Así es la bodega checa que convierte su techo en un anfiteatro

En la región de Moravia, la estructura ondulante que recubre la bodega Lahofer se transforma en un anfiteatro listo para acoger todo tipo de eventos culturales

Bodega Lahofer, en Moravia. Foto: Chybik + Kristof.

¿Están reñidos naturaleza y cultura? Lo cierto es que no hay muchas instituciones culturales en medio del campo, el medio natural, eso sí, de las bodegas, como esta en la región checa de Moravia que ha aprovechado la cubierta de su nueva estructura para crear un teatro con gradas en el que ofrecer una nueva experiencia a sus visitantes.

Nacida en 2003 en la localidad de Znojmo, Lahofer ha crecido hasta convertirse en uno de los mayores viticultores de Chequia, con una producción anual de 800.000 botellas, viñedos propios y su propio hotel.

El pasado 1 de junio, además, inauguraron el que es ya su buque insignia, una nueva bodega ubicada entre los pueblos de Dobšice y Suchohrdly con un concepto revolucionario que busca fusionar el edificio con el entorno de viñas, y además generar un espacio dinámico y abierto que invite a los visitantes a descubrir nuevas experiencias en torno al vino.

La bodega-teatro

Diseñada por el estudio Chybik + Kristof, la estructura cuenta con tres edificios interconectados que contienen las dependencias para la vinificación, espacios administrativos y un centro de visitantes con sala de catas. Sobre este último, accesible a través de unas escaleras, el techo se inclina y desciende a través de amplias gradas que aterrizan en el suelo, dando lugar a un anfiteatro que se ubica entre los espacios públicos de la bodega y los destinados a la elaboración del vino.

Bodega Lahofer. Foto: Alex Shoots Buildings.

La estructura escalonada se integra a la perfección en el entorno, dominado por las ordenadas hileras de viñedos que se pierden en el horizonte.

Lahofer planea emplear el lugar como un espacio comunitario donde celebrar actuaciones, representaciones teatrales o celebraciones.

Arcadas interiores

En el interior, grandes arcos delimitan los espacios, un homenaje a las bodegas típicas de la zona de Moravia, que presentan este tipo de arcadas, aunque renovados gracias al empleo de materiales como el hormigón, el cristal y la madera.

Bodega Lahofer. Foto: Laurian Ghinitoiu.

Dentro del centro de visitantes, los arcos de hormigón guardan la misma distancia que en el exterior separa las hileras de viñas. Se trata de un recurso, explican los arquitectos Ondřej Chybík y Michal Krištof, que guía la mirada del público hacia los campos, visibles a través de grandes cristaleras suelo a techo que conforman una de las fachadas de la sala de catas y aportan gran cantidad de luz natural.

El techo, además, está decorado con una gran obra de arte que refleja los colores del terruño y que firma el artista local Patrik Hábl.

La bodega está diseñada en torno a la experiencia de los visitantes. Foto: Laurian Ghinitoiu.

Forma y función

Respecto a los espacios que orientan a la producción del vino, la fermentación, el envejecimiento y el embotellado cuentan con su propio acceso y están adaptados a las funciones que albergan, así como a facilitar la labor de los trabajadores.

“Las salas de fermentación no se iluminan de forma natural ya que esto afectaría mucho a la temperatura y posteriormente a los vinos, mientras que los espacios de embotellado y las áreas donde los trabajadores están presentes durante el día sí”, explican los arquitectos.

Foto: Alex Shoots Buildings.

El conjunto se completa con una tienda de vinos que sigue las líneas de diseño del resto de instalaciones y que, como el resto de espacios, del anfiteatro a la sala de catas, prima la experiencia del visitante, “esencial para la comprensión y apreciación de los vinos”.

a.
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