San Sebastián para paseantes, gastrónomos y estetas

Playas urbanas, mercados en clave gastro, cultura, un balneario sofisticado y un nuevo barrio de moda para ir de bar en bar y de pintxo en pintxo

Hay ciudades que parecen haber sido concebidas para el paseo. Por su escenografía, por su urbanismo, por la belleza de sus construcciones o por la prodigiosa combinación entre naturaleza y arquitectura que se produce en ellas. San Sebastián, sin duda, es una de ellas.

La capital guipuzcoana se convirtió en una las urbes más seductoras del sur de Europa ya desde las primeras décadas del siglo XIX, cuando tuvo que ser reconstruida tras un pavoroso incendio ocurrido durante de la Guerra de Independencia (1813).

Tres playas urbanas, tres montes convertidos en parques y la belleza de una bahía cerrada por el escenográfico islote de Santa Clara hacen del frente marítimo de San Sebastián un imán para el paseo

Luego, cada época y sucesivos consistorios supieron dotar a la ciudad de emblemáticos edificios y obras de todo tipo, que han ido sumando atractivos.

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Mirando al mar

Hoy de todos los paseos que se pueden realizar por San Sebastián, sin duda el de su frontal marítimo es el más escenográfico: tres playas urbanas (Zurriola, La Concha y Ondarreta), con sus respectivos paseos marítimos; tres montes convertidos en parques (Ulía, Urgul e Igueldo), ideales para escapar del bullicio; y la belleza de una bahía cerrada por un no menos dramático islote (Santa Clara). Todo ello flanqueado por algunas de las plazas y calles más emblemáticas de la ciudad.

La bahiÌa. Foto Turismo de San SebastiaÌn

Playas, parques y paseos, todo mirando al mar. Foto: Turismo de San SebastiaÌn.

Así que no se necesitan muchas más excusas para animarse a este paseo que, sin prisa, puede prolongarse durante una jornada entera.

En torno al Kursaal

Se podría empezar por el Kursaal, el gran centro de cultura (exposiciones, congresos, salas de proyecciones y conciertos…), situado junto a la desembocadura del río Urumea. Una llamativa construcción, firmada por Rafael Moneo, que se inauguró en el último año del siglo XX con la clara intención de convertirse en un emblema arquitectónico. También como una de las sedes del prestigioso Festival de Cine de la ciudad que, cada año, trae hasta aquí a brillantes representantes nacionales e internacionales de ese arte.

Kursaal. Foto Turismo de San SebastiaÌn

Kursaal. Foto: Turismo de San SebastiaÌn.

Como parte del complejo del Kursaal, aunque en un módulo aparte que también fue diseñado por el estudio de Rafael Moneo, está la sala Kubo-kutxa. Ésta es, sin duda, uno de los principales faros de cultura donostiarra y también para el resto del país.

¿Exagerado? En absoluto: baste decir que aquí se han celebrado exposiciones monográficas de artistas como Chillida, Chagall, Miró, Mariscal, Oteiza, Pablo Gargallo, Isabel Muñoz, Miquel Barceló, Saura, Balenciaga, Darío Villalba, Oteiza y el propio Moneo, además de numerosas muestras colectivas de los creadores más rompedores del panorama actual.

Sala Kubo-Kutxa. Foto: Turismo de San Sebastián.

Sala Kubo-Kutxa. Foto: Turismo de San Sebastián.

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Por el puente del Kursaal y siguiendo el paseo de Salamanca se llega en solo unos minutos hasta el Museo Municipal de San Telmo que, desde 2011, tras una reforma integral del edificio del siglo XVI, muestra un ala de aspecto futurista prácticamente adosada al monte Urgull. Se tenga tiempo o no de visitar el museo, lo cierto es que admirar todo el conjunto desde la plaza de Zuloaga se ha convertido en un must para todos los amantes de la arquitectura.

