48 horas en Coímbra, la ciudad de los mil arcos

La capital medieval de Portugal aún guarda sorpresas: fado, boutiques con encanto, bocados gourmet y picnics improvisados a apenas dos horas de la frontera

Por su belleza, su cercanía y sus buenos precios, Portugal siempre fue uno de los destinos preferidos de los españoles, independientemente de que se buscase playa, cultura, naturaleza o un poco de todo. Este año, lo será aun más si cabe, gracias a su gestión de la crisis sanitaria -de excelentes resultados-, una vez se acaben las restricciones fronterizas.

Quienes ya hayan estado en Lisboa y Oporto no pueden dejar pasar la oportunidad de seguir descubriendo joyas en Portugal. Es el momento de acercarse a Coímbra, la que fuera capital medieval del país, y enamorarse de una de las pequeñas ciudades con más encanto de la península. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una joya; pero es también de las ciudades con mejor ambiente de ocio y, cómo no, con una gastronomía de impresión.

[Para leer más: ¿Nostalgia de verano? Portugal tiene la respuesta]

Dos ciudades en una

Un fin de semana allí será toda una experiencia si nos permitimos conocerla con calma y con un espíritu de lo más hedonista. Coímbra se divide en la parte alta (Cidade Alta) y la baja (Cidade Baixa), siendo la primera la que concentra las visitas turísticas y donde empezaremos nuestra ruta. Concretamente, en uno de sus lugares más importantes: la Universidad.

De las más antiguas del país (y de Europa), corona Coímbra desde el siglo XIII (la ciudad está en una loma, por lo que prácticamente todo está en cuesta). En la Universidad, además de sus edificios principales, merece la pena pasar por su torre, cuyo campanario marcaba el horario de las clases y desde dónde tendremos la mejor panorámica de 360º de la ciudad. Además, hay que entrar en la capilla de San Miguel (con un órgano impactante) y su biblioteca Joanina, con más de 300.000 obras depositadas de los siglos XVI al XVIII en estantes de talla dorada. ¿Efecto ‘wow’? Aquí lo tienes.

Biblioteca Joanina de la Universidad de Coimbra. Foto Getty Images.

Biblioteca Joanina de la Universidad de Coimbra. Foto: Getty Images.

Paseos secretos

Poco a poco caminaremos hasta la ribera del río Mondego, que rodea el casco urbano, pero lo haremos con callejuelas serpenteantes y sinuosas, muchas de ellas empedradas. Son huellas moriscas que también se aprecian en el arco de Almedina, la antigua puerta de la ciudad, o en los palacetes y casonas que se van sucediendo.

Caminando por la estrecha rua Sá de Miranda se llega a la catedral Nueva, en la plaza de largo da Feira, fundada por jesuitas en el siglo XVII y que atesora una fachada barroca y dos majestuosos órganos del siglo XVIII. A un paso, el Museo Machado de Castro, que albergó una logia del siglo XV, y antes fue templo, palacio arzobispal y núcleo en la época romana. Casi nada. Además, es museo desde 1911. Haciendo esquina está la iglesia de San Salvador, otra de las más importantes de Coímbra.

La ruta gastro

Sin embargo, es la siguiente parada la que seguro nos llevará un poco más de tiempo: la Catedral Vieja. De estilo románico-gótico del siglo XII y con influencias mudéjares, es una de las joyas arquitectónicas medievales de Portugal. Con un diseño que recuerda a un castillo, allí coronaron a reyes como Sancho I o Juan I. Verla con calma y dejarse llevar por la historia de sus muros y el fresco de su interior merece la pena, sobre todo si el día es caluroso.

Coimbra. Foto Getty Images.

Coimbra. Foto Getty Images.

Seguramente llegará el turno de almorzar. No faltan buenos rincones en los que disfrutar de la gastronomía portuguesa. Además de cualquier plato de bacalao, podremos probar la dobrada, un guiso de tripas con alubias, o el feijoão, que es un guiso de alubias con arroz. ¿Dónde? En cualquier taberna del centro histórico o en lugares con encanto como el Zé Manel dos Osso (Beco do Forno, 10-122), con más de 60 años y que no admite reservas (suele estar lleno, pero su chanfana y lsus cogumelos emporcados bien valen el intento). También en Aeminium (el nombre romano de Coímbra, en Escada dos Gatos, 14) con una gran presentación de los platos.

Antes de abandonar la Cidade Alta, podemos vagabundear por sus callejuelas. Coímbra no ha sido ajena al gusto por la reinvención de los centros urbanos con detalles de arte contemporáneo, incluso de vanguardia. Veremos guiños culturales y estéticos, grafitis que son puro arte y boutiques con encanto que le dan una vuelta al manido concepto de tienda de recuerdos o artesanía.

