Léger y su revolucionario lenguaje plástico aterrizan en la Fundación Canal

A su llegada a la vanguardista París de 1900, Fernand Léger echó en falta un lenguaje plástico que le permitiera representar lo que ocurría en la ciudad. Y lo inventó

©Fernand Léger, VEGAP, Madrid, 2021

Procedente del pequeño pueblo francés de Argentan, cuando Fernand Léger aterrizó en la bulliciosa París de principios de siglo XX quedó impresionado por una ciudad moderna, repleta de luces y movimiento, de máquinas y hombres que convivían. De tradición impresionista, el artista quiso retratar el ambiente de la vanguardista capital y acabó desarrollando un nuevo orden plástico. Ahora, una exposición en la madrileña Fundación Canal repasa su evolución artística.

Considerado uno de los artistas más relevantes de la primera mitad del siglo XX, Léger (1881-1955) se centró en aquellos años en París en la búsqueda de un lenguaje pictórico personal, un nuevo orden plástico que pudiese representar lo que ocurre en la ciudad, donde el hombre y la máquina conviven. Las series presentadas en la exposición, pertenecientes a su última etapa artística, muestran el resultado de sus investigaciones: un universo propio donde destacan las figuras geométricas, la simplicidad de las formas y una original concepción del color.

Cirque, 1950. ©Fernand Léger, VEGAP, Madrid, 2021.

“El desarrollo de las ciudades, el bullicio, las máquinas… Léger se da cuenta de que el mundo ha cambiado hacia un caos del que no se puede huir ni ir hacia atrás, y entiende que debe buscar una nueva armonía, creando un orden plástico que represente esta realidad”, explica la comisaria de la muestra, Lola Durán.

Organizada conjuntamente por Fundación Canal y The Art Company, la exhibición, que incluye tres series y casi 80 grabados, podrá verse de forma gratuita hasta el 5 de septiembre en la Sala Mateo Inurria 2.

Un nuevo orden

La primera de las series de Léger. La búsqueda de un nuevo orden parte de ‘Du Cubisme’, nombre del primer tratado sobre este estilo artístico, escrito en 1912 por Albert Gleizes y Jean Metzinger, que refleja en sus páginas la “importancia del cubismo como movimiento más destacado desde el renacimiento”, ya que es “a partir del cubismo cuando la realidad aparece traducida a idealizada”.

Foto: ©Fundación Canal.

Es en 1907 durante una exposición de Paul Cézanne cuando Léger descubre el cubismo como una “nueva posibilidad”, abandonando así su punto de partida, el impresionismo, para fijarse en los objetos y extraer su esencia, que plasma mediante líneas y figuras geométricas dando forma a un cubismo “libre, más próximo al de Duchamp y Metzinger y alejado del de Picasso, más analítico”, explica la comisaria.

En su búsqueda de un nuevo orden Léger desarrolla un universo propio donde destacan las figuras geométricas, la simplicidad de las formas y una original concepción del color

Iluminaciones

‘Les Illuminations’ da nombre a la segunda serie, en la que la Gran Guerra marca al artista en dos vertientes durante su incorporación a filas: “por un lado, la convivencia y el hermanamiento popular en las trincheras, y por el otro, las máquinas, elementos creados por el hombre que a su vez lo destruyen”, explica la comisaria sobre el concepto de la maquinaria para Léger, que realizará una “tremenda reflexión sobre el tema” a lo largo de su trayectoria.

“Cuando Léger presenta elementos de este mundo de la maquinaria, pasa de formas orgánicas a geométricas, pero siempre tratando de sacar la poesía y sus ritmos de movimiento, humanizando la máquina y estos paisajes”.

Les Illuminations. 1949 © Fernand Léger, VEGAP, Madrid, 2021.

Sin abandonar completamente estos motivos, la naturaleza y el cuerpo humano protagonizan las últimas producciones de esta serie, en la que ilustra mediante quince litografías algunos de los poemas pertenecientes a Iluminaciones, del escritor Arthur Rimbaud, que el pintor plasma integrando partes de textos que transcribe con su propia caligrafía, sobre fondos de manchas de colores primarios.

También aquí se encuadra el retrato de Rimbaud: “Léger no solía realizar retratos, únicamente por necesidad económica, ya que huye del detalle que diferencia al individuo, que no le interesa de forma particular sino en conjunto”, apunta Durán.

Cirque

La última serie, casi “el testamento vital de Fernand Léger” es ‘Cirque’. Surge tras el regreso a Francia del artista al finalizar su exilio en Estados Unidos, una época que en sus textos define como “la alegría de vivir”, al encontrar en su regreso “una Francia diferente que hay que reconstruir”, marcando una etapa de optimismo reflejada por el circo, que significaba para el artista “bohemia y libertad”.

Cirque, 1950 © Fernand Léger, VEGAP, Madrid, 2021.

Aunque Léger definía el circo en sus textos como “el espectáculo de su niñez” frecuentó estos espectáculos durante toda su vida, ya que tenían para el artista un “contenido social más allá de la diversión, identificándose además con los acróbatas, que al igual que el pintor se exponen a la caída en cada obra”, señala la comisaria, resaltando la admiración del francés por los circos.

Los círculos y las posturas ondulantes predominan en estas obras, junto a otros motivos como bicicletas, cuyo nexo es un fin social además del lúdico: “pintar bicicletas también tiene un fin político, ya que simbolizaba el derecho a las vacaciones pagadas mediante las playas francesas llenas de bicicletas en verano”.

Proyección El ballet mecánico. Foto: ©Fundación Canal.

La exposición, que puede seguirse también de forma virtual, incluye la producción cinematográfica El Ballet mecánico que el artista creó en 1924 junto a Dudley Murphy y Man Ray y que se convertiría en una de las primeras piezas de cine experimental.

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