel, ni en pdf, ni siquiera en un código QR-, donde las historias de cada uno de los 12 cócteles que la integran –y que reflejan el mar, el pla y la Serra de Tramuntana- se combinan con las hermosas fotografías de Esteva y el detalle de las preparaciones de las bebidas.

Pere Coll crea artesanalmente cada uno de los vasos. Foto: Nando Esteva | Chapeau 1987.

Presentada el pasado verano, apenas iniciada la desescalada y el inicio de lo que -pensábamos- era la ‘nueva normalidad’, Paisajes de Mallorca se alzó con el premio a la mejor carta de cócteles de España, un premio otorgado por los profesionales del sector en el certamen Fibar Valladolid 2020, celebrado en noviembre y, en esta ocasión, de manera virtual.

Se trata del segundo premio de esta entidad al equipo creativo de la carta de Chapeau 1987, el mismo que en 2016 obtuvo el reconocimiento a la mejor carta de España de cócteles para Ginbo, coctelería del mismo grupo.

Un cóctel que sabe a playa

La carta de Chapeau 1987 engloba 12 cócteles divididos en tres categorías, cada una dedicada a uno de los paisajes de Mallorca: el mar, el pla y la Serra de Tramuntana. No son solo sabores; como el prestigioso fotógrafo publicitario Nando Esteva ha logrado captar, son también colores y texturas.

Trempó Tonic. Foto: Nando Esteva | Chapeau 1987.

“¿Cómo puedes traducir a líquido respirar el aire fresco de la Serra de Tramuntana, o caminar por la arena de la playa?” apunta Iriarte. Era era la pregunta; la respuesta, añade, “el producto local”. Melón, miel, albaricoques, aceitunas, hinojo marino, tomate de ramallet o sandía son algunos de los ingredientes, a los que se unen grandes dosis de conocimiento de coctelería clásica y de técnica, pero también de oficio y de creatividad.

El toque playero perfecto del ‘Laid on the beach’ se lo da un perfume comestible creado expresamente por el equipo de Chapeau 1987 con esencia de Hawaian Tropic

El resultado se materializa en cócteles como el mencionado Laid on the beach, que representa el mar. Una bebida que te transporta a la playa, al aroma dulzón de la crema solar y el perfume de coco. Refrescante y tropical, servido en una de las piezas de cerámica de Pere Coll que recuerda al tacto de la arena, lleva zumo de melón de temporada centrifugado, Bacardi Maestros, coco salado y un perfume comestible creado con esencia de Hawaian Tropic -sí, el mítico protector solar-.

Como representante del pla y también con un punto veraniego nos quedamos con Trempó Tonic. En homenaje a la ensalada por antonomasia del verano mallorquín, el cóctel ofrece un trago “vegetal, refescante y, sobre todo, muy sabroso”, explica la carta. Se trata de un gintonic de Suau con pimiento blanco, el frescor perfecto del cordial de agua de tomate ramallet centrifugado, tónica, cebolla encurtida y un toque de hinojo en vaso de Libbey recto.

Por último, en representación de la Serra de Tramuntana, por cierto Patrimonio Mundial por la Unesco desde 2011, destaca el cóctel Olivares y limones. Una propuesta creada para “que tengas la sensación de acariciar Tramuntana”, señalan sus creadores. Los 90 km, 20 municipios y más de 1.000 km2 que la componen, casi un 30% del territorio de Mallorca, se han sintetizado en un cóctel para el que se han redestilado aceitunas negras al estilo mallorquín -pansides- y se han macerado limones y aceitunas partidas –trencades- para generar un oleosacharum refrescante y cítrico. Un toque de Bombay Sapphire, un golpe de oloroso y un punto de aceite de oliva mallorquín ponen el broche a un trago “complejo, cítrico y de paso muy ligero». Hará que repitas, garantizado.

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