La Capilla Sixtina en 18 secretos que nadie te había contado

Del origen de su nombre a los mensajes ocultos en los frescos, estas son las curiosidades sobre la obra cumbre de Miguel Ángel (y la pintura universal)

Sin duda la estancia más conocida del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la Capilla Sixtina se erige, cinco siglos después de su creación, como una de las obras cumbres del arte en el mundo. Además de transmitir “verdades de nuestra fe” y revestirlas “de formas de una belleza inigualable”, según las describió el papa Juan Pablo II, supone un interesante viaje plagado de secretos, que van desde sus medidas a su nombre, pasando por los mensajes que se ocultan entre sus cientos de personajes.

De hecho, y pese a haber pasado a la historia como su autor, Miguel Ángel no es el único pintor de la Capilla Sixtina. Esta es solo una de las 18 curiosidades que envuelven este increíble lugar, que hoy mismo estarán visitando 25.000 personas (5 millones al año). Quien no tenga la suerte de estar en Roma también puede hacer un tour virtual en la web de los Museos Vaticanos.

El nombre original de la estancia era Capilla Magna, que pasó a Sixtina en honor al Papa Sixto IV, que la restauró

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1. La Capilla Magna y después Sixtina

La Capilla Sixtina toma su nombre del Papa Sixto IV della Rovere, pontífice entre 1471 y 1484, que hizo restaurar la antigua Capilla Magna. Sería su sobrino, Julio II y papa entre 1503 y 1513, quien inaugurase la estancia con su nombre definitivo tras encargar los trabajos de decoración a Miguel Ángel, en octubre de 1512.

2. Medidas salomónicas

Las medidas de la Capilla Sixtina no son casuales: tiene una planta rectangular de exactamente 40,93 m de longitud por 13,41 de anchura las mismas que, según el Antiguo Testamento, poseía el Templo de Salomón.

Las pinturas ocupan un espacio de 1.100 m2.

Capilla Sixtina. Foto EFE

Capilla Sixtina. Foto: EFE

3. Más allá de Miguel Ángel

Aunque los frescos de Miguel Ángel (Michelangelo Buonarroti) son los más afamados, muchos otros pintores trabajaron en la capilla antes que él. Concretamente Sixto IV encargó a un equipo de pintores del Renacimiento la decoración de las paredes sur y norte así como los retratos de los papas a un equipo de pintores integrado por Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio y Cosimo Rosselli, asistidos por sus respectivos talleres y por algunos colaboradores, entre los que destacan Biagio di Antonio, Bartolomeo della Gatta y Luca Signorelli

También la bóveda, donde Pier Matteo d’Amelia pintó un cielo estrellado. 

La ejecución de los frescos se extendió entre 1481 y 1482.

4. La obra cumbre

Las grietas que surgieron en el techo motivaron la necesidad de repintar la capilla, ya en época de Julio II, un trabajo que le encargó a Miguel Ángel, a pesar de las reticencias del artista, que se reivindicaba como escultor y no como pintor. Se encargaría de la bóveda y los lunetos, un trabajo que le ocupó cuatro años, de 1508 a 1512. En octubre de ese año Julio II inauguró la Capilla Sixtina con una misa solemne.

5. Más de 300 figuras

El plan inicial del papa incluía las figuras de los 12 apóstoles en las pechinas que sustentan la bóveda pero Miguel Ángel, ya toda una estrella, consideró el proyecto “demasiado pobre” y exigió tener carta blanca y amplió sustancialmente el proyecto para acabar incluyendo más de 300 figuras en 9 escenas del Génesis en la bóveda, profetas y sibilas en las pechinas y los Antepasados de Cristo en los lunetos.

6. Un encargo tardío

Mucho después, entre 1536 y 1541, Miguel Ángel recibió el encargo de pintar El Juicio Final en la pared del altar. Para ello tuvieron que eliminarse varias pinturas, como la Natividad y el Hallazgo de Moisés, así como varios de los Papas y Ancestros.

7. Un andamio creado ex profeso

Aunque no es cierto que Miguel Ángel tuviera que pintar tumbado (recordemos, el trabajo duró cuatro largos años) sí que tuvo que construir un andamio ex profeso para trabajar en los frescos. A unos 20 m de altura, consistía en una plataforma de tablas de madera sujetas sobre soportes en las paredes, lo que permitía que la capilla pudiera usarse mientras se realizaban los trabajos.

8. Otras dificultades añadidas

Muchos otros condicionantes dificultaron la obra de Miguel Ángel. La bóveda tiene una superficie irregular y además describe diferentes curvaturas, por lo que algunas líneas tuvieron que ser deformadas para que, desde el suelo, se contemplasen tal y como quería el artista.

