Noruega vive la primavera de la arquitectura sostenible

Noruega protagoniza un boom de edificios de diseño innovador, con materiales extraídos de la naturaleza y bajo pautas de construcción sostenibles

La preocupación de Noruega por la sostenibilidad rige en casi todos los ámbitos de la vida: es una potencia petrolera que apuesta por la movilidad eléctrica y los edificios se construyen bajo estrictas reglas para ahorrar energía. El objetivo disminuir el impacto medioambiental, y de paso, que ofrezcan un innovador diseño que es un ejemplo mundial.

Todos los edificios tienen que tener un certificado de rendimiento energético, mientras que el Consejo Noruego de Edificios Verdes regula y promueve la arquitectura sostenible. No en vano Oslo fue elegida como la Capital Verde Europea de 2019.

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“El 40% de la energía que se produce en el mundo es consumida por los edificios” precisa Ingrid Sårheim, que recibe a Cerodosbé en la inmensa oficina del estudio de arquitectura Snøhetta, en el puerto de la capital noruega.

Estudio pionero en la sostenibilidad

Esta empresa diseñó algunos iconos de la arquitectura moderna, como la Ópera de Oslo (que es una de las piedras fundamentales de la renovación urbanística de la ciudad), la Biblioteca de Alejandría y la Ópera de Busan en Corea del Sur, entre otros.

En Noruega buscan que los nuevos edificios produzcan más energía de la que consumen

“El objetivo es que los edificios produzcan tanta energía como la que implicó producirla. Es cuestión de cambiar de paradigma: se trata de que la forma siga a la sostenibilidad, y no al revés”, precisa la responsable de comunicaciones del estudio.

Powerhouse Telemark by Snohetta
Central eléctrica de Telemark.

Para ello en Snøhetta siguen la tradición de la arquitectura nórdica, de usar mucha madera con otros materiales naturales como la piedra. Gracias a los diseños de sus construcciones se aprovecha al máximo recursos como la luz solar o la energía geotérmica.

Energía positiva

Dos de los proyectos que potencian estas características son la central eléctrica de Telemark, en la ciudad de Prossun, y un complejo de oficinas en Brattørkaia.

El primero fue diseñado en forma de diamante para aprovechar la energía solar, que es captada por una serie de paneles fotovoltaicos que se instalarán en el tejado. Gracias al uso de unas bombas de calor proveerá calefacción a toda la estructura.

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Complejo de Brattørkaia.

Mientras que la fachada sur será de vidrio transparente, la orientada al noreste será edificada con madera. En tanto, la cara norte se levantará con materiales reciclados de otras construcciones de la zona.

En cuanto al proyecto de Brattørkaia, apunta a ser el primer edificio con “energía positiva”, que producirá más energía de la que consume. De hecho generará el doble de la que necesitará. Este objetivo se logrará, como en el caso de Telemark, gracias al uso de paneles solares, bombas de calefacción, y su equilibrio de refrigeración con el uso de las aguas del fiordo vecino.

Hoteles que parecen flotar

Svart es otro proyecto de Snøhetta que fue reflotado tras algunas incertidumbres. Precisamente la idea es que este hotel esté como flotado en las aguas de un fiordo, cercano al glaciar Svartisen, aunque en realidad homenajea a la arquitectura de Noruega porque estará montado sobre pilares de madera similares a las casas de los pescadores.

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Hotel Svart.

El establecimiento consumirá un 85% menos de energía que un hotel de su mismo tamaño gracias a su forma circular, que le permite que el sol incida desde cualquier ángulo y durante todo el año.

El hotel Svart consumirá un 85% de energía que un establecimiento del mismo tamaño

La obsesión por la sostenibilidad llegará a un punto en que el acceso no será en coche, sino en un barco que usará energía neutra: consumirá lo mismo que producirá.

Un restaurante bajo el agua

El último hit de este estudio de arquitectura fue Under, un restaurante sumergido a cinco metros sobre las aguas del estrecho de Kattegat, en el Mar del Norte. Los comensales quedarán fascinados mientras cenan con un paisaje de peces, focas, algas y plantas marinas.

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La sostenibilidad no solo la logran por sus pautas de construcción, sino también por la integración del edificio en el entorno (recuerda a una ballena encallada), y porque ayudarán a aumentar la biodiversidad con una combinación de luces, aromas y sonidos atraerá a la población local de krill y plancton, que es un imán para otras especies mayores.

Así, las paredes del establecimiento, con el correr de los días y años, se irán poblando de mejillones, algas y otras especies que contribuirán a incrementar la fauna del lugar.

Integración en el paisaje

Otro interesante ejemplo de integración de arquitectura y paisaje es el baño público de Ureddplassen, en la ruta de Helgelandskysten, que transcurre entre montañas y fiordos.

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Instalaciones de Ureddplassen.

Los arquitectos Marit Justine Haugen y Dan Zohar crearon un pequeño edificio con forma de ola de vidrio esmerilado y hormigón, que pasa desapercibido en el entorno.

La sostenibilidad se logra en los edificios viejos

Pero no hace falta crear un edificio nuevo para que sea sostenible: en Oslo, en el barrio de moda de Grünerløkka se encuentra el complejo de Vulkan, instalado en una antigua área industrial.

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Complejo de Vulkan, en Oslo.

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El lugar mantiene un equilibrio entre la oferta comercial (con numerosos bares y restaurantes), residencial y de oficinas, donde todos los edificios comparten equipamientos y recursos, por lo que logra la autosuficiencia en la energía destinada a la calefacción y refrigeración.

La ecología como bandera

Allí se encuentra el hotel Scandic, que consume un 100% de energías renovables, sobre todo de la geotérmica que emana a 300 metros de profundidad. La preocupación por la sostenibilidad llega a un punto tal que todas las habitaciones tienen cubos de basura para reciclar, el restaurante informa sobre cómo evitar el desperdicio de alimentos, y en el desayuno se puede probar la miel de abejas producida en el techo del hotel.

Alexander du Rietz enseña las colmenas que producen miel para el hotel Scandic Vulkan, de Oslo. Foto: JP Chuet.
El hotel Scandic Vulkan produce su propia miel. Foto: JP Chuet.

Precisamente, si se levanta la vista en Vulkan, se verán bonitos paneles en las alturas de los edificios, que fueron diseñados (como es de esperar) por el estudio Snøhetta.

 

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