En las escarpadas laderas marinas, en islas golpeadas por las olas, erguidos sobre promontorios rocosos, los faros gallegos se descubren en una serpenteante ruta de más de 1.000 kilómetros.
Es casi imposible visitarlos todos, pero la plataforma rutadosfaros.gal propone hasta 50 rutas que permiten escoger diferentes itinerarios y enlazar las vistas con parajes naturales, restaurantes basados en platos tradicionales y seguidores de la filosofía kilómetro cero o actividades marítimas, que van desde salir a pescar a visitar una carpintería de ribera, visitar un puerto cuando llegan las barcas cargadas o seguir los pasos de los mariscadores.