Los cinco roadtrips más fascinantes de la costa gallega

Bordeando la vertiginosa costa, entre acantilados que quitan el aliento, faros épicos e impactantes curvas, descubrimos las rutas por carretera más increíbles de Galicia

Los mejores roadtrips de Galicia. Foto: Víctor Martin | Unsplash.

Con 1.498 km de costa peninsular, 2.555 si sumamos islas y marismas, Galicia se alza como la comunidad autónoma con mayor longitud costera, que casi triplica la de Andalucía, segunda en el ranking. Casi mil arenales urbanos y naturales, entre ellos las playas casi desiertas de la Costa da Morte, de Ortegal o de la Mariña Lucense, cientos de miradores, acantilados verticales y faros desafiantes hacen del litoral gallego el destino perfecto para un roadtrip inolvidable. O cinco.

De la Costa da Morte a las Rías Baixas, de la playa de As Catedrais al Cementerio de los Ingleses y desde el faro del cabo Home a los castillos del golfo Ártabro, descubrimos otra cara de Galicia desde la ventanilla del coche.

De Ribadeo al Pico da Frouxeira

Podríamos definirla como la ruta de las catedrales del Cantábrico y es que la costa entre Ribadeo y Barreiros cuenta con uno de los litorales más singulares de Galicia, que discurre entre suaves arenales y caprichosos acantilados, que alberga aldeas y pueblos, algunos tan destacados como el propio Ribadeo y Rinlo, pero también campos de cultivo, montes y, por supuesto, la archifamosa playa de As Catedrais.

Faro Illa Pancha, en Ribadeo. Foto: Ruta dos Faros de Galicia.

Ribadeo el punto de partida. Anclado en el margen izquierdo de la ría del mismo nombre y apenas separada de Asturias por el río Eo, de herencia indiana que se aprecia especialmente en su arquitectura, lo abandonamos por la llamada Carretera del Faro que nos descubre rincones como el Castillo de San Damián y el Cargadoiro.

El itinerario continúa hacia el viejo faro de Illa Pancha, que se eleva sobre aguas turquesas del Cantábrico, para enfilar después hacia Rinlo, cuyo encanto marinero parece detenido en el tiempo, y de ahí a la sucesión de playas Os Castros, As Illas, Esteiro y, por fin, la más conocida, la de las Catedrales.

El viaje no termina aquí: las playas de Arealonga, Lángara, Benquerencia o Remior son otras de las paradas, pero como no solo de playas vive el verano nos detenemos también en yacimientos arqueológicos como el de la Punta do Castro o la playa de O Coto.

Playa de las Catedrales, Galicia.
Playa de las Catedrales. Foto: Pau Casals | Unsplash.

El tramo final discurre por el estuario del río Masma para alcanzar el prominente Pico da Frouxeira, un peñasco de 427 m de altura que solía acoger una fortaleza medieval de la que hoy apenas quedan algunas estructuras. Sí podemos disfrutar, sin embargo, de sus maravillosas vistas a la ría de Foz y las tierras interiores de Alfoz y Valadouro.

De Cedeira a Cabo Ortegal

Un recorrido de apenas 20 km pero capaz de condensar una parte importante del muestrario de paisajes del litoral gallego.

Con la vista puesta en el océano Atlántico y transitando por algunos de los acantilados más elevados de la Europa continental, la ruta al norte del norte arranca en la villa de Cedeira, un encantador enclave marinero desde donde tomar la carretera rumbo a Santo André de Teixido.

Santuario de Santo André de Teixido. Foto Anil Manchego | Unsplash.

El trazado avanza por el valle del río Condomiñas para ascender por un paisaje que se va ondulando, que deja atrás aldeas y cultivos y se aproxima a la sierra de A Capelada y que entre bosques y ganado nos regala lugares como el mirador de Chao do Monte.

Desde lo alto de la sierra, donde se obtienen panorámicas de 360º que nos sitúan a medio camino entre la inmensidad del Atlántico y la serranía, descendemos hacia el cabo Ortegal deteniéndonos en miradores que se suceden a ambas orillas de la carretera y que alternan vistas hacia el mar abierto y la ría de Ortigueira.

El cabo Ortegal marca el fin de este itinerario, un lugar, a 125 m sobre el mar, en el que merece la pena detenerse para admirar la grandiosidad de los acantilados de O Limo (al oeste) y de los islotes de Os Aguillóns al este. Desde este mismo punto se obtienen también vistas de Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península ibérica.

