Las calles de Bangkok se transforman en una galería de arte

La Bienal de Arte de Bangkok transforman las calles, los centros comerciales y parques de la capital de Tailandia en una gran exhibición de arte moderno

Bangkok es reconocido en el mundo por su comida callejera (que incluso es ganadora de premios Michelin), sus comercios de productos típicos y su vida nocturna, pero ahora la cultura también se convierte en un imán para el turismo.

La Bienal de Arte de Bangkok presenta 200 obras de arte de una docena de artistas de vanguardia de todo el mundo, como la japonesa Yayoi Kusama (representante de una psicodelia moderna) y el surcoreano Choi Jeong Hwa.

A través de pinturas, fotos, videos, instalaciones y performances el arte se despliega en 20 circuitos en la capital de Tailandia, sobre todo en puntos de gran concurrencia como centros comerciales o junto a los sitios turísticos más famosos.

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«Happy happy me», del surcoreano Choi Jeong Hwa.

“El arte visual es una herramienta muy poderosa”, dijo el director de arte de la muestra, Apinan Poshyananda, a Bloomberg. “Los artistas que se presenta pueden enseñar una reinterpretación de Bangkok”.

Una nueva forma de atraer al turismo

Esta ciudad superó a Londres como la más visitada del mundo el año pasado, con 20,05 millones de turistas internacionales, según un estudio de Mastercard. Mientras que en algunas de sus playas la masificación peligra los ecosistemas, el desplome de las llegadas desde China intranquiliza a sus autoridades.

Las autoridades de Tailandia busca que el arte y la cultura sean una nueva forma de seducir a los turistas

La segunda economía más importante del Sudeste Asiático necesita al turismo para que las cuentas puedan cuadrar, pero a la vez busca fórmulas para evitar la estacionalidad y la concentración en los destinos de sol y playa. Esta feria de arte de tres meses aporta una propuesta alternativa para sus visitantes.

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«Trabajadores asiáticos ocultos», fotografías del alemán Ralf Tooten.

El arte que provoca y reflexiona

El arte que se presenta en la Bienal va más allá de la belleza visual: también busca provocar, polemizar y reflexionar sobre temas que pueden ser tabú y que la sociedad (o las autoridades) prefieren esconder bajo la alfombra.

Así, las obras reflejan problemas como el cambio climático, la contaminación, la crisis de los refugiados, la urbanización y hasta el turismo sexual o la prostitución infantil.

Por ejemplo, la video instalación “Yo tengo sueños” de Chumpon Apisuk aborda el estigma de las prostitutas tailandesas, mientras que las esculturas “Guardianes gigantes”, de Sakarin Krue-On, parecen dos estatuas de templos antiguos pero también se interpreta como una crítica a los conflictos políticos de la región.

Muchas obras de arte llevan a la reflexión de temas que la sociedad y sus autoridades prefieren evitar

Fiona Hall, con “Piso del bosque”, presenta una serie de botellas pintadas que, a la distancia, adquieren forma de esqueleto humano, una forma elíptica para denunciar las guerras que azotaron al Sudeste Asiático y que continúa con crisis como la de los rohingyas en Birmania.

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«Perro perdido», la gigantesca escultura dorada de Aurèle Ricard.

Bangkok, en la senda de las mecas del arte

Entre los trabajos de mayor tamaño está el “Perro perdido”, una escultura gigantesca de un perro ubicado al lado del hotel Mandarin Oriental. Su creador, el francés Aurèle Ricard, dice que este pitbull terrier de fibra de vidrio recubierto por una lámina de oro representa la soledad, no ya de un animal, sino “de nosotros y de las generaciones futuras”.

Según este artista, Bangkok sigue la senda de Shanghái y Hong Kong, y puede convertirse en una de las mecas del arte, ya no solo de Asia, sino del mundo. Por lo pronto, esta Bienal es un buen bautismo de fuego.

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