Aruba o cómo acceder a la mejor cocina de las islas del Caribe

La pequeña isla del Caribe potencia su gastronomía para que sea uno de sus más valiosos activos

De fina arena blanca y cálidas aguas, las playas de Aruba, han sido catalogadas como unas de las mejores del mundo. A solo 25 kilometros de la costa de Venezuela, se encuentra esta antigua colonia holandesa que ofrece a sus visitantes estancias en los más lujosos hoteles y una gran variedad de actividades. Pero esta isla ofrece más que exuberantes playas y fastuosos resorts, más de lo que hasta ahora ha caracterizado a las islas caribeñas: la mejor cocina del Caribe.

La ‘isla feliz’, como es conocida Aruba, es un destino gastronómico cada vez más en boga por quienes visitan el Caribe. Está conformada por más de 100 nacionalidades y la fusión de las mismas se ve en sus platos. Distintos sabores que nacen de la combinación de la tradición local y nativa con la influencia holandesa, sudamericana, asiática, española y de otras islas vecinas.

Cocina multicultural

Un ejemplo de esta herencia pluricultural es el keshi yena, quizás el plato más característico de la cocina arubeña. Se trata de un guisado de pollo con vegetales, recubierto con queso gouda.  El carni stoba es otro conocido estofado de la isla, hecho con carne de ternera. Cualquiera de estos dos platos puede ser acompañado por el pan típico, el pan bati, hecho con harina de maíz, muy parecido a los pancakes.

El Pastechi, es una especie de empanada de masa dulce freída y rellena con diferentes ingredientes como carne de ternera, pescado o gambas, que también puede servir de acompañamiento. Pero lo imprescindible en cualquier menú de lujo sea de comida local o extranjera es la sopa de mariscos, hecha con los frutos de mar más frescos que ofrece el mar que baña la isla.

Toda la oferta gastronómica del mundo en Aruba

Los visitantes acceden de esta manera a una amplia oferta en restaurantes especializados en cocinas étnicas de todo el mundo: italiana, del Medio Oriente, brasileña, peruana, japonesa o francesa, por citar solo unos ejemplos.  

La mayoría de restaurantes en Aruba están ubicados en el área de Palm Beach, en las diferentes playas de la isla, o en el centro histórico de su capital Oranjestad. Los hay para todos los bolsillos, desde el más lujoso hasta el clásico y sencillo restaurante caribeño encallado en la arena de la playa y protegido por cocoteros.

Las recomendaciones de Cerodosbé.

Carte Blanche Restaurant

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Estofado de carne y vegetales del Carte Blanche en Aruba. Foto TripAdvisor.  

Considerado como uno de los mejores restaurantes de Aruba. Se especializa en comida europea.  Con una barra reservada para solo 14 personas, a las que se les prepara un menú de 5 platos justo enfrente de sus ojos, con las más vanguardistas técnicas de preparación. Carte Blanche también tiene una amplia carta de vinos y ofrece una buena selección de martinis y otros cócteles. El precio por persona es a partir de los 90 euros y la reserva se tiene que hacer con casi seis meses de anticipación.

The Kitchen Table by White

The Kitchen Table by White
Scallops tempera uno de los 8 platos que ofrecen en The Kitchen Table by White. Foto TripAdvisor. 

Uno de los mejores restaurantes donde degustar la comida lugareña. The Kitchen Table by White ofrece a sus clientes 8 de los mejores platos de la comida caribeña, cajún y criolla con las técnicas más modernas de preparación, además de un menú para vegetarianos con varias opciones sin gluten. El recorrido por el restaurante se inicia en el mirador, para así observar las mejores puestas de sol mientras se bebe un cóctel y se degustan los primeros dos platos de la noche. Luego se continúa en la barra de la cocina con espacio para 16 personas. Esta inmersión en la mejor comida caribeña gourmet cuesta de 70 a 90 euros. Las reservas también se deben hacer con bastante tiempo de antelación

2 Fools and a Bull

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Rosbif, especialidad en 2 Fools and a Bull. Foto TripAdvisor. 

Especializado en comida internacional, 2 Fools and a Bull recibe a sus clientes con una copa de champagne en el jardín.  Los propietarios, dos holandeses muy alegres (o tontos como ellos mismos se definen), son los encargados de recibir y atender a los visitantes. La comida en este estudio gourmet es preparada a la vista de los comensales. Mientras uno de los “dos tontos” cocina, el otro se encarga de amenizar la noche, con distintas historias y anécdotas. El restaurante tiene un aforo máximo de 16 personas con un precio aproximado de 90 euros por cabeza. 

 

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