Cómo el arte cambió la cara a Marsella

La capitalidad europea de la cultura supuso una oportunidad para revitalizar la ciudad, especialmente, la zona del Puerto Viejo. Y no la desaprovechó

Marsella era una ciudad no demasiado recomendable hace tan solo una década. De hecho, tenía cierta –y no del todo infundada- fama de peligrosa. En sus calles, sobre todo, las más cercanas al Vieux Port (el Puerto Viejo) todo era posible: mucho mejor no aventurarse por ellas en cuanto llegaba la noche, incluso a plena luz del día. Pero, todas las ciudades, hasta las más canallas, merecen una redención.

Y la de Marsella vino de la mano de su Capitalidad Europea de la Cultura, en 2013. Esa celebración supuso, amén de la celebración de numerosas exposiciones, festivales, y todo tipo de eventos culturales, una nueva oportunidad para la segunda urbe más poblada de Francia.

La elección de Marsella como Capital Europea de la Cultura en 2013 trajo una nueva oportunidad para la segunda urbe más poblada de Francia

También la revitalización de uno de sus monumentos históricos más imponentes, el Fort de Sant-Jean (fortaleza de San Juan) para formar parte de ese gran proyecto divulgativo que es el Mucem, Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo.

 

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A los antiguos bastiones históricos se unió un original edificio diseñado por el estudio de Rudy Ricciotti que alberga tanto salas de exposiciones temporales, como auditorio, espacios para proyecciones y una original terraza superior, a la sombra de una auténtica filigrana realizada con un curioso hormigón de última generación.

Mucem. EFE Guillaume Horcajuelo.
El Mucem fue inaugurado el 4 de junio de 2013. EFE / Guillaume Horcajuelo.

Nueva vida para Le Panier

A la estela de la cultura y la modernidad que abandera el Mucem, la zona más cercana a este museo, el antiguo barrio de los pescadores, Le Panier, ha cobrado nueva vida.

El antiguo barrio de los pescadores, Le Panier, acoge ahora una impresionante colección de arte urbano en sus muros y fachadas

Entre muchas de sus casas siguen colgando tendederos, pero ahora no se alza la mirada para fisgonear en el vestuario de sus habitantes, sino para admirar la increíble y variada cantidad de pinturas de arte urbano que decoran muchos de los muros del vecindario, la mayoría de ellas realizadas con sentido y una indudable calidad artística.

El Puerto Viejo. Turismo de Marsella.
El Puerto Viejo. Turismo de Marsella.

Uno de los más impresionantes es el que decora la Place Père Pierre Saisse, realizado por el artista Nhobi y que homenajea la vocación marinera de esta ciudad.

Además, hoy Le Panier, como barrio hípster por excelencia, está plagado de pequeños cafés, galerías de arte, restaurantes y tiendas de diseño, de ropa vintage y de productos gourmet que merece la pena recorrer sin prisa.

Le Panier, como barrio hípster por excelencia, está plagado de pequeños cafés, galerías de arte, restaurantes y tiendas de diseño, de ropa vintage y de productos gourmet que merece la pena recorrer sin prisa

 

Grafitis en la Place des Pistoles (Le Panier). Turismo de Marsella.
Grafitis en la Place des Pistoles (Le Panier). Turismo de Marsella.

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El Puerto Viejo

No muy lejos, en el Vieux Port, cuyas aguas hoy están plagadas de pequeños veleros y barcos de recreo, llama poderosamente la atención una enorme marquesina realizada a base de metal y espejos. Es obra, nada menos, que de Norman Foster, y se concibió como un lugar en el que los pescadores pudieran instalar sus puestos.

Ya que estamos en el puerto, merece mucho la pena acercarse a un restaurante fundamental: Miramar, y probar el plato más definitorio no solo de Marsella sino de toda la Provenza: la bullabesa

La realidad es que los marineros jamás ocuparon este espacio y ahora se utiliza como sede de presentaciones y promociones relacionadas por la municipalidad de Marsella.

Puerto Viejo. Turismo de Marsella.
Marquesina de Norman Foster. Turismo de Marsella.

Ya que estamos en el puerto, merece mucho la pena acercarse a un restaurante fundamental: Miramar. Allí conviene probar el plato más definitorio no solo de Marsella sino de toda la Provenza: la bullabesa.

Una preparación que entronca con la tradición mediterránea de los guisos a base de pescado a la que pertenecen también nuestros suquets y calderetas marineras.

La particularidad de la bullabesa es que se sirve primero el caldo en el que han cocido los pescados (congrio, lubina, pez de San Pedro, abadejo…), junto a la deliciosa salsa rouille y unas rebanadas de pan tostado. Después, la carne de esos pescados, bañados en el mismo caldo de tan jugosa cocción.

En el mercado de pescadores se pueden adquirir los productos más frescos. Turismo de Marsella.
En el mercado de pescadores se pueden adquirir los productos más frescos. Turismo de Marsella.

Un hotel de playa nada convencional

Una última referencia que denota la importancia que la vanguardia y el arte tienen hoy en Marsella. Hace tan solo unos meses ha abierto, frente al perfil costero de la ciudad, el hotel Nhow Marseille.

Nada que ver con el concepto clásico y funcional de los hoteles playeros: aquí prevalecen la creatividad y la sorpresa, con espacios para el encuentro, para ver y dejarse ver, firmados entre otros creadores por la conocida diseñadora italiana Teresa Sapey o los arquitectos franceses Claire Fatosme y Christian Lefèvre.

Nhow Marseille. Foto NH Hoteles.
Teresa Sapey firma algunos de los espacios del original Nhow Marseille. NH Hotels.

 

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