¿Qué hace Picasso en una ciudad-balneario bajo el monte Fuji?

De idílicos paisajes y muy próxima a Tokio, Hakone ha pasado de ser un centro termal y de naturaleza a una importante referencia artística

Un denso bosque rodea al sereno lago en cuyo extremo, esbelta y majestuosa, se alza una de esas puertas de color rojo intenso (torii) que marca la frontera entre los espacios profano y sagrado. Alzando un poco la vista, nos saluda el monte Fuji. La que podría ser una estampa más (idílica, eso sí) de una localidad japonesa se ha convertido, sin embargo, en un hub de arte moderno.

La relación de artistas con Hakone, en la prefectura de Kanagawa y a pocos km al oeste de Tokio, no es nueva. El lago Ashi, el santuario sintoísta de Hakone, sus aguas termales (onsen) y el hecho de constituir una parada en la ruta Tokaido que unían antiguamente Kioto y Edo (hoy Tokio) la hicieron parada frecuente de viajeros y también de artistas, que la inmortalizaron a lo largo de los siglos.

El Hakone Open-Air Museum fue el primer parque de esculturas al aire libre de Japón y mostró el camino de una nueva interacción entre arte y naturaleza

Sin embargo, el siglo XX vio reconvertirse este enclave básicamente rural en uno de los centros de arte más vibrantes del país.

La guía definitiva para planear un viaje (único) a Japón. Foto: Tianshu Liu | Unsplash.

Torii de Hakone. Foto: Tianshu Liu | Unsplash.

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El primer parque de esculturas al aire libre

La llegada del ferrocarril eléctrico que lo acercaban a Shinjuku en Tokio tuvo mucho que ver. En 1952 abrió sus puertas un pequeño museo de arte y la presencia de pequeños y encantadores ryokan -lhoteles tradicionales japoneses- en Gora empezaron a recibir a más y más visitantes.

En 1969, el empresario y coleccionista Nobutaka Shikanai apostaba por el lugar al instalar allí el primer parque de esculturas al aire libre del país, el Museo al Aire Libre de Hakone, que se extiende por la colina de la cercana Ninotaira.

Hakone Open Air Museum. Foto Pixabay

Hakone Open Air Museum. Foto: Pixabay.

Se extiende nada menos que por 70.000 m2 de colinas y jardines en las montañas de Hakone y se inspira en el escultor inglés Herny Moore, quien decía que “la escultura es un arte de aire libre. Necesita luz de día, sol. El mejor complemento de una escultura, es el entorno”.

De hecho, el museo cuenta con varias obras del propio Moore, así como de otros escultores japoneses e internacionales. También, por extraño que parezca, un pabellón íntegramente dedicado al artista español Pablo Picasso.

Allí se exhiben más de 300 obras Picasso, entre ellas un grupo de 188 obras de cerámica trabajadas con diferentes técnicas.

Hakone Open Air Museum. Foto Pixabay.

Hakone Open Air Museum. Foto: Pixabay.

Fue el primero de este tipo en Japón y se le atribuye el haber abierto el camino a nuevas interacciones culturales entre la naturaleza y el arte. Pronto le siguieron otros proyectos similares en todo el país, pero también en el propio Hakone, que vivió una proliferación de galerías y museos tras la inauguración del Open Air Museum.

Es el caso del Museo de Arte Narukaga junto al lago Ashi o el Museo de Arte Okada, rodeado de jardines japoneses, entre otras galerías.

PabelloÌn Picasso. Foto Hakone Open Air Museum.

PabelloÌn Picasso. Foto: Hakone Open Air Museum.

De Kei Hiraga al Principito

Imán para los artistas, Hakone también fue el hogar del pintor japonés Kei Hiraga, que vivió sus últimos años en la región. Tras su muerte se abrió un museo con su nombre.

Otros espacios dedicados al arte son el Museo de Arte Pola, el museo de casas de muñecas y el más original Museo del Principito, totalmente dedicado a esta obra literaria y a su autor y que incluye desde réplicas de los lugares donde estudió y trabajó Saint-Exupéry a todo tipo de información y detalles sobre el libro.

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