Cinco secretos de Buenos Aires desconocidos hasta para sus habitantes

Como si fuera un cuento de Borges, hay bares, librerías, ‘milongas’ y espacios de arte que se conoce solo porque alguien reveló el secreto de su existencia

Buenos Aires es una ciudad a la que le gusta jugar al escondite. O a simular un juego de identidades. En esta metrópolis latinoamericana con aspiraciones de urbe europea se ocultan, como un secreto que pocos conocen, librerías, centros culturales, bares y tanguerías.

Lo llamativo es que muchos de estos sitios son desconocidos por sus mismos habitantes, los porteños, o que pasan por delante de ellos y no reparan en lo que esconden puertas adentro.

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La capital de Argentina, a pesar de la crisis en la que cae una y otra vez, asiste a un fortalecimiento del turismo internacional, que le permitió recibir a más de dos millones de habitantes durante el año pasado.

Al menos 100.000 de ellos partieron desde España. Y si alguno quisiera volver, puede visitar estos cinco rincones ocultos en sus calles.

5 Nicky Harrison -- Palermo

Este bar se suma a la tendencia de los speakeasy, los bares y coctelerías que homenajean a los establecimientos clandestinos que florecieron en los EEUU de la Ley Seca.
El frente presenta un moderno restaurante peruano-oriental, el Nicky New York Sushi, con una buena oferta gastronómica de ceviches, tiraditos, y sashimis.
Pero en la parte trasera, detrás de una pesada y oscura estantería, se oculta el Nicky Harrison, que tiene una elaborada carta de cócteles para descubrir en un ambiente sofisticado pero sin estridencias,

4 Palacio Barolo -- Montserrat

La Avenida de Mayo, con fachadas opulentas de aires hispánicos, comunica los dos ejes cívicos de Buenos Aires: la Plaza de Mayo y el Congreso.
En la esquina con la calle San José se levanta uno de los primeros rascacielos de la ciudad y uno de los edificios más interesantes de esta metrópolis. El Palacio Barolo, construido en 1923, tiene un hermano gemelo en Montevideo, y llama la atención por su mezcla de estilos neorromántico y neogótico, pero con una cúpula inspirada en el estilo indio de la región de Bhubaneshwar.
Cientos de miles de personas pasan por su portal pero pocos entran en este bloque de oficinas y descubren las abundantes referencias a la Divina Comedia de Dante Alighieri.

Su diseñador, el arquitecto Palanti, dividió el edificio en tres secciones (infierno, purgatorio y cielo. Las nueve bóvedas de acceso representan los nueve pasos de iniciación y las nueve jerarquías infernales; el faro representaba los nueve coros angelicales.
Sobre la cúpula está la constelación de la Cruz del Sur que se ve alineada con el eje de Barolo en los primeros días de junio a las 19:45 horas. La altura del edificio es de 100 metros y 100 son los cantos de la obra de Dante; tiene 22 pisos tantos como estrofas los versos de la Divina Comedia.
La entrada es gratuita, pero hay visitas guiadas para descubrir estos y otros secretos, y poder ver una de las mejores panorámicas desde los balcones de la planta superior.

3 La Viruta -- Palermo

Quien quiera ver espectáculos de tango, con coreografía algo acrobática, puede ir a los espectáculos de la avenida Corrientes o San Telmo. Pero si se busca un ambiente más auténtico tiene que descubrir las ‘milongas’, las casas de tango donde este ritmo persiste con vigor incombustible.
Una de las más recomendadas es La Viruta, que se encuentra en la Asociación Cultural Armenia, en el barrio de Palermo.
No es fácil seguir los pasos acompasados de este baile, por ello los que llegan por primera vez a una milonga pueden ver a los más expertos danzar suavemente bajo los acordes melancólicos de este ritmo.
O mejor aún: también es posible tomar clases y animarse alguna tarde o noche a demostrar sus habilidades.

2 El Zanjón -- San Telmo

El barrio de San Telmo, en el centro histórico de Buenos Aires, es uno de los paseos más recomendados para encontrar antigüedades, sentir el espíritu del tango y descubrir las casas centenarias que mantiene una estética de cuando fueron levantados por legiones de inmigrantes.
Bajo tierra se encuentra una poco conocida red de túneles realizados en el siglo XVIII, usados tanto para fines estratégicos como de contrabando.
Algunos se descubrieron hace pocas décadas, más fruto de la casualidad que de la pericia arqueológica. El complejo El Zanjón integra a tres espacios que nada parece advertir qué es lo que ocultan detrás de sus puertas.
Una es la casona Los Patios, otro es el establecimiento deportivo El Puente –donde había un antiguo matadero- y a la vuelta está la Casa Mínima, un angosto portal señalado como la vivienda más angosta de Buenos Aires.
Los tres sitios se pueden recorrer con visitas guiadas, y algunos de ellos también se utilizan para organizar eventos en una atmósfera relajada.

1 La Falena -- Chacarita

La Falena es el nombre de la polilla que se conoce como mariposa nocturna, y también es como se conoce a una librería oculta que nadie descubrirá a menos que vaya con el dato certero.
Como si fuera una casa cualquiera del barrio de Chacarita, famoso por su gigantesco cementerio, hay que llamar al interfono y entrar en un oasis de tranquilidad promovido por su fundadora Marcela Giscafré.
En Falena es posible pasar las horas con un libro en un sofá, sentarse a practicar el arte de la conversación con café o una copa de vino, o asistir a una selecta velada literaria o musical.
El patio interior, sus pequeñas mesas, las paredes de ladrillos centenarios llaman la atención al visitante, así como la curiosa disposición de los libros, que no están agrupados por temáticas sino por países. Para explorar y dejarse llevar.

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