Philippe Starck diseña un puerto de lujo en Mallorca

El creador francés es el artífice de la nueva arquitectura de Port Adriano, en el que se ha invertido 90 millones de euros

Sillas, lámparas, bicicletas, exprimidores de zumo, gafas, restaurantes y hoteles… Nada se le resiste a Philippe Starck, uno de los diseñadores más reconocidos internacionalmente, que ahora tiene un nuevo reto en sus manos: la arquitectura de Port Adriano, situado al suroeste de la bahía de Palma de Mallorca (Baleares).

Este francés universal, capaz de crear todo lo imaginable, es el artífice de la ampliación y la reforma del puerto deportivo más moderno del Mediterráneo, aunque sólo apto para los bolsillos adinerados. No todo el mundo tiene un yate para navegar y aparcarlo en esta lujosa marina, con apellido premium.

Algunas cifras que demuestran la magnitud del macro proyecto son los 90 millones de euros de inversión con los que cuenta, destinados fundamentalmente a atraer al turismo de mayor calidad nacional e internacional.

Parking oculto

El máximo responsable de Port Adriano, Antonio Zaforteza, explica que la nueva instalación cuenta con 25.000 metros cuadrados de amarre; 82 puntos de atraque para yates y súper yates de entre 20 y 80 metros todo el año y hasta 100 metros en verano; talleres acordes al tamaño de estas embarcaciones; y la suma de 285 puestos de trabajo directos.

Además, el concepto innovador de Philippe Starck se plasma no sólo en la estética, sino en una mejora de la comodidad para los usuarios del puerto: amarres y zona comercial con plaza de aparcamiento a la sombra y ausencia de tráfico frente a los barcos y locales. El proyecto incluye también un parking oculto con 240 nuevas plazas que se añaden a las 560 ya existentes en el puerto y conexión wifi en los puntos de amarre.

Inspirado en un barco

Las farolas, los norays –amarres en tierra que permiten fijar la embarcación–, las lámparas del pantalán y las estructuras de madera del recinto llevan la inconfundible firma fresca de Starck, además de la decoración de la zona comercial y los espacios comunes.

El diseñador ha confesado que se inspiró en un barco para la recreación del puerto y que lo hizo desde su casa de Formentera, donde vive desde hace más de 20 años.

El francés es responsable de obras arquitectónicas que han sido elevadas a la categoría de obras de arte, como el Delano Hotel, en Miami, o el Kong Restaurant, en París.

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