Viaje a Santiago de Compostela: dos calles y un mercado para saborear la ciudad

Tradición y creatividad se citan en las más sabrosas zonas de Santiago de Compostela como el Mercado de Abastos, la Rúa de San Pedro o la Rúa do Franco

Santiago de Compostela es una de las urbes más bellas de España y final del camino para los peregrinos llegados desde todos los confines de mundo. Pero también es el lugar oportuno para conocer de primera mano una cocina que reúne pasado, presente y futuro de los sabores gallegos.

Para ello realizamos un recorrido gustoso y disfrutrón por algunos de los puntos estratégicos de la ciudad como el Mercado de Abastos, la Rúa de San Pedro, y la Rúa do Franco, quizás las zonas que muestran de forma más viva la esencia y la evolución de su gastronomía.

El Mercado de Abastos de Santiago es uno de los mas importantes de España y, de hecho, es el segundo lugar más visitado de la ciudad (después de la catedral)

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Un mercado para comérselo

En pleno casco histórico de Santiago se halla el Mercado de Abastos, considerado como uno de los cinco más importantes de España. Su belleza, ambiente y variedad de productos es tal, que es el segundo monumento más visitado de la ciudad después de la catedral.

Los mariscos y pescados que se comen en Santiago siempre son muy frescos. Foto Turismo de Santiago (2)

Los mariscos y pescados que se comen en Santiago. Foto: Turismo de Santiago.

Es un gustazo escuchar a primera hora de la mañana a las vendedoras de centollas, percebes, navajas, ostras, almejas y todo tipo de mariscos -casi siempre vivos-, voceando sus productos frescos llegados diariamente desde los puertos gallegos.

Además, es vistosísimo observar las calles que circundan el mercado, donde se colocan las conocidas como: “pimenteiras”, mujeres que a diario venden productos frescos del campo que ellas mismas cultivan.

Las 'pimenteiras' del Mercado de Abastos muestran sus productos diariamente. Foto Turismo de Santiago

Las ‘pimenteiras’ del Mercado de Abastos. Foto: Turismo de Santiago.

La nave 5

Pero lo que fundamentalmente distingue al mercado de Abastos de otros y lo convierte en un punto indispensable para los amantes de la gastronomía, es que en una de sus naves, la número 5, todo está dedicado a la restauración.

Después de un recorrido entre puestos y productos fresquísimos, nos dirigimos a la nave 5 para darle una alegría (o más) al paladar

Aquí encontraremos, en un ambiente muy agradable y distendido, taburetes y mesas centrales colocadas estratégicamente y algunos pequeños negocios  que se surten del mismo mercado, y en los que sirven platos deliciosos esencialmente gallegos.

Todo a punto para comenzar un nuevo diÌa en la nave 5 del Mercado de Abastos. Foto A OstreriÌa

Todo a punto para comenzar un nuevo diÌa en la nave 5. Foto: A OstreriÌa.

Pulpo, vinos gallegos y ostras

En la Pulpería Abastos se come uno de los mejores pulpos de la ciudad, en A Viñoteca do Mercado se pide vino gallego por copas. Inmejorables los que tienen de las D.O. Ribeira Sacra, Albariño y Valdeorras.

En Amoado sirven muy buenas tapas y deliciosos berberechos, navajas y calamares recién hechos. En este reducido local basan su estrategia culinaria en las típicas filloas a las que les dan su toque personal. Las filloas son tortitas típicamente gallegas, parecidas a los creps, que pueden ser dulces o saladas.

Así mismo, tenemos que hacer una visita a la taberna Abastos 2.0, un peculiar japonés con tapas y wok gourmet que tira mucho para la tierra. Y por último, hay que dejarse caer, por A Ostrería, por sus delicadas ostras gallegas que deben ser cortejadas con champagne francés o cavas españoles.

En Amoado las filloas se rellenan de cosas muy ricas. Foto Amoado

En Amoado las filloas se rellenan de cosas muy ricas. Foto: Amoado.

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Rúa de San Pedro

Esta conocida calle del centro es la vía por la que desde hace siglos han entrado los peregrinos a Santiago, por lo que siempre hubo tabernas y casas de comidas en las que podían descansar y de paso, llenar el estómago.

Un imprescindible de la Rua de San Pedro es A Maceta, regentado por el joven chef Jorge Gago

Hoy en día, su poco más de medio kilometro es uno de los puntos en los que es posible comer de forma tradicional y también probar propuestas vanguardistas.

Uno de los locales más icónicos de esta sabrosa calle es A Maceta, local dirigido por el chef Jorge Gago, cocinero revelación en Galicia en 2017. Su cocina, elaborada con productos locales, es netamente gallega pero bebe también de influencias de todo el mundo.

El chef Jorge Gago fue cocinero revelacioÌn en Galicia en 2017. Foto A Maceta

El chef Jorge Gago fue cocinero revelacioÌn en Galicia en 2017. Foto: A Maceta.

