Los vinos de Sevilla también existen. Y crecen con fuerza

Rodeada por denominaciones de origen gigantescas como Jerez, Montilla Moriles y Málaga, Sevilla se empeña en crecer con vinos de cada vez mayor calidad

A pesar de su milenaria historia los vinos de Sevilla han quedado eclipsados por otras DO vecinas. Pero el trabajo de las bodegas regionales está rindiendo sus frutos, con originales viticultores cada vez más jóvenes y preparados, a la espera que surja una denominación de origen específica que cobije sus regiones productivas.

Las vides sevillanas se reparten entre las estibaciones de Sierra Morena, donde comparten suelo con dehesas y monte bajo, hasta la Campiña en terrenos más llanos y secos, que propicia la diversificación de los diferentes tipos de vinos, con identidades y caracteres propios.

Los orígenes del vino sevillano

La producción de vinos en la provincia de Sevilla tiene milenios de historia, con raíces en la época fenicia y un importante desarrollo en la época romana.

Existen restos de villas con enormes extensiones de viñedos de los que se extraían mostos que se consumían como vinos en Hispania, pero también se exportaban a gran parte del amplio imperio romano.

Así se ve en el Lagar de Osset, actual centro de interpretación arqueológica de San Juan de Aznalfarache, datado en el siglo III a.C.; un lugar en donde se elaboraba y guardaba un vino, probablemente un blanco joven y no envejecido.

En las bodegas de Sevilla hay originales viticultores cada vez más jóvenes y preparados

El vino sevillano se desarrolló con fuerza en la Edad Moderna, en las zonas productoras de la Sierra Morena (o la Sierra Norte), el Aljarafe y el Bajo Guadalquivir, hasta que llegó la filoxera y con ella la ruina de las viñas, que en Sevilla (a diferencia de los territorios vecinos con sus poderosas DO) se mantuvo durante decenios.

Sierra Norte, o la bodega de Sevilla

La tradición vitivinícola de la Sierra Morena sevillana se remonta a los siglos XV, XVI y XVII, cuando se exportaba a América. 

Tras la filoxera se relanzó la viticultura, sobre todo en Cazalla de la Sierra y en Constantina, aunque volvería a caer el interés y a renacer al fin con fuerza a finales de siglo XX. 

La combinación de tierras y clima hacen propicias estas tierras para el cultivo de cepas de tempranillo, cabernet franc, syrah, merlot, pinot noir, cabernet sauvignon, chardonnay y viognier.

Aljarafe: mucho más que mosto

Esta es una franja de tierra que rodea el oeste de Sevilla, con 24 pueblos, y aproximadamente 500 kilómetros cuadrados de extensión, entre los ríos Guadiamar y Guadalquivir.

Su clima mediterráneo y su ubicación a 120 metros sobre el nivel del mar la convierten en tierras propicias para el cultivo de la vid en las localidades de Espartinas, Umbrete y Villanueva del Ariscal.

Allí las variedades más características son la zalema, la garrido fino, la palomina y la Pedro Ximénez y, en menor cantidad, la garnacha. Es además famoso su mosto, sobre todo el achampañado.

Bajo Guadalquivir, Doñana: la esencia del vino

Está en el sur de la capital y tiene municipios con tradición vinícola como Los Palacios y Villafranca, Lebrija y Utrera, muy próximos al Marco de Jerez, con una altitud que no supera los ocho metros. 

Precisamente es en Lebrija, en las Marismas del río Guadalquivir, cerca del Atlántico donde una leyenda cuenta que fue fundada por el dios Baco. Las variedades de estos viñedos son palomino, Pedro Ximénez, moscatel, airen y zalema, que elaboran vinos blancos jóvenes.

Pero la mayor cantidad de producción corresponde a los vinos generosos, como los finos y manzanillas de Jerez y Sanlúcar, yolorosos y dulces,muchos de ellos premiados internacionalmente.

La Campiña: destilando gastronomía

El Genil fertiliza esta extensa llanura de la depresión del Guadalquivir, famosa por su producción de mantecados que ha visto pasar antiguas civilizaciones productoras de vino. 

En la Campiña sevillana se concentran una gran cantidad de destilerías que cuentan con alambiques centenarios

Carmona, Fuentes de Andalucía, Pruna, Arahal y Estepa son beneficiarios del paso de este río y poseen una amplia tradición vitivinícola. En la Campiña sevillana se concentran una gran cantidad de destilerías que cuentan con alambiques centenarios.

Bodegas para conocer los vinos de Sevilla

Florum Vermut: el proyecto se remonta a finales de los 60, cuando José Fernández de Mera, enólogo de la bodega, trabajó en Tarragona especializándose en la elaboración de  vermut.

A finales del 2015 nace la bodega especializada en vermut artesanal en Alcalá de Guadaira (Sevilla) con Florum Rojo y Florum Blanco.

Blanca Parejo: bodega familiar de reciente creación, que se ubica en Los Palacios y elabora vinos varietales con uvas ecológicas de viñedos propios en dos fincas: El Morisco con dos variedades blancas (viognier y vijiriega) y La Dormida en Utrera, con tres variedades tintas (syrah, petit verdot y mollar cano).

Las Bodegas Halcón datan de principios del siglo XVIII, donde han pasado personalidades como Pío Baroja, Fernando Villalón o Azorín

Bodegas Halcón: datan de 1711, cuando se levantó en el siglo XVIII por encargo de los Diosdado, pasando después al linaje de San Gil, que comienza la tradición bodeguera de la familia.

Ellos mantuvieron el sistema jerezano de criaderas y soleras con mezcla de añadas, sin separar por años.

Por la bodega de gran extensión han pasado personalidades como Pío Baroja, Fernando Villalón o Azorín.

González Palacios: es una bodega familiar de 1960 ubicada en Lebrija, ubicada en una situación privilegiada a orillas del Guadalquivir y a tan solo unos kilómetros del mar.

Esta situación la hacen idónea para la producción y elaboración de vinos que, al amparo de la D.O.P. Lebrija (la única DO de vinos de Sevilla) también pertenecen a la D.O. Jerez-Xerez-Sherry.

Bodegas Salado:se encuentra ubicada en Lebrija, a orillas del Guadalquivir y a tan sólo unos pocos kilómetros del mar.

Tiene 200 años de antigüedad, posee viñedos propios que elaboran su famoso mosto y sus vinos generosos de crianza en solera y tintos y blancos de crianza en madera de roble.

La crianza y el envejecimiento se realiza en botas de roble americano con el sistema de criaderas. 

Colonias de Galeón: ubicada en en Cazalla de la Sierra, en la Sierra Norte de Sevilla, , sobre laderas de suelo poco fértil, y a 700 metros de altitud.

Estas tierras tienen una fuerte oscilación térmica entre día y noche. La combinación de sol y pluviosidad son ideales para conseguir vinos de calidad a partir de variedades como cabernet franc, merlot, syrah, pinot noir, tempranillo y chardonnay. 

Fuente Reina: ubicada en Constantina y fundada en 1930, fue pionera en producir el primer tinto andaluz embotellado, el Fuenterreina, Tinto Andaluz, reserva de 1943.

Hoy es IGP de Tierra de la Sierra Norte y con su Torre Beraun demuestra que Sevilla puede hacer un gran tinto de guarda.

a.
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