Familia Torres presenta una cata inédita de uvas ancestrales

Miguel y Mireia Torres ofrecieron una cata con cinco variedades de uva ancestral, con las que han trabajado por más de 30 años

Miguel y Mireia Torres ofrecieron en el Salón Alimentaria de Barcelona, una cata exclusiva de vinos experimentales elaborados con variedades de uva ancestrales. Un proyecto que inició en la bodega del Penedés hace más de 30 años, con el fin objetivo de recuperar el patrimonio vitícola de Cataluña.

La bodega Familia Torres ha presentado cinco variedades ancestrales (de las 50 que han desarrollado) «con enorme potencial enológico» y con la capacidad de afrontar el aumento de temperaturas por el cambio climático.

“Llevamos muchos años experimentando con estas variedades, conociéndolas poco a poco y tomando conciencia de todo su potencial. Nuestra idea es poder compartirlas con otros viticultores de las zonas donde mejor se han adaptado ya que es una oportunidad para recuperar, entre todos, la viticultura antigua y hacer vinos muy singulares”, explica Miguel Torres, director general de Familia Torres.

Las cinco uvas ancestrales

Estas variedades son la forcada, pirene, gonfaus, moneu y querol, localizadas en diferentes lugares de Cataluña. Cada una de ellas está ahora plantada de manera experimental en varias fincas de Familia Torres.

Para Mireia Torres, directora de Innovación y Conocimiento de Familia Torres, “todavía existe en España mucho patrimonio vitícola por mostrar y potenciar. Si somos capaces de recuperar aquellas variedades que no solo son enológicamente interesantes sino que también se adaptan al cambio climático, podremos convertirnos en un país vitivinícola realmente interesante”.

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La presentación de las variedades de la Familia Torres tuvo lugar en el Salón Alimentaria de Barcelona. 

Intensidad aromática y frescura

Las cinco variedades presentan varios aspectos en común: son muy aromáticas y expresivas, tienen muy buena acidez y son muy resistentes a las altas temperaturas y a la sequía; lo que las hace interesantes de cara a un posible aumento de temperaturas.

La forcada es la única variedad blanca de las recuperadas. Está plantada en el Alt Penedès y es intensamente aromática. Es un vino de carácter fresco, con notas cítricas y de flor blanca y que envejece muy bien.

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“Forcada 2015 será el primer vino monovarietal de una variedad ancestral que sacaremos al mercado, esperamos que sea a finales de año, con una producción muy limitada” dijo Miguel Torres.

La moneu también está plantada en el Penedés, concretamente en el Castell de la Bleda. La añada 2017 fue la primera de esta variedad y sus vinos muestran un perfil afrutado, de cerezas y frutos negros. “Son vinos elegantes, frescos y con muy buena acidez”, comentó Mireia Torres.

Equilibrio y elegancia

Las variedades pirene y gonfaus se encuentran plantadas en Costers del Segre, en dos fincas diferentes. La pirene da lugar a vinos de gran intensidad aromática, con mucha fruta, donde destaca su frescor y finura. La gonfaus es, para Mireia Torres, “la variedad más equilibrada de todas las que se han recuperado. Son vinos golosos, redondos y con muy buena acidez”.

La querol fue de las primeras variedades que se recuperaron, junto con la garró. Lleva el nombre de la población donde fue localizada, en el límite del Penedés. Está plantada en la finca Muralles, de la DO Conca de Barberà.

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Es una variedad especialmente curiosa, ya que es de las pocas que se conocen que son femeninas, con unas bayas extremadamente pequeñas, lo que da lugar a vinos “con mucha fruta, buena evolución y taninos suaves y redondos”, dijo Mireia Torres.

La cata ha finalizado con Grans Muralles 2010, el primer vino de la Familia Torres en incorporar dos variedades recuperadas, la querol y la garró, al cupaje de variedades autóctonas catalanas. Este vino fue galardonado con un oro en la edición décimo sexta del Concurso Internacional Bacchus 2018, celebrado en Madrid.

a.
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