Un vino envuelto en las nieblas de la historia medieval

Mejor no se puede empezar: dos oros Chardonnay du Monde premian las dos primeras añadas de Sons de Prades

Disfrutar de este vino joven y fresco, envejecido durante meses, es gozar de un recién llegado al panorama de los vinos de alta gama, envuelto en nebulosas del pasado, y es también la suma de lo que aportan un paisaje, un territorio, un clima y unas tradiciones que entroncan con la Edad Media y con los monjes cistercienses que, precisamente, introdujeron los viñedos en la Conca de Barberà.  

Estas palabras, reproducidas en la contraetiqueta, definen con certeza un vino extraordinario: ‘’Entre el silencio del valle y las frías nieblas de la madrugada, resuena solitario repique de campanas lejanas. Es el símbolo ancestral que anuncia los primeros rayos de sol que dibujan la Serra de Prades. Las viñas de Milmanda se despiertan poco a poco y recuerdan los cánticos de antiguos monasterios, el cuerno de caza real y el murmullo de los vendimiadores. Son sonidos de nuestro pasado: Sons de Prades’’. 

Recuerdos de monasterios y castillos

El nombre Sons de Prades hace referencia a la sierra que se divisa desde el Castillo de Milmanda y evoca el encanto de esta tierra legendaria, silenciosa, perfumada con aromas de romero, tomillo o enebro, tan propios del Mediterráneo. Un territorio de gran valor paisajístico, histórico y cultural, declarado Espacio de Interés Natural por la Generalitat de Cataluña que alberga, a su vez, el Monasterio de Santa Maria de Poblet.

En la etiqueta del nuevo vino de la Familia Torres se ha plasmado, con trazos delicados, la imagen bucólica de las viñas de Milmanda que rodean el castillo, y también aparecen el Monasterio de Poblet y las montañas de Prades en el horizonte.SONS DE PRADES B

También incluye el escudo que corona la puerta principal del castillo, perteneciente a Ponç de Copons, quien también fue abad del poderoso monasterio de Poblet e impulsó, en el siglo XIV, la construcción de la torre de defensa de Milmanda, entonces propiedad del monasterio. Milmanda formaba parte de una ruta de castillos medievales que daban cobijo a los cristianos en la alta Edad Media. En el siglo XII llegó la paz a estas tierras y se reinició el cultivo de la vid.

El castillo de Milmanda se asienta en una tierra privilegiada, con una historia vitivinícola que se remonta a los romanos. Perteneció a la orden del Císter, originaria de la Côte d’Or, en Borgoña, precisamente cuna de la chardonnay, y, desde 1174, se incorporó a las posesiones del Monasterio de Poblet, cuyos monjes retomaron el cultivo de la vid. La Família Torres adquirió la fortificación y los terrenos colindantes en 1975, emprendiendo una minuciosa restauración de todo el conjunto incluyendo los viñedos.

SONS DE PRADES A

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