El restaurante dispone de un coqueto jardín para cuando llega el buen tiempo. No hay que dejar de probar las albóndigas de ternera gallega, el jurel asado desespinado, o su gustosa tarta de Santiago.

Como todo no puede ser siempre rabiosa modernidad, es recomendable dejarse caer por O Dezaseis, restaurante tradicional que mima los productos gallegos y ofrece estupendas tapas y platos como el pastel de centollas, el pulpo a la plancha, empanadas de berberechos o el lacón con grelos.

Si viajas a Santiago tienes que probar su maÌs famosa tarta

La maÌs famosa de sus tarta. Foto: Turismo de Santiago.

Volandeiras, callos y escabeches

A Tasquiña de San Pedro es un local de siempre que ha cambiado su rumbo y ha sabido transformarse en un moderno bar de vinos que ofrece tapas creativas, entre las que destacan unos callos de escándalo y también unas hamburguesas gourmet de ternera gallega que son para quitarse el sombrero.

En Pampín Bar Alén Tarrío hace una reinterpretación de la cocina tradicional gallega creando platos únicos en tres menús, en los que hay delicias como la panceta al horno, empanadas de todo tipo, escabeches muy logrados y una tarta de queso sobresaliente.

La tapa de carne con patatas gallegas y pimentoÌn de O Dezaseis no hay que perdeÌrsela. Foto Facebook

La tapa de carne con patatas gallegas y pimentoÌn de O Dezaseis no hay que perdeÌrsela. Foto: O Dezaseis.

Y por último, que no el último, tenemos en esta destacada calle del centro de Santiago, el exitoso restaurante A Moa, ejemplo de cocina tradicional gallega, sincera y honesta, con opciones vegetarianas y veganas. Hay que pedir siempre las increíbles croquetas de pulpo a feira y las volandeiras (especie de zamburiñas), aderezadas con escabeche de limón.

La Rúa do Franco es una de las más animadas de Santiago y está replea de buenas opciones para comer y beber

Rúa do Franco

Que nadie se lleve a confusión. Esta famosísima calle del centro de Santiago no se llama así por nostalgia del dictador, sino que hace referencia a los peregrinos francos que antaño solían transitarla.

Es una de las vías con más animación de la ciudad y en ella, y también en sus calles contiguas, hay muy buenos sitios donde comer y beber buenos vinos.

Justo antes de adentrarnos en la Rúa do Franco, nos encontraremos con uno de los mejores restaurantes de Santiago. Nos referimos a Casa Marcelo, premiado con una estrella Michelin y comandado por su propietario Marcelo Tejedor, que brinda una excelsa cocina basada en el producto fresco del día, con aires gallegos, nipones y peruanos.

Casa Marcelo es un lugar al que hay que ir en una visita a Santiago de Compostela. Foto Facebook (2)

Casa Marcelo, Santiago de Compostela. Foto Casa Marcelo.

Tigres, tazas de vino y oreja de cerdo

Ya en Rúa do Franco pararemos primero en Los Caracoles, inaugurado en 1986, un clásico para disfrutar de los must de la cocina gallega como el pulpo o la merluza a la gallega, la ternera en salsa o el lacón con grelos. Pero sin duda alguna, hay que pedir sus caracoles, la especialidad de la casa, pues son célebres en toda la ciudad y preparados al albariño o a la riojana y acompañados con un buen vino de la tierra, son inolvidables.

Tabernas emblemáticas

Siguiendo nuestra ruta, veremos el bar Trafalgar donde hay que disfrutar con una ración de sus famosos “tigres rabiosos”, que son mejillones con una salsa de tomate secreta. Avisamos que pican de verdad pero también de que son deliciosos.

Muy cerca está una de las tabernas más emblemáticas de Santiago: O Gato Negro, donde todavía se toma el vino en tazas como antiguamente, y se relame uno de gusto con su portentoso pulpo a feira y de una empanada de congrio tan buena, que después de comerla, dan ganas de liarse a abrazos con sus propietarios.

Taberna do Bispo

Clásico entre clásicos, la Taberna do Bispo.

Justo al lado, tenemos el bar Orella, donde desde hace décadas se come una antológica tapa de oreja de cerdo cocida. Avisamos que los domingos, después de la misa en la catedral, está a tope.

Para terminar nuestro periplo gastronómico por una ciudad que se come con los cinco sentidos, haremos una última parada en la popularísima A Taberna do Bispo, o el ‘Bispo’ como cariñosamente lo nombran los compostelanos. Presenta buenos albariños por copas, pinchos, tostas y canapés. No hay que ir tarde, pues su bien surtida barra se pone a rebosar. Las tapas también se pueden llevar a casa. Las vieiras, zamburiñas, los pimientos rellenos y su ensaladilla rusa con marisco, créannos que quitan el hipo (y cualquier otro mal).

a.
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