Viaje hasta la isla más remota del mundo

La isla de Pitcairn, a más de 6.000 km de Nueva Zelanda, es el sitio habitado más remoto del planeta, ideal para los que busquen desconectar del mundo

Si alguien quiere aislarse del mundo, y buscar el sitio más remoto del planeta, debería buscar en el globo terráqueo un pequeño archipiélago rocoso en medio de la soledad del océano Pacífico, a más de 2.100 kilómetros de Tahití, 6.000 de Nueva Zelanda y otros 2.000 kilómetros hasta la Isla de Pascua.

Por aquí no pasa ninguna ruta aérea ni marítima. Sin embargo, en esta isla viven 60 personas en Adamstown, que tiene el mérito de ser la capital menos habitada del mundo.

La mayoría de sus habitantes son descendientes del Bounty, un barco británico que en 1789 pasó por uno de los motines más famosos de la historia de la náutica. En 1789 la tripulación de la embarcación se amotinó y el capitán William Bligh y otros marinos fueron abandonados en un pequeño bote, con algunos barriles de agua y algo de comida. Tras 41 días de travesía la chalupa pudo llegar a tierra firme en la isla de Timor con tan solo una perdida humana.

Fletcher Christian, líder de la rebelión y los hombres que quedaron en el Bounty llegarían días después a la isla de Pitcairn, donde construyeron cabañas con la madera del velero. Lejos de las rutas náuticas, el lugar era ideal para escapar de la justicia británica. Y allí los amotinados formaron familia con las mujeres tahitianas que se sumaron a la travesía.

Habitantes de Pitcairn
Estos son los menos de 60 habitantes de la isla de Pitcairn. 

Un viaje hasta Pitcairn

Para referirse a Pitcairn oficialmente, se debe hablar en plural. Las Pitcairn son de hecho un archipiélago volcánico de cinco islas e islotes, de soberanía británica, y forma parte de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.

Adamstown, con 60 habitantes, es la capital menos poblada del mundo. 

Pitcairn, con 4,5 kilómetros cuadrados, es la única habitada. Las otras islas son Ducie, Sandy, Oeno y Henderson, que es la más grande. Ningún avión, ni siquiera la avioneta más pequeña puede aterrizar en el escarpado terreno insultar. Por ello, para llegar hay que navegar, y mucho.

Un viaje de aproximadamente día y medio, en un velero sencillo, separa a la remota isla del pequeño archipiélago de Gambier, perteneciente a la Polinesia Francesa, y donde se encuentra el aeropuerto más cercano a Pitcairn. El velero atracará en la Bahía de Bounty, donde está la villa de Adamstown. Cada dos semanas, un carguero acerca provisiones, herramientas y todo lo que los habitantes pidan a otras islas de la Polinesia.

Puerto de Pitcairn
Puerto de Pitcairn en la Bahía de Bounty. 

Un incipiente turismo

Por mucho tiempo, los pocos habitantes de Pitcairn, vivieron de la emisión de sellos postales y monedas, además de tener una economía de subsistencia. Pero en los últimos años esta remota isla integra la ruta de algunos cruceros, donde los pasajeros se acercan hasta el pequeño museo y compran tarros de la popular miel que se produce.

Sello de pitcairn
Sello postal de Pitcairn. 

Un velero necesita un día y medio de viaje para llegar hasta Pitcairn. 

Recorrer Pitcairn o alguna de sus tres islas vecinas significa transitar por grandes espacios prácticamente inexplorados, un recorrido por la naturaleza salvaje mientras se disfruta de la soledad y el silencio que sólo rompen los graznidos de las aves marinas. 

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