Un grande con pasaporte chileno

Santa Digna impulsó la entrada de la modernidad en la viticultura de Chile

La historia de Santa Digna es la del primer capítulo de una revolución vitivinícola que removió la antaño plácida y limitada, viticultura chilena, hasta convertir al país andino en una de las potencias mundiales del vino en cuanto a calidad, tecnología y exportación.

Miguel Torres, cuarta generación de la familia de viticultores, llegó a Chile en 1979 buscando territorios del hemisferio sur que fueran capaces de producir grandes vinos de calidad a partir de condiciones geográficas y climáticas idóneas. También buscaba implementar las tecnologías de producción más avanzados, con la garantía añadida de una historia importante en la cultura vitivinícola europea. 

Tras elaborados estudios Miguel Torres adquirió sus primeras 100 hectáreas en Maquehua en el Valle de Curicó, en la zona de los valles centrales de Chile, entre los Andes y el Océano Pacífico. Allí estableció la primera empresa vitivinícola extranjera creada en el país andino y fundó Santa Digna, su primera marca en Chile, en donde inició las labores de cultivo de variedades que pudieran adaptarse al terreno y al clima. 

La revolución de Torres

Una cronología de la actuación de Miguel Torres Chile permite acercarse a una gran revolución tecnológica protagonizada por esta empresa, desde la implantación de las primeras cubas de acero inoxidable para fermentación en Chile y de barricas de roble francés para envejecimiento del vino, hasta la llegada de la certificación Fair Trade (comercio justo).

Además ha logrado que todos los viñedos estén asimilados a la viticultura orgánica junto con la apuesta por el cuidado y la protección del medio ambiente y la biodiversidad, además de un rescate de variedades ancestrales que habían quedado olvidadas.

El nombre de Santa Digna se inspira en las cruces de término que servían para delimitar territorios, todo un símbolo de la fortuna y protección para los que iniciaban un largo viaje.

Estamos frente a un vino exquisito que permite viajar a Chile en el recuerdo sensorial y organoléptico, a partir de su intensa personalidad y carácter indiscutiblemente andinos.

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Un vino ligado a la tierra

Este cabernet sauvignon está íntimamente vinculado a la orografía que se extiende desde los Andes hasta el Pacífico, con una importante implicación con ese clima singular que deja su impronta en una estructura majestuosa.

También presenta en un cuerpo pleno que, sin embargo, no es obstáculo para que Santa Digna sea también un vino elegante que despliega sus taninos con indiscutible presencia, pero al tiempo envueltos de una finura que garantiza una grata y prolongada evolución en el paladar.

Santa Digna no es solamente un vino para maridar con comidas, es un producto que debido a su intensidad, inmediatez y sinceridad pueda acompañar de forma ideal asados, embutidos, ahumados o platos cercanos al terruño, directos, potentes, poco sofisticados.

De hecho, Santa Digna también se deja querer para ser valorado en su espléndida magnitud, solo, con sus bellos tonos rojo de fuego en copa, sugerentes de una y mil experiencias, con su densidad y con su presencia como cómplice protagonista de momentos especiales. Vino 2

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