Brisbane: el nuevo skyline de Australia

La lujosa puerta de entrada a la Golden Coast australiana es también un ejemplo de turismo sostenible que puede recorrerse a pedaladas desde un euro al día

Brisbane es una de las ciudades con más magia de Australia y, además, la única gran urbe que goza de un clima tropical prácticamente todo el año. Playas entre rascacielos, edificios centenarios y lo último en ingeniería son algunos de los atractivos de la lujosa puerta de entrada a la Golden Coast que, además, es ejemplo de turismo sostenible. Recorrerla es sencillo y, sobre todo, barato: un euro al día gracias a sus bicicletas públicas y a una magnífica red de cicloturismo urbano. 

Con algo más de dos millones de habitantes, Brisbane es ‘la tercera en discordia’ de las grandes ciudades australianas. Sin embargo, contar con la mitad de población que Sídney y Melbourne no ha sido un problema a la hora de tutearlas y presumir de atractivo turístico.

Bribane presume de tener a sus pies las mejores playas de la Costa Dorada australiana y la Gran barrera de coral

Y no solo por tener a sus pies las mejores playas de la Costa Dorada australiana y la Gran Barrera de Coral, sino también porque la capital de Queensland es toda una joya en sí misma.

Panorámica de Bisbane. Foto Meriton Suites.
Hotel Meriton, uno de los rascacielos más imponentes de Bisbane. Foto Meriton Suites.

La ciudad hípster

Basta un rápido viaje en tren desde su aeropuerto para plantarse en el centro de la ciudad. Si elegimos ese distrito para hospedarnos, llama la atención que hasta 10 hoteles de cinco estrellas coincidan en apenas unas calles, siendo una ciudad relativamente mediana de tamaño.

Grandes cadenas como W, Pullman, Sofitel, Marriott, Westin o Hilton se suman a firmas locales como Ovolo Inchcolm (un hotel boutique maravilloso) o el Meriton (en uno de los rascacielos más imponentes de Brisbane).

Las vistas desde la torre del reloj del ayuntamiento y sus 91 m de altura son una de las experiencias que no nos debemos perder

Desde la Estación Central, bastarán pocos pasos para descubrir su distrito histórico. De hecho, el Anzac Square Memorial está frente a la entrada a la estación. Erigido en honor a la historia militar de Australia, cuenta con el llamado Santuario del Recuerdo (Shrine of Remembrance) construido en 1930 y que alberga la Llama Eterna, en homenaje a los compatriotas que participaron en la I Guerra Mundial.

Ayuntamiento de Brisbane. Foto Sergio Cabrera.

Ayuntamiento de Brisbane. Foto Sergio Cabrera.

Pero si hay un edificio que llama la atención, ese es el Ayuntamiento, gracias a su imponente torre del reloj de 91 metros de alto y su fachada neoclásica. Subir a la torre y visitar parte del edificio con un guía es una de las actividades gratuitas que podremos disfrutar en Brisbane.

Merece la pena subir no solo por lo antiguo de su ascensor, sino también por las vistas. Antes de marcharnos del edificio hay que ver su auditorio, diseñado tomando como referencia el Panteón de Roma.

También allí se encuentra el Museo de Brisbane, con exposiciones que, a veces, son gratuitas. 

Brisbane a pedaladas

Si queremos empezar con energía, necesitaremos un café. El centro de Brisbane tiene coquetos espacios en los que experimentar el toque hípster que no puede faltar en Australia. Por ejemplo, en la cafetería Strauss (189 Elizabeth St.) o en el Brew Café & Wine Bar (Lower Burnett Lane).

La plaza del Ayuntamiento es un buen lugar para hacernos con una de las muchas bicicletas públicas que se pueden disfrutar por poco más de 1 euro al día (2 dólares australianos). Son de color amarillo y basta con ir haciendo recorridos cortos, lo cual es sencillo porque hay mucho que ver a poca distancia.

Noria De Brisbane. Foto Sergio Cabrera.
Noria De Brisbane. Foto Sergio Cabrera.

El Story Bridge, el puente más emblemático de Brisbane, se puede recorrer a pie o en bicicleta e incluso escalarlo. Además, regala vistas espectaculares del skyline del distrito financiero de la ciudad

Como la ciudad es bastante plana y hay bastantes zonas exclusivas para ciclistas, será una delicia acercarse a pedaladas a edificios históricos del centro como el Treasury Casino and Hotel Brisbane (un edificio de estilo eduardiano del siglo XIX que alberga un hotel, un club nocturno, seis restaurantes y cinco bares) o la catedral de San Esteban.

