La ruptura del expresionismo abstracto llega a Bilbao

El Museo Guggenheim presenta una muestra con 130 obras de esta corriente, liderada por Jackson Pollock y Mark Rothko

En la década del 40, mientras la Segunda Guerra Mundial desangraba a Europa, en Estados Unidos surge, o más bien explota, un movimiento decidido a romper barreras y a llevar a la libertad artística a su máximo punto. Es el expresionismo abstracto, que desde Nueva York cruzaría los EEUU hasta expandirse por San Francisco y Chicago, y de allí se lanzó a la conquista del mundo.

A diferencia del surrealismo o el cubismo, esta corriente se escapa de cánones establecidos, y reniega de cualquier explicación de las creaciones. Muy bien lo ha sintetizado Jackson Pollock, uno de sus mayores representantes: “La pintura abstracta es abstracta, se enfrenta a ti”. O sea, la interpretación pasa del creador al espectador.

El Museo Guggenheim de Bilbao presenta la exposición ‘Expresionismo Abstracto’, que cuenta con 130 obras, entre pinturas, esculturas, fotografías y dibujos que lleva al espectador a sumergirse en la historia de esta corriente.

La muestra del Guggenheim expone la turbulenta evolución del expresionismo

La exposición aleja la idea de que el expresionismo abstracto es un cuerpo unificado: mientras que algunos artistas como Mark Rothko presentan duras combinaciones geométricas y de color, otros como Franz Kline presenta las contradicciones entre tonos opuestos pero con un dejo poético.

La exposición del Guggenheim comienza con los orígenes del movimiento, con obras que marcan la sombra de la guerra, y la sintaxis que propone la fusión de tendencias de Arshile Gorky.

El holandés Willem de Kooning explora el universo del cuerpo femenino, con estéticas que juegan con colores pastel, mientras que el Mural de Jackson Pollock se considera el punto de partida formal de esta corriente.

La exploración de los límites con las gamas cromáticas se revela con las creaciones de Barnett Newman y Ad Reinhardt, en tanto que Sam Francis fue evolucionando de composiciones monocromáticas a obras de colores vivos, y de retratar espacios cerrados a expresar la pasión por ámbitos abiertos.

Los trabajos de Aaron Siskind y Minor White en fotografía desterraron el concepto que el expresionismo abstracto es sinónimo de pintura de acción. Tanto Harry Callahan como Herbert Matter o Barbara Morgan evocaron ideogramas abstractos y movimientos rápidos, que se relacionan con las creaciones de los pintores.

Es la misma lógica se impregna en las esculturas metálicas de David Smith, que abarcan formas erguidas que evocan una idea abstracta de la presencia humana.

Esta exposición estará abierta desde el 3 de febrero al 4 de junio, y la entrada (que incluye la visita a la muestra permanente) cuesta 13 euros.

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