El primer museo habitado: así salvó el arte a Genalguacil

Ni siquiera el coronavirus ha podido frenar los Encuentros de Arte que han convertido esta pequeña localidad en la Serranía de Ronda en el primer museo habitado del mundo

Una de las obras de arte creada en una pared del municipio de Genalguacil. Foto: Jorge Zapata | EFE.

Casitas blancas escalonadas se derraman suavemente por la ladera rodeadas de castaños, alcornoques y pinsapos, regatos y arroyos en plena Serranía de Ronda. Con apenas 500 habitantes, Genalguacil es un típico pueblo andaluz con más de 225 días de sol al año. Y, sin embargo, es el primer museo habitado del mundo.

Ni siquiera el coronavirus, en este año de cancelaciones de eventos de todo tipo, ha podido frenar el empuje artístico de una localidad que precisamente celebra los 25 años de los Encuentros de Arte, la iniciativa que vinculó para siempre Genalguacil con el arte contemporáneo y lo convirtió en un pueblo-museo.

El 15 de agosto culmina esta 15ª edición y, una vez más, la implicación de los artistas y la participación ciudadana ha blindado los Encuentros permitiendo aumentar el legado artístico tanto del Museo de Arte Contemporáneo como de los rincones del municipio.

Las instalaciones artísticas quedan en todos los rincones del pueblo. Foto: Jorge Zapata | EFE.

Genalguacil, museo habitado

Se recibieron 209 proyectos para la edición que supone el 25 aniversario y que, Covid mediante, será “diferente, pero no menos importante”, explican los responsables de la iniciativa. Los siete escogidos van tomando forma en otros tantos estudios repartidos por el pueblo.

Fruto de las 15 ediciones celebradas de sus Encuentros de Arte, el pueblo cuenta con 120 instalaciones artísticas repartidas por sus calles y plazas y otras 300 piezas en su Museo de Arte Contemporáneo

Por eso estos días puede verse a Jesús Palomino, cámara al hombro, investigando el la amplia gama de colores blancos en el espacio público; a Raquel Serrano aplicada sobre distintas fachadas para realizar dibujos mediante la técnica de frottagge que tendrán a las calles y arquitecturas del pueblo como protagonistas; o a Christos Papasotiriou captando sonidos por el pueblo para su instalación Local intonation.

Implicación vecinal

El coordinador de los Encuentros de Arte, Arturo Comas, destaca la gran labor que están realizando los artistas y la implicación vecinal, “que sigue siendo el engranaje perfecto que da singularidad a este proyecto único en el mundo”.

Así, son los propios vecinos quienes ayudan a Eduardo Rodríguez y José Manuel Ruíz en su proyecto ‘Vino, Jamón o Teja” recolectado aceite usado y mostrándoles cómo se realizan artesanalmente las tejas tradicionales de terracota de la zona que, ahora en jabón, serán instaladas posteriormente en los tejados para que vayan desintegrándose, como proceso natural, con el paso del tiempo.

El artista Christos Papasotiriou captando sonidos del pueblo para su instalación. Foto: Genalguacil Pueblo-Museo.

También pasan por la casa abandonada, en plena plaza del pueblo, que la joven artista Ana Varea está interviniendo con los objetos personales de una vecina, Antonia ‘La Española’ a través de la cual se muestran las vivencias y tradicionales de Genalguacil en un proyecto denominad ‘La Casa de Fulanita’.

También típicos de la localidad, los azulejos de patrones geométricos están en el centro de la obra de Rafael Jiménez, mientras Paula Valdeón Lemus trabaja en la elaboración de Un paisaje verde, una pieza pictórica-instalativa que mezcla tejido, pintura, dibujo y cerámica y que hace referencia a tres elementos verdes del pueblo como son el cartel de bienvenida, la flor de una pita y uno de sus toldos.

El 15 de agosto estarán todas instaladas.

Lucha contra la despoblación

¿Cómo se forjó la alianza, ya en 1994, entre este pequeño pueblo en el Valle del Genal y el arte contemporáneo? El alcalde de aquella época, Fernando Centeno, tiene la respuesta.

Raquel Serrano trabajando en su proyecto. Foto Genalguacil Casa-Museo.

“Me dijeron que estaba loco, que para qué invitaba a cuatro artistas en vez de arreglar las calles” explica en una entrevista a Efe. Pero sus planes eran muy diferentes: “Yo quería encontrar algo diferente y singular que hiciera que la gente viniera a Genalguacil”.

Otro reto era que el arte contemporáneo “encajara en la estructura urbana morisca propia de la zona”, objetivo conseguido a tenor de las 120 piezas que actualmente enriquecen las calles y convierten a Genalguacil en un pueblo único. Por supuesto, reconoce, “Sabíamos que no iba a ser un éxito desde el primer año”.

Pero los vecinos se volcaron. Trabajaron con los artistas codo con codo, bien con piedras o corchos, bien ofreciéndoles agua, bien posando pacientemente para ser inmortalizados, como es el caso de los cinco vecinos más mayores, cuyos rostros están esculpidos en un tronco que decora la entrada del pueblo.

Rafael Jiménez. Foto: Genalguacil Casa Museo

Encuentros bienales

A los artistas se les ofrecía cama -en casas del pueblo-, comida y el material para la obra, generalmente materiales naturales de la zona, y los vecinos se convertían después en los cicerones que mejor podían explicar las piezas que ellos mismos habían ayudado a crear a los miles de turistas que desde entonces buscan sorprenderse en cada recoveco de Genalguacil.

“Después se corrió la voz de unos artistas a otros. Para ellos, acostumbrados a no relacionarse con el público en la soledad de su estudio, era atractivo trabajar así”, resalta Centeno.

Los Encuentros de Arte son ya un motor económico y social del pueblo: el año pasado, y pro primera vez en 50 años, se incrementó la población en Genalguacil

También hubo altibajos: mientras los primeros Encuentros fueron anuales, la falta de apoyo de las administraciones obligó a pasar a una periodicidad bienal, que todavía mantienen.

Museo de Arte Contemporáneo

En 2004 llegó otro hito: se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo Fernando Centeno López, ubicado en un antiguo molino rehabilitado y que alberga una colección de más de 300 obras de 200 artistas: son el legado tangible de los Encuentros.

El pueblo-museo donde el arte se impuso al coronavirus. Foto: Jorge Zapata | EFE.

El otro no se puede colocar en un museo, pero es igualmente importante, señala el actual alcalde de la localidad, Miguel Ángel Herrera.

“Son un motor económico” para el municipio, hacen “que la rueda económica de Genalguacil siga funcionando”, añade. Una cifra basta: el 100% de los alojamientos del pueblo están reservados estas fechas.

Contra la España vaciada

Y un dato aún más esperanzador: el año pasado se registró, por primera vez en 50 años, un aumento de la población.

Por eso el regidor lo tiene claro. El arte es un aliado contra la despoblación.

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