Las Ramblas, fuente de inspiración artística

Las Ramblas han inspirado a diversos artistas y escritores, que reflejaron el pulso del paseo en sus textos o la homenajearon en sus obras

Rincón de bohemia y de aventuras, de despertares sexuales, enamoramientos y desencantos, manifestaciones obreras, persecuciones policiales, de paseos bajo el sol y de resacas olvidables. No sólo los turistas y los anónimos vecinos de Barcelona han pasado por estas experiencias, sino que también famosos escritores y artistas lo han vivido y así lo han homenajeado a Las Ramblas en sus obras.

A Josep Pla le gustaba pasear con calma, y recomendaba practicar el “arte de distraerse”, según cita la guía que editó la asociación Amics de Las Ramblas. “De madrugada paseo solo por Las Ramblas, para no irme a dormir a la pensión, y miro a las mujeres rotas y hermosas que ilustran la noche”, decía el autor de El Cuaderno Gris.

Ramón Casas, uno de los pintores modernistas más reconocidos y alma mater de Els Quatre Gats, visitaba una y otra vez Las Ramblas para encontrarse con una mujer que vendía flores y lotería en la Maisón Doreé, un café de Plaza Catalunya desaparecido en 1918. Se trataba de Julia Peraire, que se convirtió en su musa –retratada como torera, tiene una ligazón con el período azul de Picasso-, y pese a la oposición familiar, pasó a ser su esposa.

George Orwell, mientras duró la Guerra Civil, se alojó en el Hotel Continental, período recordado en una placa. El establecimiento había sido colectivizado, pero conservaba su aire aristocrático. “A lo largo de las Ramblas, la ancha arteria del centro de la ciudad por donde circulaba un río interminable de gente, los altavoces atronaban las canciones revolucionarias durante todo el día y hasta bien entrada la noche«, recuerda el autor de 1984.

Federico García Lorca era un enamorado de Las Ramblas. En “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores” homenajeó a las vendedoras de flores del paseo, y en su pasión por este lugar, lo calificó como “la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la Tierra que yo desearía que no acabara nunca, rica en sonidos, abundante en brisa, hermosa de encuentros, antigua sangre”.

Joan Miró homenajeó a la ciudad con un mosaico creado en 1976 en el sector central de Las Ramblas, conocido como Pla de l’Os. Es el punto exacto en donde se detuvo la furgoneta homicida. Es una obra circular de 65 metros cuadrados, con baldosas de 10 por 10 centímetros de colores blanco, negro, rojo y azul, la gama cromática habitual en sus obras. Miró pidió que no haya ninguna protección especial sobre el mosaico, y así es transitada por millones de pies, de los cuales pocos reparan que pisan una obra de arte.

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