Un puerto y un mercado

Bordeando ese monte se llega en unos minutos hasta la zona del puerto pesquero (y deportivo), en cuyo extremo se encuentra el Aquarium que, aunque inaugurado hace más de un siglo, se sometió a una gran reforma en 2008. El resultado es un instructivo centro en el que conviven numerosas especies de la fauna marina local y de otros lugares del planeta. Entre sus instalaciones más espectaculares está el túnel de cristal, en el que sentirse plenamente integrado con los diversos ejemplares de fauna y flora marina que nadan sobre los visitantes.

TuÌnel de cristal en Aquarium. Foto Turismo de San SebastiaÌn

TuÌnel de cristal en Aquarium. Foto: Turismo de San SebastiaÌn.

Separándose algo del mar, pero no muy lejano a pie, está el mercado de La Bretxa, de estilo neoclásico y construido en la segunda mitad del siglo XIX. La última y reciente reforma acometida en este espacio va más allá del concepto de mercado de abastos, para transformarse (de alguna forma ya lo era) en un centro gourmet y con tiendas de todo tipo, incluido un concesionario de Apple.

Desde luego, si este centro comercial ya era un interesante punto de encuentro para los donostiarras, ahora lo es más, dado que aquí es fácil guardar la distancia social y, además, está a cubierto. Dato muy interesante teniendo en cuenta la climatología de la ciudad.

La Concha y Ondarreta

De vuelta hacia el mar, la vista del Cantábrico, de los montes urbanos y de la isla de Santa Clara desde la playa de La Concha está más que justificada. Debajo del paseo marítimo que bordea la playa se encuentran las instalaciones del Centro de Talaso-Sport La Perla.

Centro de Talaso Sport La Perla. Foto Turismo de San SebastiaÌn

Centro de Talaso Sport La Perla. Foto: Turismo de San SebastiaÌn.

Nada que ver con el concepto decimonónico de balneario de playa: aquí lo que hay es un moderno spa donde se aplican todo tipo de tratamientos relajantes y de belleza, muchos de ellos, a base de terapias de ultimísima generación. Aunque, claro, siempre hay quien combina los beneficios de la visita a este centro termal con el baño en las aguas del Cantábrico. ¡Incluso durante los días más fríos de invierno!

Si se continúa por el paseo marítimo de la Concha, tras atravesar el túnel del Antiguo se llega hasta la playa de Ondarreta. En el extremo opuesto está el que, probablemente, sea el espacio urbano más conocido del San Sebastián actual: el Paseo de Eduardo Chillida, en cuyo extremo desafía a los elementos la escultura El Peine del Viento, realizada por ese genial artista vasco en un lugar tan escenográfico como sobrecogedor (sobre todo en los días que el mar se agita).

El Peine del Viento. Foto: Turismo San Sebastián.

El Peine del Viento. Foto: Turismo San Sebastián.

La ciudad desde lo alto

En las inmediaciones está el acceso al funicular del Monte Igueldo, que en solo unos minutos conduce hasta su cima, al decadente parque de atracciones de la ciudad y al que, con seguridad, es el mirador más espectacular de todo San Sebastián.

Pero si hablamos de contemplar la ciudad, hacerlo desde las mesas de la terraza o la cristalera del restaurante Alaia es hablar de palabras mayores. Como buen asador donostiarra tradicional, aquí merece la pena pedir cualquier de sus platos de carne. Pero la opción de los arroces marineros tampoco defrauda.

Aunque, claro, también está la posibilidad de regresar hasta el punto de partida de esta ruta y adentrarse en Gros. Esta antigua zona marinera se ha convertido en el barrio más joven y de moda de la capital guipuzcoana. Y una alternativa, auténtica y de calidad, a la masificación de los bares de pintxos de la Parte Vieja. De hecho, ir de bar en bar por la calle de Zabaleta o por Peña y Goñi es una delicia de la que no debería prescindir todo aquel que quiera conocer (y disfrutar) del San Sebastián más actual.

De pintxos por el barrio de Gros. Foto Turismo de San SebastiaÌn

De pintxos por el barrio de Gros. Foto: Turismo de San SebastiaÌn.

 

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