Treasury Casino Hotel. Foto Treasury Casino Hotel
Treasury Casino Hotel. Foto Treasury Casino Hotel

Aunque es sencillo moverse en Brisbane tomando ferris (algunos son gratuitos) que nos dejan en ambas orillas del río que vertebra la ciudad, esta opción nos dejará sin posibilidad de recorrer a pie o en bici el Story Bridge, su puente más emblemático.

Con 777 metros de largo y 74 de alto, fue levantado en acero en 1940 y es posible incluso escalarlo. Las vistas, también desde su plataforma sobre el río, son geniales, más de noche cuando tenemos el skyline del distrito financiero frente a nosotros.

Story Bridge. Foto Sergio Cabrera.
Story Bridge. Foto Sergio Cabrera.

Picnic en la ciudad

Una vez lo cruzamos nos encontramos con una sucesión de parques antesala del Cliff Park. En este, podremos hacer un picnic, navegar en káyak, tomar fotos de los rascacielos de la orilla de enfrente en sus muchos miradores o caminar por el Cliffs Boardwalk hasta el arranque de The Arbour, un paseo con estructuras curvas rematadas con buganvillas que permiten crear un escenario romántico de color violeta.

También allí está el Museo Marítimo y, si abandonamos el parque, podremos acercarnos al Ayuntamiento de Brisbane del Sur, que tiene su propia torre del reloj, aunque se trata de un edificio de ladrillo en este caso.

La Expo de 1988 transformó el distrito industrial en decadencia de South Bank en la más vibrante y activa zona de ocio de la ciudad

Si seguimos pedaleando por esa orilla del río llegaremos al distrito de South Bank, quizás el más vibrante y atractivo. Gracias a la Exposición Internacional de 1988, la zona fue remodelada y se transformó de un distrito industrial en decadencia en un área moderna y de ocio.

Vista de Brisbane desde el río. Foto Turismo de Queensland.

La pagoda nepalí que el reino del Himalaya construyó para la Expo es de lo poco que queda en pie tal cual fue en aquella época. Su belleza no deja indiferente.

Playa urbana

Claro que si hay algo que llama la atención es la playa urbana que han creado en pleno parque. La Street Beach es mucho más que una piscina pública. Sin necesidad de pagar por su uso, la arena dorada se funde con el césped y el agua y siempre podemos disfrutar de un chapuzón a lo largo del día. Tiene más de 2.000 metros cuadrados y es una delicia, incluso de noche, pues la temperatura no llega a ser fría en ningún momento.

Playa urbana de Brisbane. Foto Sergio Cabrera.
Playa urbana de Brisbane. Foto Sergio Cabrera.

También en el South Bank se encuentra la noria de Brisbane, que rivaliza en vistas con las del observatorio del jardín botánico del Monte Coot-tha (a pocos kilómetros del centro); el Queensland Performing Arts Centre y su amplia oferta de teatro y danza; y el Museo de Queensland, entre otros muchos edificios de ámbito cultural, que entre todos forman uno de los distritos más artísticos de Australia.

Chinatown, en Fortitude Valley, es una de las zonas más dinámicas y heterogéneas, con edificios recuperados, arte industrial o murales

Si volvemos a cruzar por el puente Victoria, estaremos otra vez en el centro histórico. Las calles Queen, Edward, Elizabeth y Albert forman una cuadrícula en la que encontraremos todo tipo de tiendas y centros comerciales en donde hacer compras.

Y, si queremos un toque de exotismo, a 10 minutos en bicicleta en dirección norte, tenemos Chinatown, en Fortitude Valley, que es uno de los distritos más dinámicos y heterogéneos, con edificios recuperados, arte industrial, murales…

The Arbour, Bisbane. Foto GSpace.
The Arbour, Bisbane. Foto GSpace.

¿Ganas de una cena homenaje? Que sea en E’cco, el restaurante del chef neozelandés Philip Johnson, uno de los más conocidos en Australia. Su menú degustación por 55 euros es una más que magnífica idea (con maridaje, desde 100 euros).

Restaurantes como E’cco, Gerard’s Briso o Sixes and Sevens son excelentes opciones para una cena de diez

Otra opción es Gerard’s Bistro, con Ben Williamson a los fogones, cuya cocina tiene un toque de Oriente Medio y una presentación muy moderna. A un paso de allí, Sixes and Sevens nos permitirá una buena copa antes de la medianoche.

Habremos completado un círculo casi perfecto en el que habremos descubierto por qué Brisbane es tan imprescindible como visitar las playas más exóticas de Queensland.

a.
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