Cabo Ortegal. Foto: Turismo de Galicia.

Entre castillos por el golfo Ártabro

La ruta discurre entre los castillos de A Palma y A Nogueirosa y avanza a través del golfo Ártabro, una suerte de arco marítimo que abarca las rías de A Coruña, Ares-Betanzos y Ferrol. El Portus Magnus Artabrorum romano es hoy una comarca marcada por el mar, de clima suave, playas recogidas y villas asomadas al océano

La ruta comienza en la Real Vila de Mugardos donde se ubica el castillo de A Palma, levantado inicialmente en el siglo XVI para defender la ría de Ferrol en un sistema que incluía también los castillos de San Martiño y San Cristovo.

Tras la fortificación y el faro encontramos un desvío que sube a Montefaro de Ares, donde se alza el monasterio de Santa Catalina de Montefaro, del siglo XIV. Además de visitar la Casa de Andrade encontraremos recompensa en las vistas de miradores como A Bailadora, con una perspectiva sobre Ferrol y su ría, así como los castillos de San Felipe y A Palma.

Mugardos. Foto: Turismo Ferrolterra.

Descendemos a Ares, otra villa marinera, de larga playa y arquitectura indiana, para continuar hacia Redes y Pontedeume -y en medio la playa de A Magdalena y su hermoso pinar- y ascender después al castillo de A Nogueirosa o de Andrade, como se conoce en la zona, con un magnífico mirador hacia la desembocadura del río Eume y la ría de Ares y Betanzos.

Costa da Morte

La Circular de Camariñas es el itinerario perfecto para dejarse seducir por la mítica Costa da Morte, por la fuerza del mar y el verde de los montes, los paisajes litorales, las dunas, cabos y arenales, pero también por las historias de marinos, náufragos y fareros.

Camariñas es el punto de origen y llegada del recorrido. De esencia marinera su pequeña ría alberga un puerto moderno, pero también construcciones tradicionales en las que se evidencia su legado artesano.

Faro de Punta Nariga. Foto: Turismo de Galicia.

Una vez al volante, nos dirigimos al Ponte do Porto bordeando la ensenada de A Basa y ponemos rumbo a Camelle y Arou, dos villas íntimamente relacionadas con el mar hasta el punto de que sus casas se protegían antiguamente con los sobrantes de pintura de los barcos creando además hermosas postales multicolor.

Un camino de tierra permite llegar a la Ensenada de O Trece, su playa de arena fina y su duna que se eleva por la ladera del monte de O Veo. Al otro extremo, el Cementerio de los Ingleses, con los restos de los 172 tripulantes del buque HMS Serpent de la Marina Británica, recuerda lo implacable de esta costa.

Continuamos hacia Vilán entre acantilados y peñascos y nos detenemos en el faro de cabo Vilán, de 130 me altura y el primero electrificado en España, en 1896. Sede del Centro de Interpretación dos Naufraxios, Faros e Sinais Marítimas, es también una de las postales icónicas de la costa gallega.

Cementerio de los Ingleses. Foto: Turismo de Galicia.

Ruta por los cabos de O Morrazo

Del cabo Udra al cabo Home o, lo que es lo mismo, del extremo sur de la ría de Pontevedra al extremo norte de la ría de Vigo, este recorrido por la fachada continental atlántica de la península de O Morrazo alterna playas y naturaleza que condensan la esencia de las Rías Baixas.

Partiendo del cabo Udra, a la entrada de la ría de Aldán y frente a la Illa de Ons, el itinerario nos regala pinceladas de calas y playas de aguas cristalinas, plantaciones forestales y viviendas que salpican la costa.

Faro del cabo Home. Foto: Ruta dos Faros de Galicia.

Al pasar O Hio nos desviamos hacia la Costa da Vela, donde se ocultan arenales recomendables como los de Nerga o Barra, pasamos por Donón y nos adentramos en el que posiblemente sea el trecho más salvaje de esta costa, aunque para ello haya que dejar el asfalto y adentrarse en un camino de tierra que se eleva sobre acantilados a ambos lados y senderos serpenteantes y que nos conduce al cabo Home, emblema de las Rías Baixas y desde donde se divisan las islas Cíes más cerca que desde cualquier otro punto.

El faro de cabo Home, blanco y esbelto, saluda al Atlántico desde su atalaya en el acantilado.

a.
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