Variedades del pasado, soluciones para el futuro

La Familia Torres recupera el patrimonio vitivinícola catalán: es un proceso de arqueología de la viña viva que marca un antes y un después de la viticultura

La Familia Torres acaba de presentar la primera vendimia en el Penedès en el Castillo de la Bleda, de la variedad moneu, una variedad ancestral desaparecida. Esto supone una gran noticia y un éxito científico extraordinario para el patrimonio vitivinícola de esta región, que hace 2500 años ya producía vinos.

Es también un logro para Cataluña en general, que logra así recuperar variedades locales desaparecidas a causa de la filoxera, responsables en antaño de la enorme riqueza y diversidad del mosaico vitícola del Penedès, anterior a la devastadora plaga de la vid.

El acto fue presidido por la Consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña Meritxell Serret, y contó con el director del Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) Salvador Puig, el director general de Alimentació, Qualitat i Indústries Agroalimentàries Carmel Mòdol, la alcaldesa de Santa Margarida i els Monjos Imma Serret y el alcalde de Pacs del Penedès Josep Sogas, entre otros invitados de Instituciones, entidades vitivinícolas y medios de comunicación.

«La moneu es una joya enológicamente hablando», dijo Miguel Torres Maczassek

Según la Consellera Serret, actos como éste son un «estímulo para el sector». «Recuperar variedades ancestrales es una buena manera de proyectar futuro, y desde la Administración estamos comprometidos a seguir acompañando todos estos proyectos que nos permiten aprovechar las oportunidades que ofrecen los mercados y hacer frente a retos tan importantes como es la adaptación al cambio climático”, dijo Serret.

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Pulsa en la imagen para ver la fotografía completa. CDB

Los Castellers de Vilafranca pusieron el broche al evento, con una espectacular y tradicional exhibición castellera a pie de viña, subiendo una torre 4de8 (ocho pisos).

La quinta generación de la Familia Torres, representada por Miquel, director general, y Mireia, directora de Innovación y conocimiento de las Bodegas Torres, ha explicado el proyecto de recuperación de variedades ancestrales que inició su padre Miguel A. Torres en 1982 y gracias al cual se han podido rastrear y recuperar en los últimos 35 años 46 variedades catalanas desconocidas anteriores a la fil·loxera.

Según Miquel Torres Maczassek, «la moneu es una joya enológicamente hablando y estamos convencidos de que puede aportar valor al Penedès, no sólo porque es una uva autóctona que permitirá hacer vinos realmente únicos, sino también porque es muy resistente a la sequía y a las altas temperaturas, lo que la hace especialmente interesante de cara al cambio climático”.

La recuperación de estas uvas es una tarea lenta y rigurosa que requiere de muchos años de investigación y procesos científicos

El director general afirmó que este es «el proyecto más importante que Torres ha desarrollado en las últimas décadas». «Estamos construyendo un puente que nos permita recuperar el patrimonio vitivinícola de nuestros antepasados. Con estas variedades podremos hacer vinos que recuperen nuestra historia, vinos únicos, basados en la singularidad y la autenticidad”, agregó.

La recuperación de estas uvas es una tarea lenta y rigurosa, que requiere de muchos años —a veces décadas— de investigación y procesos científicos, entre el hallazgo de los cepos, ya sean abandonados, emparrados en árboles o absorbidos por la vegetación, siempre gracias a la ayuda de viticultores de toda Cataluña, hasta que se llega a degustar el vino ya elaborado.

Familia Torres

Mireia Torres, Miquel Torres y la consellera Meritxell Serret. CDB

Continuó Mireia Torres: “Las pruebas y microvinificaciones que hemos hecho hasta ahora con la moneu dan como resultado vinos con un intenso aroma de fruta fresca y perfumada. Tienen una acidez marcada, buena concentración y taninos equilibrados”.

En estos momentos seis variedades ancestrales, entre ellas la moneu, muy resistentes a las sequías y a las altas temperaturas lo que las convierte en fundamentales frente al cambio climático, centran los esfuerzos de investigación de la Familia Torres y del INCAVI.

El resultado es un vino redondo de boca, con menos grado, mayor frescor y una acidez sorprendente

La mayoría de ellas ya han sido autorizadas por el Ministerio de Agricultura. El altísimo interés enológico que generan las variedades ancestrales se debe en gran parte a que podrían ser una importante alternativa de futuro ya que la viña es extremadamente sensible al aumento de temperaturas y a la falta de lluvias con al consecuente avance de las vendimias, lo que puede afectar el grado y la calidad de los vinos.

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Pulsa en la imagen para ver la fotografía completa. CDB

La moneu es una variedad de uva negra ancestral que posee semejanzas con la garnacha y la sangiovese, localizada cerca de Querol (Tarragona) hace casi 20 años y sometida a un largo y exhaustivo proceso de recuperación que culminó con exito en la reintroducción experimental de esta variedad en la viña del Castillo de la Bleda (Santa Margarida i els Monjos).

El proceso se llevó a cabo por medio de la técnica del reempelt, con una buena adaptación al terreno y con el resultado de un vino redondo en boca, con menos grado, mayor frescor y una acidez sorprendente, susceptible de adaptación a las tendencias actuales. Todo ello permitirá a Torres vinificar la cosecha de este año y ratificar así el interés enológico que demostró tener la moneu en las pruebas realizadas en la finca experimental de L’Aranyó (Lleida).

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