La piedra que dio vida a los grandes whiskies

Una piedra milenaria, Hilton of Cadboll, simboliza la naturaleza y el tiempo fluyen en dos valiosos whiskies de las Highlands

A finales del siglo VIII, en una península ventosa del extremo nordeste de Escocia, en las Highland, los primitivos pictos tallaron una piedra que se conoce como el Hilton of Cadboll Stone. Siglos más tarde se convertiría en el emblema de Glenmorangie. ¿Pero cuál es su historia?

Golpeada por el tiempo y por el clima, la piedra fue trasladada al Museo Nacional de Escocia. El escultor Barry Grove reproduciría una parte sería adoptada por Glenmorangie como su marca corporativa. Precisamente, ese nombre significa «valle de la tranquilidad» en gaélico escocés. 

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El Hilton of Cadboll Stone simboliza la naturaleza y el tiempo que siguen fluyendo en este whisky: sugiere el agua que proviene de la propia fuente de Glenmorangie, el manantial de Tarlogie, a través del cual reaparecen las antiguas lluvias cien años después de su caída, deliciosamente filtrada y enriquecida por la caliza antigua.

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También habla de la cebada de la finca de Glenmorangie cultivada en los campos locales, e insinúa que este terruño único castigado por la climatología es el corazón de whiskies muy actuales. 

The Original 10 años

Situada en el norte de las Highlands escocesas, la destilería Glenmorangie empezó a elaborar whisky en 1849, aunque según cuenta la tradición lo hacía desde 1703.

En el 2007 la destilería, propiedad del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy, creó Glenmorangie The Original 10 Años que representa la elegancia, el espíritu floral y la piedra de Glenmorangie.

Glenmorangie empezó a elaborar whisky en 1849, aunque según cuenta la tradición lo hacía desde 1703

The Original es un single malt resultado de mezclar el delicado destilado en los alambiques más altos de Escocia con barricas de bourbon de roble americano.

Allí madurará diez largos años en los que desarrollará su caracteístico equilibrio entre dulzura y complejidad. El resultado es un destilado maduro suave, dulce y cremoso. 

La joya de la corona  

En 2009 Glenmorangie lanzó el primer single malt a base de “chocolate malt”, el whisky más famoso e inusual jamás producido en Escocia. 

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Bill Lumsden estaba obsesionado con las sutilezas de diferentes granos de una misma finca y por los niveles ideales de tostado para una extracción óptima del sabor. Su café favorito, el Blue Mountain de Jamaica, sedoso y suave aunque complejo, le inspiraría el Glenmorangie Signet, que desde entonces ha ganado numerosos premios y ha disfrutado, posiblemente, de más elogios de la crítica que cualquier otro whisky escocés. 

El Signet el whisky de malta más raro y complejo de Glenmorangie

Las notas de cata de Jim Murray para Signet decían: «Créeme, te espera un gran espectáculo”. 

El más complejo

El Signet es el resultado de una fusión única de elementos excepcionales que lo convierten en el whisky de malta más raro y complejo de la marca y quizás del mundo.

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En su ADN se encuentra el whisky de cebada malteada y muy tostada de chocolate malt que le confiere un singular fondo de moca.

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Destilería de Glenmorangie.

Esta cebada se tuesta en pequeñas cantidades cada año, al igual que los granos de café. La dulzura derretida y la picante explosividad de Signet se debe sin duda a este chocolate malt pero también a las barricas de diseño fabricadas para la destilería a partir de roble blanco americano.

Su aroma es de chocolate y café espresso. La textura es voluptuosa, lujosa e terciopelo. Y el intenso sabor confirma su seductor bouquet, un dulzor que se funde con adiciones de canela, jengibre y naranjas de Sevilla, aderezadas con un delicioso y amargo moca. Su persistente longitud entrega ola tras ola de vainilla cremosa, pero marcado por una frescura cítrica y menta. 

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