El artista Tomás Saraceno desembarca en un castillo en el centro de Francia

El artista argentino Tomás Saraceno inaugura una exposición en un castillo próximo a Angulema (Francia) que culminará con una gigantesca escultura flotante

Tomás Saraceno instala su obra en un cráter gigante. Foto: María Díaz Valderrama | EFE.

Hace 215 millones de años, un gran meteorito, llamado después Rochechouart, cayó a orillas del río Charente, al sudoeste de Francia, dejando un inmenso crater. En el lugar, que hoy ocupa el castillo Domaine des Étangs, cerca de la ciudad de Angulema, en la comuna de Massignac, el artista argentino Tomás Saraceno inaugura su última exposición, que combina sus últimos años de trabajo donde se mezclan sus proyectos de telarañas con las formas aéreas que marcan sus últimas creaciones.

La exhibición, que podrá verse hasta la primavera de 2022, no está completa. El paisaje, la interconexión de los diferentes elementos que integran el entorno y la geología inspiran una escultura de gran tamaño en la que está trabajando y que supondrá el broche a esta muestra, comisariada por Rebecca Lamarche-Vadel.

‘Del suelo al sol’

Precisamente ese meteorito que transformó el paisaje francés inspira esta obra, que llevará por nombre Del suelo al sol y que es una escultura de metal de gran tamaño.

“Estamos pensando una instalación que tiene que ver con las nubes y también con la explosión del meteorito en este lugar y lo que ha causado el encuentro entre objetos terrestres y objetos de fuera del globo terráqueo”, ha explicado Saraceno durante la inauguración de la exposición, que lleva el mismo nombre.

La exposicion incluye sus trabajos de los ultimos años. Foto: María Díaz Valderrama | EFE.

A diferencia de estas, la escultura, de unos diez metros de alto, se quedará de manera permanente en el Domaine des Étangs, fundida con el paisaje y rodeada de animales.

Con ella, el artista argentino indaga sobre los vínculos del ser humano con otros seres vivos y el mundo que nos rodea, convencido de que el arte puede ser una forma de “contribuir, de reflexionar y de buscar alternativas para construir un planeta más sostenible”.

Arte para un planeta mejor

No es la primera vez que Saraceno emplea el arte para levantar la voz contra agresiones al medioambiente: sus proyectos le han llevado a denunciar la explotación del litio en las Salinas Grandes, ubicadas en plena puna jujeña, a crear globos voladores capaces de ser lanzados al cielo sin combustibles fósiles y a dibujar valiéndose de los elementos de la naturaleza, como el sol y el aire.

Algunas de estas creaciones pueden contemplarse ya en la antigua lechería del Domaine des Etangs, hoy reconvertido en un hotel cinco estrellas con un restaurante abastecido por los productos de la huerta y los animales de su granja.

Las salas oscuras, las esculturas colgantes y el silencio que reina en este espacio anima a reflexionar en un cambio de ritmo, un paso más lento y más atento al entorno

Para el arquitecto y perfomer, integrar sus obras en este lugar, que trabaja además por la protección de las libélulas y sirve una vez al año de residencia de artistas, tenía sentido pues comparten numerosos valores.

Una nueva relación con la naturaleza

Tanto él como los gestores del castillo se dicen convencidos de que hay que encontrar “nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza”.

Instalación Spider de Tomás Saraceno en la Bienal de Venecia 2019. Foto: EFE.

“Queríamos reflexionar un poco con lo que ha ocurrido durante este año y medio, como algunos humanos se relacionan con el planeta Tierra y cuál es la causa de esta crisis. No hay que olvidar que el haber desplazado seres vivos fuera de su ámbito hace que estos virus salten a humanos”, denuncia el argentino, que pasó buena parte de su infancia en Italia.

En torno a la exposición se organizarán diferentes eventos centrados en propiciar medios de vida más equitativos con el medioambiente

Por eso ha ideado una exposición que obliga al visitante a replantearse su modo de vida, a pararse a pensar: las salas oscuras, las esculturas colgantes y el silencio que reina en este espacio exigen un cambio de ritmo, un paso más lento y más atento al entorno.

Confía en que, si bien algunas actividades humanas continúan amenazando ecosistemas enteros, las obras de esta muestra inviten a «construir relaciones duraderas y a vislumbrar nuevas formas poéticas de estar en el mundo». Por ello, alrededor de la exhibición se organizarán diferentes eventos centrados en propiciar la armonía entre las especies y la generación de medios de vida más equitativos con el medio ambiente.

A sus 48 años y tras éxitos como sus exposiciones en el parisino Palais de Tokyo o la Bienal de Venecia 2019, Saraceno aspira a esta misma calma.

A pesar de preparar simultáneamente exposiciones en Sicilia, Nueva York, Tanzania y Nueva Zelanda y tras presentar una obra en movimiento en movimiento en las viñas de la histórica casa de champán Ruinart, confiesa sentir la necesidad de “alir de los muros de los museos”.

También, confiesa, la de recuperar el sosiego.

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