Así fue el increíble viaje que trajo el ‘Guernica’ a España hace 40 años

Una operación secreta, Boeing 747 de Iberia y 319 compañeros de viaje rodearon la llegada a España del Guernica de Picasso

Los 319 pasajeros de aquel vuelo no sabían que el ‘Guernica’ viajaba en la bodega. Foto: Iberia.

“Con un granito de arena yo ayudé a traer el Guernica hasta aquí”. Lo explica Isabel Almazán, una de las tripulantes de Iberia que viajó en el vuelo que trajo a España el famoso cuadro de Pablo Picasso. Hoy hace 40 años de aquel extraordinario viaje que culminó una operación secreta con una larga negociación y no pocos problemas. Pero con final feliz.

Aunque cualquiera podemos disfrutar del cuadro en el Reina Sofía -hoy, de hecho, se puede ver gratis, con motivo de del 40º aniversario de su llegada España-, el traslado de la obra, una de las más emblemáticas de la historia del arte universal, fue toda una aventura.

El Guernica, un encargo Gobierno de España al artista malagueño para el Pabellón Español en la Exposición Internacional de París de 1937, fue custodiado durante cuatro décadas por el museo MoMA de Nueva York -por expreso deseo del artista, que dejó constancia de su rechazo a exhibirlo en España mientras no fueran «restituidas las libertades públicas».

Guernica. Foto: Joaquín Cortés | Román Lores | Museo Reina Sofía.

De incógnito en un jumbo de Iberia

Aunque el propio Gobierno de Franco pidió el cuadro al MoMA en 1968, un «canto al sol», según Javier Tusell, director general de Bellas Artes de la época, que explica en la obra El Guernica recobrado (Cátedra) de la historiadora Genoveva Tusell García los pormenores del traslado de la obra, no fue hasta el cambio de régimen cuando traer el cuadro fue una posibilidad real.

Javier Tusell fue, junto al entonces ministro de Cultura, Íñigo Cavero, el artífice de la operación, bautizada como ‘Cuadro Grande’.

Todo se hizo en el más absoluto de los secretos. El mismo 9 de septiembre de 1981, al cierre del MoMa –en su horario habitual, para no generar ninguna suspicacia-, el director, Richard Oldenburg, avisó a los conservadores de que había que desmontar y empaquetar el cuadro. Nadie más estaba al tanto en la institución del final del exilio del Guernica.

Le quitaron el bastidor y enrollaron el lienzo, de 7,77 por 3,49 metros. A la mañana siguiente se firmó toda la documentación y dos camiones salieron escoltados por la policía metropolitana de Nueva York, un trayecto que coincidió con un corte de luz que inutilizó los semáforos de la ciudad ocasionando un atasco monumental.

El Guernica viajó en un Boeing 747 de Iberia. Foto: EFE.

«Cuando por fin llegaron al aeropuerto», explica Tusell, «se metió en la bodega de un avión comercial de Iberia lleno de turistas que no tenían ni idea».

Solo al tocar tierra el comandante del vuelo, Juan López Durán, informó a pasajeros y tripulación del ilustre acompañante que habían tenido en el vuelo

Vuelo 0952 de Iberia

Entre los pasajeros, iba un dispositivo de seguridad y cargos del ministerio: «No tenían billete ni nada, tuvieron que comprarlo en el aeropuerto, lo hicieron todo sobre la marcha».

Apenas el comandante del avión, Juan López Durán, estaba al tanto de la operación, que desconocía casi toda la tripulación de 19 miembros y, por supuesto, los 319 pasajeros.

Solo al tocar tierra, los pasajeros supieron de su ilustre acompañante. Foto: EFE.

Se trataba de un vuelo regular, 0952 de Iberia, a bordo del jumbo Lope de Vega (matrícula EC-DLD), que salió del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy y aterrizó en el de Madrid-Barajas a las 8:27h del día 10.

Solo cuando el avión toco suelo español, el comandante avisó por megafonía a los viajeros de que la obra maestra viajaba en bodega. «Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Tengo que decirles que han venido acompañando al Guernica de Picasso en su regreso a España».

Aunque la expectación era máxima, la operación ‘Cuadro grande’ se llevó a cabo en total secreto

Beatriz Ganuza, también tripulante en aquel vuelo 0952 de Iberia, recuerda la ovación de todo el pasaje tras escuchar las palabras del comandante. Fueron «muchos aplausos y mucha alegría» las que compartieron con los pasajeros aunque, solo al desembarcar y ver la cantidad de gente que aguardaba la llegada del Guernica, fueron conscientes de la «magnitud de aquel evento».

El traslado del Guernica. Foto: Iberia.

Tampoco Isabel Almazán sabía que el cuadro viajaba, enrollado y en una gran caja de madera, en la bodega del avión. Aún hoy, cuando acompaña al Reina Sofía a amigos, de aquí o de fuera, no puede evitar «revivir aquellas emociones» y sentirse orgullosa por el «granito de arena» que también ella aportó a este gran logro.

Del Casón del Buen Retiro al Reina Sofía

El Casón del Buen Retiro -vinculado al Museo del Prado- fue el primer destino del óleo, si bien el público no pudo verlo hasta finales de octubre de 1981, tras un grueso cristal antibalas y custodiado por un Guardia Civil con metralleta.

A la inauguración acudieron personalidades de todo tipo. Desde una nutrida representación del Gobierno a la Duquesa de Alba, ante la presencia de periodistas de todo el mundo. Cientos de ciudadanos hicieron cola, desde la noche anterior, para poder ver la obra, todo un símbolo de la lucha antifranquista y la reconciliación del país.

Beatriz Ganuza e Isabel Almazán, tripulantes en el vuelo de Iberia que trajo el ‘Guernica’. Foto: Iberia.

Allí permanecería hasta 1992, año en el que realizó su último viaje hasta el Reina Sofia, donde hoy luce (y sin cristal antibalas).

a.
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