Cinco destinos perfectos para amantes de las matemáticas

Las matemáticas son más importantes en nuestras vidas -y también en nuestros viajes- de lo que pensamos

Coincide con el Día del Número Pi (π) y es que no en vano el 14 de marzo, en muchos países representado como 3/14, coincide con la escritura del valor de esta famosa constante matemática y una de las cifras más famosas del mundo. Curiosidades aparte, lo cierto es que las matemáticas nos rodean: están en la ciencia, en la sociedad, en la naturaleza… y también en los viajes.

2020 será la primera edición oficial del Día de las Matemáticas, según lo aprobó la Unesco el pasado 26 de noviembre. Con el lema de ‘Las matemáticas están en todas partes’ se pondrá de manifiesto la importancia de las matemáticas en nuestra vida diaria, además de sus posibilidades para contribuir al desarrollo sostenible y del papel que muchas mujeres han tenido en este ámbito a lo largo de la historia.

La Alhambra de Granada es el único monumento antiguo que reúne los 17 grupos cristalográficos planos que existen en geometría

Para demostrar que, precisamente, las matemáticas están a la vista en cualquier lugar -y más cerca de lo que pensamos- viajamos a cinco destinos diseñados en base a la geometría o la proporción aurea, que guardan los tratados matemáticos más antiguos o relacionados con los estudiosos que cambiaron para siempre esta ciencia.

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Alhambra de Granada

Definido como el “paraíso de la geometría” por la plataforma de actividades Musement, la Alhambra de Granada está construida a partir de tramas de figuras geométricas, que van desde las composiciones más sencillas a las más complejas.

Mosaicos en La Alhambra. Foto Pixabay

Mosaicos en La Alhambra. Foto: Pixabay.

Tanto es así que podemos encontrar en este monumento Patrimonio de la Humanidad los tres elementos claves que permiten cubrir una superficie usando polígonos sin dejar huecos: un motivo poligonal, composiciones a través de isometrías y crecimiento lineal.

Además, es el único monumento antiguo en el cual están presentes los 17 grupos cristalográficos planos que existen en geometría.

El rectángulo utilizado como proporción -no cualquiera, sino el de la raíz cuadrada de 2 (√2) en lugares como la Puerta del Vino, la orientación de los oratorios como el del Mexuar -por supuesto, hacia La Meca- que se realizó mediante métodos trigonométricos, y el empleo de los siete tipos de frisos que existen en geometría según el algoritmo de Rose-Stafford son otras de las fascinantes características de este lugar que cuenta incluso con un blog, La Alhambra Matemática, además de varias publicaciones, dedicados a desvelarlos.

La Alhambra. Foto Pixabay

De los mosaicos a los arcos hay complicados cálculos matemáticos en toda La Alhambra. Foto: Pixabay

Stonehenge

Matemáticos, físicos o astrónomos, los creadores de Stonehenge fueron sin duda grandes conocedores de las proporciones y la orientación para construir esta gran obra megalítica en Gran Bretaña, datada entre la Edad de Piedra y la del Bronce (entre el 2.400 y el 1.700 a.C.).

El lugar donde se encuentra este monumento, formado por grandes bloques de piedra distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas, no es fruto de la casualidad ya que cada año durante el solsticio de verano el sol atraviesa su eje de manera precisa, por lo que se presupone su relación con la astronomía.

Además, su construcción sigue la proporción áurea, que podemos encontrar en la naturaleza y que representa la armonía. En este caso la proporción áurea se da entre el ancho de la construcción de piedras con forma de herradura (la tercera circunferencia) y el diámetro del Círculo Pagano o Druida.

Stonehenge. Foto Sally Wilson en Pixabay

Stonehenge. Foto: Sally Wilson | Pixabay.

Otra teoría lo relaciona con el teorema de Pitágoras, que se habría utilizado 2.000 años antes de que hubiera sido formulado, según el libro Megalith, de Robin Heath.

La Sagrada Familia

En la fachada de la Pasión, como parte del conjunto escultórico de Josep María Subirachs en la Sagrada Familia, aparece un enigmático cuadrado repleto de números: se trata de un cuadrado mágico y, además, de uno muy especial.

