De la Expo a la actualidad: un paseo por la nueva Sevilla

Abierta a la innovación y la tecnología, Sevilla renace en la Isla de la Cartuja, la Alameda de Hércules, las Setas o el Mercado Lonja del Barranco

Mucho ha llovido desde la Expo’ 92. Sevilla vivió durante casi siete meses una fiesta casi permanente que transformó buena parte de su fisonomía urbana. Pero, lejos de quedarse en aquellas mieles o en la polémica que supuso que muchos de aquellas construcciones fueran totalmente abandonadas, lo cierto es que esta urbe, con mayor o menor fortuna, ha seguido evolucionando para adaptarse a lo que se espera de una ciudad del siglo XXI.

Por ejemplo, en materia de sostenibilidad y conquista de espacios a los vehículos motorizados. Hoy, el centro de la capital andaluza es prácticamente un gran paseo peatonal, recorrido en buena parte por un moderno tranvía, además de contar con muchos kilómetros de carril bici y con enormes aceras. Es decir, dándole importancia a la persona frente a artilugios contaminantes.

Sevilla es una de las ciudades que más está apostando por recuperar espacios para peatones y bicicletas

Las Setas. Foto Luca Bravo Unsplash

Vista desde las alturas de las Setas de la Plaza de la Encarnación. Foto: Luca Bravo | Unsplash.

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Isla de la Cartuja

En el recinto de la Expo’ 92, la llamada Isla de La Cartuja, quedan en pie varios de los pabellones construidos para el evento y que se lograron reutilizar para otros fines. También los interesantes puentes del Alamillo (obra de Santiago Calatrava) y el de la Barqueta, que lo conecta con el centro Sevilla.

Por supuesto, sigue en pie buena parte de la zona dedicada a España durante la Exposición Universal, junto al gran lago donde tuvieron lugar llamativos espectáculos pirotécnicos, de luz y sonido. Hoy este lugar es el núcleo del parque temático Isla Mágica. A las atracciones habituales en este tipo de lugares de ocio, éste también añade Agua Mágica, parque acuático ideal para refrescarse durante los días más duros del verano sevillano.

También aquí, en lo que fue el Pabellón de Andalucía, está la sede de la Radiotelevisión de Andalucía y parte de los estudios y redacciones de Canal Sur.

Puente de la Barqueta. Foto Yassine Nacif Unsplash

Puente de la Barqueta. Foto: Yassine Nacif | Unsplash.

Otros de los pabellones del recinto de la Expo’ 92 fueron aprovechados por diversas empresas para establecer sus sedes principales o delegaciones (como Telefónica, en lo que fue el pabellón de Italia), creándose un parque tecnológico a la última.

Por su parte, el auditorio principal se reformó y se renombró como homenaje a Rocío Jurado, aún en vida de esa cantante. Sorprenden las dimensiones de este recinto, con una capacidad para unos 8.000 espectadores, un escenario de más de 3.000 metros y un foso para 120 músicos. Por aquí han pasado (y seguirán pasando) destacados artistas del panorama musical nacional e internacional.

No menos interesante, desde el punto de vista cultural, resulta el Pabellón de la Navegación, que fue una de las estrellas de aquel masivo evento. Hoy, al estilo de muchos otros museos interactivos, acerca da sus visitantes, de una forma muy amena, a las grandes epopeyas que permitieron llegar hasta los confines del planeta a través de los océanos.

Torre Triana en la Isla de la Cartuja en Sevilla. Fue construida en 1993, diseñada por el arquitecto Francisco Javier SaÌenz de Oiza. Foto Joan Oger Unsplash.

La Torre Triana, en la Isla de la Cartuja, fue construida en 1993 con diseño de Francisco Javier SaÌenz de Oiza. Foto: Joan Oger | Unsplash.

Lo más nuevo de Sevilla

Pero más allá de la transformación del viejo recinto de la Expo’ 92, y sin alejarse demasiado de la isla de La Cartuja ni del canal del Guadalquivir, en Sevilla han ido surgiendo a lo largo de estas décadas espacios también muy emblemáticos.

Desde luego está la Plaza de la Encarnación, con su Metropol Parasol. Llamativa construcción, popularmente conocida como Las Setas, firmada por el arquitecto berlinés Jürgen Mayer.

Una estructura tan artística como práctica, pues alberga un mercado gastronómico, bares y restaurantes de selecta cocina, un espacio para espectáculos y el museo Antiquarium, en el que se pueden admirar parte de los restos de la época romana (además de una casa de estilo almohade), que se descubrieron durante la cimentación de esta obra.

Las Setas. Foto Willian Justen de Vasconcellos Unsplash

Las Setas. Foto: Willian Justen de Vasconcellos | Unsplash.

Su cubierta es una agradable terraza en la que pasear o descansar en sus bancos de diseño, abierta a sevillanos y visitantes, pues se accede directamente desde la plaza.

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Sevilla para comérsela

No menos llamativo resulta el Mercado Lonja del Barranco, a orillas mismo del canal de Alfonso XIII y junto al conocido como Puente de Triana. Ocupa un edificio diseñado por el mismísimo Gustave Eiffel, que durante casi un siglo (hasta 1970) funcionó, efectivamente, como una lonja mayorista de pescados y otros alimentos. Su bonita estructura de hierro y cristal permaneció en desuso durante largo tiempo hasta que los conocidos Fran Rivera y Carlos Herrera se animaron a darle vida como un innovador referente gastronómico.

La reforma del edificio lo dotó de una mayor luminosidad y creó un espacio en el que 20 puestos, especializados cada uno de ellos en los más diversos productos nacionales e internacionales, hacen las delicias de los más gastrónomos.

Mercado Lonja del Barranco. Foto Turismo de AndaluciÌa.

Mercado la Lonja del Barranco. Foto: Turismo de AndaluciÌa.

A ello se suma una terraza exterior, entre el mercado y el paseo peatonal del río, que se ha convertido en uno de los lugares más agradables de la ciudad. Sobre todo durante las tardes-noches de primavera y verano.

También junto al río, más allá del Puente de San Telmo, existen varias terrazas con vistas al río, entre las que destaca por su ambiente y decoración Muelle Nueva York.

Mercado la Lonja del Barranco. Foto Turismo de AndaluciÌa

Mercado la Lonja del Barranco. Foto: Turismo de AndaluciÌa.

La Alameda de Hércules

Pero sería imperdonable irse de Sevilla sin visitar uno de los barrios que más se ha transformado desde 1992: la Alameda de Hércules. En torno a este amplio espacio, que hasta finales del siglo XX estuvo asociado al tráfico de droga y a la prostitución, han surgido numerosos locales de diversión, restaurantes, bares de tapas, librerías y salas de arte.

Muchos de estos locales están impulsados por miembros de la comunidad LGBTI, que ha encontrado en La Alameda uno de sus principales puntos de encuentro.

Pero no nos confundamos, la comunidad arcoíris transformó y abrió el barrio a todo tipo de tendencias sexuales y artísticas, sí. Pero lo cierto es que hoy por hoy, la Alameda de Hércules es un agradable lugar para el paseo o para tomar una cerveza, un café o una copa en sus terrazas para todo tipo de públicos.  

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Buen ejemplo es Carayaca Bar o el restaurante Arte y Sabor. Este último, recomendable para experimentar con su cocina fusión y creativa, aunque de indudables raíces andaluzas.

Porque, claro, eso de estar a la última en Sevilla no está reñido con las mejores tradiciones. ¡Faltaría más!   

a.
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