Después de tanto caminar sobre adoquines, nada mejor que un descanso en el Jardín Botánico, donde incluso se puede hacer pícnic, y que está junto al acueducto romano, que no por ser menos espectacular que el de Segovia desmerece.

Café Santa Cruz, Coimbra. Foto: Diego Delso.

Café Santa Cruz, Coimbra. Foto: Diego Delso.

Para cenar y disfrutar de la noche, nada como esos pequeños lugares con no muchas mesas y la comida más deliciosa. Nuestro destino puede ser el Fangas Mercearia Bar (Fernandes Thomas 45-49), donde las tapas de embutidos y quesos se acompañan de los mejores vinos y conservas. Otra opción es el Quebra o Galho (R. Quebra Costas 12), muy frecuentado por estudiantes y donde, como en muchas tascas de la Cidade Alta, el fado suena sin parar.

La Ciudad Baja

Nuestra segunda jornada se centrará en la Ciudad Baja pero antes toca desayunar. Estar en Portugal y no desayunar su rica bollería es un pecado. En los monasterios de Coímbra elaboran dulces tradicionales de los que es imposible comer solo uno (el pudín de las Clarisas, el ‘bolo de San Antonio’ o los crucios son algunos de ellos). Pero encontraremos también los clásicos lusos, como el pastel de Belem.

Podemos acercarnos a la Pastelería Briosa, abierta en los años 50 y que está considerada el mejor lugar donde desayunar un café con un bollo tradicional (Largo da Portagem).

Pastelaria Briosa   Pastel de Belem   Foto Pastelaria Briosa

Pastel de Belem. Foto: Pastelaria Briosa.

Tras desayunar, la visita comienza en la plaza del 8 de Mayo, donde girará buena parte del día. Primera parada: la Iglesia de la Santa Cruz, que alberga la tumba del primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez, y que tiene un pequeño templete en su antiguo claustro de lo más ‘instagrameable’. Es lo que se conoce como Jardín de Manga y está a un paso del Mercado, por lo que, si está abierto, podemos aprovechar para comprar algo que llevar a casa de los productores locales.

La profusión de arcos medievales es lo que hace que a Coímbra se le dé el sobrenombre de la ‘ciudad de los mil arcos’. Pero no solo hay eso, también torres, como la de Anto, con sus pequeñas ventanas góticas. Será nuestra siguiente parada.

Caminaremos por la avenida Fernando de Magallanes hasta la estación de tren para admirar su hermosa fachada y seguiremos hasta atravesar el río por el Ponte de Santa Clara. En la otra orilla nos esperan el Portugal Dos Pequeninos y las ruinas del monasterio de Santa Clara la Vieja. El de Santa Clara la Nueva está a unos pocos pasos.

Podemos optar por comer en esa parte del río o cruzar de nuevo a la ciudad medieval. No faltarán opciones y, seguramente, habremos echado el ojo a algún restaurante durante los paseos del primer día (es recomendable ir en taxi, para no cansarse demasiado).

Jard¡n da Manga   Coimbra   Foto Wikipedia

Jardín da Manga, Coimbra. Foto: Wikipedia.

Sea donde sea, tendremos que dejar un poco de hueco para merendar en el rincón más famoso donde ofrecen café, tarta y fado todo en uno: el Café Santa Cruz (Praça 8 de Maio). De 18.00 a 20.00 horas se puede disfrutar de una deliciosa merienda con el son de los fadistas.

Jardines al fresco y compras de diseño

Antes podremos descansar al fresco en el Jardim da Sereia, lleno de estatuas y con una imponente fuente (aquí también se puede hacer picnic, si se desea). También podemos aprovechar para comprar, si no lo hicimos ya durante el paseo de la mañana.

Los amantes del diseño y las compras tienen una cita con Coimbra Concept Store, una pequeña boutique donde encontraremos desde pequeñas colecciones de moda (destacan los bañadores) a un interiorismo muy cuidado, sobre todo para vestir la mesa con vajillas y detalles muy bonitos (Avenida Sá da Bandeira, 116).

Plaza 8 de Mayo, en Coimba. Foto: F. Garcia | Flickr.

Plaza 8 de Mayo, en Coimba. Foto: F. Garcia | Flickr.

También a lo largo de la calle Ferreira Borges se suceden diferentes tiendas muy interesantes, desde antigüedades y curiosidades como In Vintage (en el 148), tiendas de conservas en presentaciones originales o la deliciosa Coisas E Sabores, que reúne una gran muestra de productos premium de firmas de alta gama portuguesa difíciles de encontrar (Plaza 8 de Mayo).

Bocados gourmet, compras de diseño, paseos con mucha historia y vistas de altura se irán sucediendo en un fin de semana que seguro recordaremos mucho tiempo. Coímbra nos espera.

a.
Ahora en portada