El cuadrado mágico de la Sagrada Familia, del tipo 4×4, no se ajusta a las típicas reglas de esta figura

En un cuadrado mágico aparecen series de números dispuestos de modo que cualquier fila, columna o diagonal sume siempre la misma cantidad; sería lo que se conoce como la constante mágica del cuadrado.

El de la Sagrada Familia es del tipo 4×4 y es particular porque no se ajusta a las típicas reglas. Ni contiene todos los números del 1 al 16 ni su constante mágica es 34 como le correspondería (la suma de los números del 1 al 16: 136 dividida entre 4: 34). Y es porque su constante mágica no es el 34, sino el 33, que surge de la modificación del cuadrado mágico que Alberto Durero representó en el grabado Melancolía I y lo transformó repitiendo algunas de las cifras (el 14 y el 10) y eliminando el 12 y el 16, para así obtener una suma que diese 33 como resultado; esto es, la edad que habitualmente se le atribuye a Cristo cuando fue ejecutado. También podría aludir al 3, símbolo de la Trinidad, y también una cifra determinante en el mundo cristiano.

Cuadrado maÌgico Sagrada Familia. Foto Pablo Ibañez Flickr

Cuadrado maÌgico Sagrada Familia. Foto: Pablo Ibañez | Flickr.

Matemáticas egipcias

Si viajamos a Londres y pasamos por el Museo Británico podremos descubrir uno de los mejores documentos que ilustran el nivel de desarrollo que alcanzaron las matemáticas en el Antiguo Egipto. Fechado hacia el 1650 a.C. y atribuido a un escriba llamado Ahmes, es en realidad un manual de instrucciones en aritmética y geometría que proporciona fórmulas para calcular áreas y métodos para la multiplicación, división y trabajo con fracciones unitarias.

El papiro, de 6 metros de largo y 33 centímetros de ancho que adquirió el egiptólogo escocés Henry Rhind en Luxor en 1858, recoge un total de 87 problemas matemáticos con cuestiones aritméticas tales como fracciones, cálculo de áreas, volúmenes, progresiones, repartos proporcionales, regla de tres, ecuaciones lineales y trigonometría básica.

Comienza con la frase «Cálculo exacto para entrar en conocimiento de todas las cosas existentes y de todos los oscuros secretos y misterios» y se cree que su objetivo podría haber sido pedagógico, si bien en la actualidad se considera la mejor fuente de información sobre los conocimientos matemáticos de este pueblo.

Rhind Mathematical Papyrus

Pairo de Rhind. Foto: Wikimedia Commons.

Abadía de Westminster

Sin salir de Londres podemos seguir las huellas de las matemáticas hasta la Abadía de Westminster. Allí no solo encontramos un original pavimento relacionado con la geometría y la cosmología, el mosaico Cosmati, en el altar mayor, atribuido a la saga de artesanos italianos Cosmati entre los siglos XII y XIII, y que en Westminster presenta elementos poco corrientes, como el heptágono, sino también la tumba de uno de los mayores genios de las matemáticas, Isaac Newton.

El autor de los Principia mathematica, donde se describe la ley de gravitación universal, y quien estableció las bases de la mecánica clásica y desarrolló el cálculo infinitesimal, fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas.

Por su cantidad de hallazgos se le considera uno de los mayores genios de las matemáticas pero también uno de los científicos más importantes de todos los tiempos como deja ver su tumba, realizada por el escultor Michael Rysbrack con diseño de William Kent en 1731 y que está decorada con instrumentos relacionados con la óptica y las matemáticas (como el telescopio y le prisma), así como sus grandes obras o una pirámide que encierra un globo celeste con los signos del Zodíaco, las constelaciones y una figura que representa la Astronomía.

Tumba de Isaac Newton. Foto Wikimedia Commons.

Tumba de Isaac Newton. Foto: Wikimedia Commons.

Ya que estamos en la Abadía podemos visitar también las tumbas de reyes y otros personajes ilustres como Charles Darwin y Stephen Hawking.

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