Milán despliega su tesoro renacentista (y sin multitudes a la vista)

Frescos, esculturas y otros tesoros del Renacimiento se presentan en las iglesias y museos de Milán, ciudad más famosa por su diseño e industria

Este año en que se conmemoran los 500 años de Leonardo da Vinci es una buena oportunidad para descubrir algunos de sus tesoros artísticos en Milán, la capital económica de Italia que suele ser más reconocida por su poder industrial o por su influencia en el mundo de la moda.

Da Vinci, el hijo predilecto de Milán

El genio renacentista fue uno de los hijos predilectos de Milán, y tanto su legado como las obras de otros artistas de esa época se pueden contemplar sin las multitudes que agobian los museos de Florencia y Venecia.

El punto más famoso es el refectorio del Convento de Santa Maria delle Grazie, donde Da Vinci pintó la célebre Última Cena. El boom de las ficciones de Dan Brown pusieron a este popular fresco en los focos del turismo de masas, y si bien quince años después pasó el furor literario sí se mantiene las regulaciones de restringir las visitas a 25 personas simultáneas en el pequeño templo.

La belleza de la Última Cena

La belleza de esta obra, donde se parece advertir lo que piensa o dice cada apóstol, es también una obra maestra en la composición de la perspectiva y de la proporción áurea. Da Vinci estuvo obsesionado con su creación, donde podía pintar frenéticamente por horas o quedarse, sin mover un músculo, una tarde entera buscando imperfecciones.

vinci cena
La Última Cena, una de las obras cumbres de Leonardo da Vinci.

Hay que contemplarla despacio, y ver que pese al deterioro producto de sus 520 años de vida, la Última Cena mantiene su equilibrio entre calma y tensión, con un Jesucristo conciliador en el plano central al que no se le puede apartar la mirada.

El genio militar e industrial

La Pinacoteca Ambrosiana cuenta con la mayor colección de dibujos realizados por Da Vinci. Hasta el 17 de marzo se organiza la muestra “Los misterios del Codex Atlanticus – Leonardo en la Ambrosiana”, que presenta proyectos relacionados con Milán (como el famoso plano de la ciudad a vuelo de pájaro), el estudio del Canal de San Cristoforo, el boceto del monumento ecuestre del duque Francesco Sforza y diseños del domo de la Catedral.

Las visitas a la Última Cena, de Leonardo da Vinci, se restringen a 25 personas por vez

La muestra abarca estudios de la perspectiva y dibujos de armas, como ballestas y morteros. También presenta las ideas de Da Vinci para fabricar alas mecánicas y un divertido proyecto conocido como “el coche de Leonardo”.

En una segunda muestra, del 19 de marzo al 16 de junio, se presentarán los bocetos para crear armas para asedios, estructuras hidráulicas, máquinas textiles y otros instrumentos mecánicos.

Más allá de Leonardo

Pero más allá de la gravitante atracción de Da Vinci, la Pinacoteca cuenta con valiosas obras de grandes renacentistas como Sandro Boticelli, Giovanni Ambrogio de Predis, Bramantino, Tiziano Vecellio, Federico Barocci, Caravaggio o Jan Brueghel ‘El Viejo’. Para recordar que la alta burguesía, el clero y la nobleza de Milán había competido entre sí para atesorar la mayor cantidad posible de obras durante los siglos XIV y XV.

En el antiguo monasterio jesuita de Santa María di Brera Humiliati se encuentra la Pinacoteca de Brera, que en 38 años concentra una de las colecciones de arte de Italia más importantes del país.

La Pinacoteca Ambrosiana presenta valiosas obras renacentistas de artistas como Boticello, Tiziano, Caravaggio o Brueghel.

Entre las obras más destacadas se encuentran el «Hallazgo del cuerpo de San Marcos» de Tintoretto, «El Beso» de Francesco Hayez, «Boda de la Virgen» de Rafael, el «Retablo Montefeltro» de Piero della Francesca, “San Marcos predicando en una plaza de Alejandría”, de Gentile y Giovanni Bellini y especialmente la «Lamentación sobre Cristo Muerto» de Mantegna, una obra estudiada por médicos, matemáticos y artistas durante siglos.

Pinacoteca Brera nuovo allestimento
La Pinacoteca de Brera, uno de los puntos imperdibles del turismo en Milán.

Un detalle a tener en cuenta: el tercer jueves de cada mes en este museo se organizan ciclos de música a precios muy bajos, para combinar las artes plásticas entre composiciones clásicas.

Los silenciosos frescos de San Maurizio

El último punto para conocer el legado renacentista también puede ser el punto de partida: la iglesia de San Maurizio al Monasterio Maggiore. El templo, perteneciente a la orden benedictina, cuenta con impactantes frescos del siglo XVI muy bien conservados, algunos de ellos realizados por uno de los alumnos más destacados de Da Vinci, Bernardino Luini.

Chiesa di San Maurizio al Monastero Maggiore   Milano 17
Los frescos de la iglesia de San Maurizio al Monasterio Maggiore datan del siglo XVI.

Las escenas del muro divisorio representan la vida de San Mauricio, mientras que los demás frescos tienen como tema la vida de Jesús. Además en varias capillas de la nave central también destaca la decoración que fue encargada por las familias nobles de Milán.

En la visita cabe tomarse unos minutos para contemplar el delicado acabado del coro de madera y el órgano, instalado en 1554 y que todavía funciona perfectamente.

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