Macao, nostalgia portuguesa en el corazón de China

El centro de Macao parece extraído de alguna antigua ciudad portuguesa o brasilera, donde sus edificios despliegan una fascinante paleta cromática

Parece como si una plaza de Portugal o de algún pueblo costero de Brasil hubiera sido trasladado al otro rincón del mundo. Estamos en Macao, a 70 kilómetros de Hong Kong. La ciudad fue un enclave colonial de Portugal, cuando la nación lusitana ostentó el control comercial del sur de China, hasta que los ingleses los apartaron en 1842. Los anglos se quedarían un siglo y medio más, cuando el gigante asiático recuperó la soberanía en 1997.

Los portugueses estuvieron afincados en Macao por casi tres siglos

De los casi tres siglos de ocupación portuguesa quedaron diversas huellas en sus edificios, de tonos rosados, amarillos y celestes. Y el lugar más emblemático es la Plaza del Senado, en el corazón del casco histórico de Macao.

La plaza portuguesa a miles de kilómetros de Portugal

Esta plaza olvida que el viajero se encuentra en una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. Si se recuerda que está en China obedece a sus habitantes y a los carteles, porque si es por juzgar por la arquitectura, cualquiera apostaría que no salió de Europa.

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El estilo colonial portugués de la Casa de la Misericordia, en Macao.

El pavimento fue renovado a fines de los años 90, cuando la zona pasó a ser peatonal, y así podía sacar más rédito al turismo que crecía cada año. En el suelo se despliega un mosaico de ondas blancas y negras, que recuerdan vagamente a las figuras que decoran la avenida Atlántica en Río de Janeiro.

El pavimento de la Plaza del Senado recuerda al de la avenida Atlántica, en Río de Janeiro

A su alrededor se encuentran algunos de los 20 edificios de colores pastel que fueron catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y varias de estas construcciones de estilo portugués se despliegan por las estrellas callejuelas de los alrededores.

La herencia colonial

El nombre de la plaza obedece al Leal Senado, el edificio que se encuentra en uno de los extremos del lugar, que acogía al gobierno colonial, y que actualmente es la sede del gobierno municipal. Diseñado en estilo neoclásico, vale la pena visitar el jardín de estilo portugués de su interior.

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La iglesia de Santo Domingo, la más bonita de Macao.

 

Todavía quedan habitantes chinos que mezclan el portugués en su habla cotidiana

La influencia portuguesa sigue vigente: los carteles indicadores figuran en lengua lusitana, además de chino e inglés. Se supone –a falta de estadísticas- que quedan unos 10.000 habitantes (sobre un total de 500.000) que presumen de su herencia macaense, en la que suelen utilizar vocablos portugueses en su habla.

Algunos edificios religiosos, como la Catedral de San Pablo (sólo queda su fachada barroca, tras el incendio de 1835), la hermosa iglesia amarilla de Santo Domingo o la de San Lázaro recuerdan cuando Macao también fue la punta de lanza para la expansión del catolicismo, a miles de kilómetros de Portugal.

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