La nueva edición de la Trienal de Arte Contemporáneo de Brujas se presenta con una pregunta provocadora: ¿qué pasa si los cinco millones de visitantes decidieran vivir en la ciudad? Esta pequeña urbe de Flandes, como Venecia o Dubrovnik, viven del turismo pero temen morir de éxito. Y esta muestra de arte invita a reflexionar sobre sus posibles consecuencias.
El concepto en el que gira las muestras de la trienal es el de la ‘ciudad líquida’, pero no sólo por la continua presencia del agua en sus canales, sino por la ideas que fluyen como un torrente, sin la solidez que la caracterizaron en la Edad Moderna.
Este argumento, expuesto por Zygmunt Bauman en La modernidad líquida, se transforma en diversas obras de arte que emergen de los espejos de agua o en los jardines de Brujas, entre cúpulas medievales y construcciones góticas.
Las obras pueden llevar al pesimismo o a la esperanza, advierte de las consecuencias distópicas de la urbanización global y plantea enigmas sin respuesta. Y de esos se trata el arte.
Entre las obras más destacadas se encuentra Brug, el puente geométrico de JarosÅ‚aw Kozakiewicz de metal y lonas que acerca orillas pero también personas e ideas.
En Acheron I, Renato Nicolodi juega con el mito del río Acheronte, en el que las almas descendían hacia el infierno. El artista muestra una puerta hacia la muerte, mientras alrededor el agua simboliza la vida que fluye.
Con Lanchals, John Powers recuerda el levantamiento civil de Brujas en el siglo XV en defensa de sus privilegios, y cómo los cisnes entraron por la puerta grande de la historia. Esta estructura, con forma de cuello de ave, también recuerda a un tornado y alerta de los peligros que pueden impactar en un modelo económico en la ciudad.
El estudio español Selgascano montó una estructura orgánica, con paredes translúcidas de color rosa, naranja y amarillo, que aporta color al agua y compone un lugar de descanso ideal. Pero también llama a repensar la relación de las personas con la ciudad, los canales, y el concepto del ocio.
Esta gigantesca escultura es algo más que una representación de una ballena; el animal se ha construido con residuos recogidos de la sopa de plástico que flota en los mares y océanos de todo el mundo. Es la advertencia del colectivo Skyscraper para alertar sobre los efectos de la contaminación y la fragilidad de la naturaleza.
Juan Pedro Chuet-Missé es redactor de Cerodosbé/Tendencias desde 2017, y del Grupo Economía Digital desde 2015. Especialista en destinos fuera de lo común, cultura, estilo de vida, viajes y todas aquellas historias que vale la pena contar.