9. Dios, al final

Las nueve escenas principales en la bóveda y que representan historias del Libro del Génesis desde la Creación hasta la historia de Noé se pintaron, en realidad, en orden cronológico inverso. Miguel Ángel dejó para el final las escenas que muestran a Dios creando el sol, la luna, la Tierra, la oscuridad y la luz.

Él mismo afirmó que prefirió pintar en último término a Dios, cuando su técnica al fresco -en la que no tenía experiencia hasta abordar este encargo- se hubiese perfeccionado. El artista asumió esta parte como el mayor desafío de la obra.

En la Capilla Sixtina auÌn se eligen los papas. Foto: EFE.

En la Capilla Sixtina auÌn se eligen los papas. Foto: EFE.

10. La primera vez que ‘se vio’ a Dios

El Dios que imaginó Miguel Ángel, con su figura musculosa -más parecida al Zeus griego o el Júpiter romano- y gran barba blanca es hoy una representación habitual. Sin embargo, fue una auténtica revolución en su época. Hasta aquel momento, en la mayoría de pinturas Dios era solo una mano que aparecía apuntando hacia abajo entre nubes.

11. Dios 6, Jesucristo 0

Dios aparece hasta seis veces en los frescos del techo de la Capilla Sixtina. Jesucristo, por increíble que parezca, no aparece ninguna. Al menos como adulto. Sí que se representa al Niño Jesús en la escena en que Dios crea a Adán. Esto se debe a que las figuras de la bóveda se refieren solo al Antiguo Testamento.

En la pintura de El Juicio Final sí se representa a Jesucristo, concretamente como un Cristo Juez de figura atlética y musculosa y mirada dura en el momento en que imparte justicia.

12. Polémicas (y venganzas)

Miguel Ángel no tuvo reparos en pintar desnudos en su gran obra. Pero los famosos ignudi no estuvieron exentos de polémicas. El cardenal Gian Pietro Carafa acusó a Miguel Ángel de inmoralidad y obscenidad por las figuras representadas en El Juicio Final.

Carafa y Monseñor Sernini (embajador de Mantua) organizaron una campaña de censura conocida como la » de la hoja de parra» para borrar los frescos.

Cuando el maestro de ceremonias del papa, Biagio da Cesena, dijo que era vergonzoso que en un lugar tan santo se hubieran representado todas esas figuras desnudas, y que era una decoración más propia de un baño público o de una taberna que de una capilla papal, Miguel Ángel le representó en el fresco como Minos, el juez del infierno.

Se dice que cuando Cesena se quejó al Papa, el pontífice respondió que su jurisdicción no incluía el infierno, por lo que el retrato se mantendría.

13. Desnudos tapados

En 1564, el Concilio de Trento exigió que los desnudos “más prominentes” del fresco de El Juicio Final fueran tapados. Para ello el Papa Pío V contrató al artista Daniele da Volterra que a partir de ese momento fue apodado ‘Il Braghettone’ (el pintacalzones).

14. Mensajes secretos

También hay muchas leyendas sobre la simbología que pueden ocultar las colosales pinturas. Por ejemplo, el San Bartolomé de El Juicio Final, que se encuentra a la derecha de los pies de Cristo, muestra en las manos el instrumento con el que fue despellejado y su propia piel arrancada. Se dice que esa piel es, en realidad, el autorretrato de Miguel Ángel, que habría representado así la tortura que supuso completar la obra.

15. Infundir temor

El Juicio final está pintado de modo que se inclina ligeramente sobre el espectador. La representación no es casual: está pensado así para infundir temor al poder de Dios.

ElJuicio Final. Foto Oliver Lechner Pixabay

El Juicio Final. Foto Oliver Lechner | Pixabay.

16. La silueta de un cerebro humano

En la parte central de la bóveda, justamente en la representación de Dios, el doctor Frank Lynn Meshberger creyó ver el dibujo de un cerebro humano, formado por el conjunto de figuras y ángeles así como sus vestimentas. En un artículo publicado en la Revista de la Asociación Médica Norteamericana en 1990 teorizó sobre el propósito de Miguel Ángel de simbolizar la inteligencia suprema que Dios estaría traspasando al hombre.

17. Sede del cónclave

Desde 1870 hasta hoy la Capilla Sixtina es la sede del cónclave, la reunión bajo llave (cum clave) en la que los cardenales eligen a un nuevo papa.

Allí mismo, a la izquierda del fresco de El Juicio Final está también la sala de las lágrimas, donde el nuevo Papa es conducido tras la designación y nombrada así supuestamente por la emoción que suele sentir el nuevo pontífice.

18. Fumata bianca

También el humo blanco (fumata bianca) con el que se comunica el nombramiento sale de esta capilla, concretamente a través de una chimenea que se instala en el tejado y que permite salir el humo de la estufa donde se queman las papeletas de la elección.

a.
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