Eugenia de Montijo, la “primera influencer de la historia”, brilla en el Palacio de Liria

Una exposición con más de 80 objetos personales de Eugenia de Montijo reivindica la figura y el legado de la emperatriz en el madrileño Palacio de Liria

Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, Duque de Alba en la inaguración recorrido temático Eugenia de Montijo. Foto Fundación Casa de Alba.

Casada con el emperador Napoleón III, Eugenia de Montijo llegó a ser una de las mujeres más conocidas de su época. Vivió 94 años, entre 1826 y 1920, y falleció en el Palacio de Liria, en Madrid. Precisamente este lugar nos acerca el personaje a través de una visita temática que cuenta con un total de 80 objetos, entre cuadros de Winterhalter, Sorolla o Madrazo, porcelanas de Sèvres, esculturas, mobiliario y documentos que le pertenecieron.

Además de emperatriz francesa, Eugenia de Montijo era hermana de María Francisca de Sales Portocarrero, más conocida como Paca Alba, XV Duquesa de Alba, tatarabuela del actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martinez de Irujo.

“Era una persona muy culta, que le gustaba mucho el arte y fue muy importante en la época, por ejemplo en el desarrollo de la industria textil”, señalaba el actual duque. Al morir sin descendencia, gran parte de su herencia fue legada a la Casa de Alba, precisamente las piezas que nutren esta muestra temporal en el Palacio de Liria, que podrá verse hasta el próximo 30 de diciembre.

Eugenia de Guzmán, condesa de Teba, emperatriz de los franceses, Franz Xaver Winterhalter 1862. ©Fundación Casa de Alba.

Un recorrido temático

La Fundación Casa de Alba rinde homenaje a la figura de esta destacada mujer, de nombre María Eugenia de Guzmán Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, “culta, refinada e influyente. Una pionera adelantada a su época en múltiples aspectos”.

Todas las estancias de este recorrido temático incluyen objetos de la entonces emperatriz, desde parte de su colección de artes decorativas a objetos personales, pero también cuadros que hasta ahora habían permanecido en las salas privadas de la familia. El Palacio también ha abierto dos salas que habitualmente permanecen cerradas al recorrido y ha traído “obras invitadas” desde otro palacios de Casa de Alba.

La visita, disponible en español, inglés y francés con un guía presencial, se adentra en la biografía y relevancia de esta destacada mujer

Dos de los cuadros más importantes, y que se ven por primera vez, corresponden a Eugenia de Montijo y a su hermana Paca de Alba, pintados por Federico Madrazo (foto de portada).

Las dos muy jóvenes, Eugenia de Montijo posa sin apenas joyas, con un vestido de raso blanco y sin miriñaque, el incómodo corsé obligatorio según los códigos de vestimenta de la época.

Abanico de la Emperatriz Eugenia realizado en nácar. ©Fundación Casa de Alba.

“Paca lleva miriñaque pero Eugenia no, siempre fue muy adelantada a su tiempo, prefería optar por trajes más cómodos. Fue una mujer que creó tendencia, toda una árbitro de la moda”, explica Álvaro Romero Sánchez-Arjona, miembro de la Fundación Alba.

Mecenas de la moda

La moda fue uno de los apartados más destacados de su vida social: fue patrocinadora de la industria textil francesa y del modisto inglés Charles Fréderic Worth, creador de la alta costura femenina, a quien, por ejemplo, pidió que le hiciera 100 trajes para la inauguración del Canal de Suez. Por eso desde la Fundación Casa de Alba se la tilda de ser la “primera influencer de la historia”.

Entre las más de 80 piezas que componen el recorrido temático se encuentran obras pictóricas de Winterhalter, Sorolla o Madrazo, porcelanas de Sèvres, esculturas, artes decorativas, mobiliario y documentos

Las dos hermanas fueron educadas en Francia, donde su familia se trasladó después de que su padre, Cipriano Portocarrero y Palafox, fuera desterrado tras combatir junto a los franceses en la Guerra de Independencia. Cuando su padre murió, su madre se encargó de casar a ambas: a una con el Duque de Alba y a la otra con el nuevo emperador de Francia, Napoleón III.

Entre ellas hablaban francés, como se puede ver en alguna de las cartas que se muestran en la biblioteca. También se expone el intercambio de misivas con personajes famosos de la historia como Sisí Emperatriz, la Reina Victoria de Inglaterra, o el Kaiser II de Alemani. La biblioteca de Liria guarda más de 350 legajos de la emperatriz.

Busto Emperatriz Eugenia, Alexander Lequien. ©Fundación Casa de Alba.

Eugenia de Montijo

“Su vida fue un camino de alegrías y penas”, resume Romero Sánchez-Arjona. Y es que su llegada al trono con Napoleón III no fue como había pensado, ya que su condición de extranjera hizo que no fuera bien recibida por la corte ni el pueblo, como tampoco lo fue María Antonieta, con quien se sentía muy identificada.

Ya convertida en una de las mujeres más destacadas de su época, no se limitó a tener una actitud pasiva como emperatriz consorte. Actuó como regente hasta en tres ocasiones en ausencia de su esposo y, de hecho, tuvo un papel muy activo en asuntos públicos, como en la defensa del proyecto del Canal de Suez.

Cuando llegó la III República, huyó de Francia y se exilió a Inglaterra. Allí, tres años más tarde, moriría el emperador por una enfermedad, y seis años más tarde, su hijo, en la guerra anglo-zulú, en Sudáfrica. La emperatriz le sobrevivió 40 años, en los que siempre vistió de luto.

Curiosamente murió en el Palacio de Liria, donde solía residir cuando visitaba España, algo que hacía muy habitualmente, ya que estaba muy unida al entonces Duque de Alba, su sobrino-nieto. En el recorrido se puede ver una foto de sus últimas semanas.

Recorrido temático Eugenia de Montijo. Foto: ©Fundación Casa de Alba.

Cuando murió se encontraba en España para ser operada de cataratas, algo que estaba deseando para poder volver leer El Quijote, una de sus grandes aficiones. “Era una persona muy culta”, subraya Romero.

Como prueba de la cercana relación con su sobrino nieto se ha incluido un retrato del aristócrata pintado por Sorolla, que mandó hacer para regalárselo a su tía y que suele estar en el Palacio de Dueñas.

Eugenia Montijo dejó a su sobrino nieto gran parte de su colección de cuadros de Winterhalter, Sorolla o Madrazo, así como una extensa colección de artes decorativas que incluye porcelanas de Sèvres, o una gran colección de relojes, muchos de ellos incluidos de manera permanente en el itinerario.

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