Más allá del postureo: la cara b del veraneo en el Mediterráneo español

El fotógrafo Txema Salvans recorre la costa de Algeciras a Barcelona para retratar el lado menos glamouroso del Mediterráneo en una exposición de Foto Colectania

San Roque, de la serie ‘Perfect Day’. Foto: ©Txema Salvans.

Puede que este verano, segundo pandémico, hayamos disfrutado de las vacaciones en España. Sin embargo, solo hacía falta abrir Instagram para descubrir secuencias de vacaciones fantásticas en las que no han faltado yates y piscinas infinitas, mojitos al atardecer y postureos sobre tablas de paddle surf.

¿Así han sido todas nuestras vacaciones? Por supuesto que no, y el fotógrafo Txema Salvans (Barcelona, 1971) ha recorrido la costa mediterránea, de Barcelona a Algeciras, para retratar la cara b, ese lado menos glamouroso y con situaciones que rayan el absurdo, que ahora pueden verse en Foto Colectania, en pleno barrio barcelonés del Born (Paseo Picasso, 14).

Perfect Day: el verano ‘perfecto’ en el Mediterráneo

Con el nombre de Perfect Day, las fotografías, que podrán verse hasta el próximo 21 de noviembre, no se quedan en la sucesión de imágenes, sino que buscan cuestionar los estereotipos especialmente en torno a la sobreexplotacion del litoral mediterráneo.

Comisariada por el director de Foto Colectania, Pepe Fon de Mora, esta exposición monográfica se basa en un trabajo fotográfico del autor, especializado desde sus primeros trabajos en indagar en el territorio de la cotidianidad y en los más sorprendentes comportamientos sociales.

Pulpí, de la serie 'Perfect Day'. Foto: ©Txema Salvans.
Pulpí, de la serie ‘Perfect Day’. Foto: ©Txema Salvans.

Así, dedica largos períodos a sus series hasta que las considera acabadas y siempre han ido acompañadas por fotolibros editados por conocidas editoriales.

Perfect Day, publicado como libro por la editorial británica Mack y con gran éxito de ventas, es la serie que da lugar a esta exposición: un exhaustivo recorrido por la costa mediterránea, desde Barcelona a Algeciras, realizado entre 2005 y 2020.

«No enseñar el mar era la clave. Amplificaba la sensación de extrañeza, de desolación, y sobre todo me ayudaba a hablar del Mediterráneo como un ejemplo de lo que se denomina ‘la tragedia de los bienes comunes'»

Txema Salvans

En esta ocasión Salvans pone el foco en los lugares en los que consumimos nuestro tiempo de ocio. Con su característico estilo formal y conceptual, donde la ironía nos ayuda a entender la dimensión de la tragedia, nos invita a cuestionarnos todos los estereotipos que asumimos en relación a nuestro litoral.

De destrucción y de resiliencia

Según sus propias palabras: “Perfect Day nos habla de la increíble resiliencia tanto física como emocional de nuestra especie. En esta resiliencia, paradójicamente, reside la tragedia del ser humano. Donde otras especies se rinden nosotros somos capaces de aguantar un poco más”.

Torrevieja, de la serie ‘Perfect Day’. Foto. ©Txema Salvans.

La muestra, de 49 fotografías, pone el foco sobre el Mediterráneo, un mar que, sin embargo, nunca aparece.

“No enseñar el mar era la clave. Amplificaba la sensación de extrañeza, de desolación, y sobre todo me ayudaba a hablar del Mediterráneo como un ejemplo de lo que se denomina ‘la tragedia de los bienes comunes’ en la cual varios individuos, motivados por el interés personal y actuando racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común) o sea el Mediterráneo, por tierra, mar y aire”, explica Salvans.

“Esas escenografías del ocio en la sociedad postindustrial son las que justamente interesan a Txema Salvans, que las capta enfatizando su banalidad surreal y agudizando el sentimiento de divertida extrañeza que nos producen”, apunta el periodista, fotógrafo, artista, estudioso y docente Joan Fontcuberta en las páginas del fotolibro.

Las imágenes ni responden ni explican: es el propio espectador el que decide el sentido final de lo que tiene ante sus ojos

El título de Perfect Day hace referencia a la canción de Lou Reed, pero también a una idea recurrente de Salvans: “Nuestra existencia se enmarca entre un suceso altamente improbable que es nacer y otro suceso inevitable que es la muerte. Desde esa perspectiva binaria, cada segundo de vida es un Perfect Day”.

Imágenes que remueven

Las imágenes no responden ni explican, sino que interpelan al espectador con la voluntad de dejarlo suspendido entre la tragedia y la comedia. De este modo, es él quien decide el sentido final de lo que tiene ante sus ojos.

Oropesa del Mar de la serie ‘Perfect Day’. Foto: ©Txema Salvans.

Y es que, como dice el periodista y profesor Pepe Baeza en un texto sobre el artista: “Pero ¿de verdad es posible encontrar placer en lugares degradados como éstos? ¿y por qué no? al fin y al cabo la gratificación es subjetiva y alcanzarla con pocos recursos es un sabio ejercicio de supervivencia”.

El puerto de Cartagena, que comparten felizmente los habitantes de la ciudad con la Base de submarinos de la Armada Española, Torrevieja y la máxima aspiración a no hacer nada, unos jóvenes sobre su toalla en La Línea de la Concepción, cercana a la refinería de Gibraltar, y que tiene la peor calidad de aire de España según la Organización Mundial de la salud o Marina d’Or (en Oropesa de Mar) como paradigma de la gestión y la sobreexplotación de la costa son algunas de las panorámicas de la exposición.

Fotos desde el techo de su furgoneta

En este proyecto, Salvans ha trabajado con una cámara analógica de gran formato montada sobre un trípode. La gran calidad que ofrece la cámara le permite poner el acento en el contexto y en sus detalles, pero es la presencia humana la que le confiere la dimensión trágica que el artista busca.

‘Perfect Day’. Foto: ©Violeta Cañigueral.

Trabajar con película en lugar de digital confiere “una textura reconocible y no sujeta a las modas pasajeras de los filtros digitales”, apuntan los responsables de la muestra.

Muchas fotografías, además, las realiza subido en el techo de su furgoneta con la que ha recorrido 150.000 km a lo largo de 15 años. “La fotografía es un estado de ánimo, me permite experimentar un placer intelectual, observar la complejidad de nuestra especie, estar solo, divagar y permanecer en un estado de contemplación que me libera de la necesidad de ser el protagonista de mi propia vida. Y ese es un gran alivio”, concluye.

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