Ámsterdam imita a Madrid: nada de Airbnb en el centro

Ámsterdam frena los alquileres por Airbnb en su casco histórico y limita la llegada de cruceros y la circulación de buses turísticos

Ámsterdam sigue los pasos de Madrid, Barcelona, Venecia y otras ciudades que echan el cerrojo a Airbnb y otras plataformas de alquiler turístico: los cuatro partidos que negocian la formación de gobierno acuerdan prohibir los alquileres vacacionales de corta estadía en el casco céntrico.

Los partidos Laborista, Socialista, GroenLinks y D66 presentaron una batería de medidas para evitar la “Disneyficación” de la ciudad holandesa. Ámsterdam, con 800.000 habitantes, recibió a 18 millones de visitantes el año pasado, un aumento del 20% desde el 2016.

Sin cruceros ni buses turísticos

Además de limitar los alquileres de pisos turísticos, estos partidos proponen desviar a los cruceros para que no atraquen en el puerto central, limitar la navegación de embarcaciones de recreo por los canales de mayor calado, y frenar los paseos de segways, patinetes eléctricos y bicicletas con barra de cerveza.

Ámsterdam quiere alejar al turista que llega por la oferta de sexo y drogas, y apuntar a un visitante interesado en sus valores culturales

Los buses turísticos no podrán entrar en la zona histórica, conocida como El Anillo. A lo sumo acercarán a los visitantes a la Estación Central, que se encuentra a poca distancia de los principales atractivos turísticos.

Sube el impuesto turístico

También se plantea aumentar la tasa turística a un 7% en las pernoctaciones, lo que permitirá a la ciudad recaudar 105 millones de euros para el 2022.

Ya Ámsterdam había aplicado otras medidas para frenar al turismo, como prohibir las aperturas de comercios dedicados al turismo en su casco céntrico, o limitar los alquileres vacacionales de 60 a 30 días al año.

Consecuencias de la masificación

Los pisos en plataformas de alojamiento vacacional aumentaron de 4.500 unidades en 2013 a 22.000 en 2017, según ha registrado el consistorio, lo que ha incrementado las «repercusiones no deseables en varios vecindarios y barrios de Ámsterdam», indicó.

Entre estas consecuencias, indican representantes de los partidos, están la suciedad, los descuidos por caminar por carriles para bicicletas o conducir estos vehículos sin respetar las normas de tránsito.

También está el factor económico: las propiedades subieron el 12% entre 2016 y 2017, y el precio promedio de un apartamento supera los 407.000 euros.

Se buscan otros turistas

Ámsterdam realiza, en paralelo, campañas de marketing para alejarse del tópico de sexo y drogas, con la oferta de prostitución del Barrio Rojo y la presencia de los coffee shops.

Para ello promociona su abundante oferta de museos y centros culturales, como los de Van Gogh, Rembrandt o el de Anna Frank.

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