Cómo la agencia Magnum reinventó el retrato fotográfico

El libro ‘Magnum en la calle’ revela imágenes clave del fotoperiodismo, mientras que ‘Magnum Artistas’ explora fascinantes retratos de grandes creadores de la plástica

Rio de Janeiro. Foto David Alan Harvey/Magnum Photos

Rio de Janeiro. Foto David Alan Harvey/Magnum Photos

La agencia Magnum nació como una cooperativa para defender los derechos de los reporteros gráficos, pero se convirtió en una escuela del mejor fotoperiodismo, un club donde el talento es el pase de entrada, pero donde permanecer solo es posible en base al trabajo y la constancia.

El legado de Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, David Seymour y otros grandes de este arte sirvió para que el mundo conozca lo mejor y lo peor de la sociedad, desde guerras, hambrunas y tragedias naturales hasta alfombras rojas, pasarelas de moda y acciones humanitarias.

Es posible conocer su legado a través de las exposiciones que periódicamente se organizan en diferentes partes de España o del mundo, o mediante algunas gemas que debería estar toda biblioteca de un amante de la imagen.

Calle de Ereván, Armenia. Thomas Dworzak/Magnum Photos

Dos libros imprescindibles

En este caso estamos frente a dos obras, dos facetas de las múltiples caras del fotoperiodismo: Magnum en la Calle y Magnum Artistas, ambos publicados por la editorial Blume.

Magnum en la Calle recopila 300 imágenes de más de 60 fotógrafos de la agencia en su búsqueda de tomas urbanas. Casuales y espontáneas en su mayoría, son instantáneas de diversas partes del mundo de los últimos 100 años, retratos precisos de peatones, comercios, playas y parques; con niños bailando, adolescentes presumiendo, ancianos desconfiados, turistas distraídos, ejecutivos indiferentes, señoras preocupadas, señores aburridos y todas las combinaciones posibles.

Portada de Magnum en la calle. Foto Blume

Las imágenes de calle son microdramas que pueden dar lugar a fotografías cautivadoras y misteriosas. Stephen McLaren

Son “microdramas”, dice en la introducción Stephen McLaren, “que cuando se ven desde el punto de vista apropiado, pueden dar lugar a fotografías cautivadoras y misteriosas, cuyo potencial narrativo emocionaría a Tolstói o Proust”.

Niño en un coche en Colorado, EEUU. Foto Richard Kalvar/Magnum Photos

Otra visión de los conflictos

Varias de las imágenes presentadas en este volumen fueron realizadas por encargos de diarios o revistas, como las de Bruno Barbey en el París de 1968 que se centró en las barricadas.

O las de Chris Steele-Perkins que fue a documentar el ambiente en Belfast en el surgimiento de nuevas tensiones entre católicos y protestantes, y regresó con sus carretes de imágenes de niños jugando entre los escombros.

Pero una gran mayoría fueron tomadas por el innato deseo del fotógrafo de salir a atrapar instantáneas, cazadores de la realidad urbana como si fuera un safari a la sabana.

Y para eso no basta el talento (que ya es un mérito), sino el conocimiento de terreno.

Barcelona en 1992. Alex Webb/Magnum Photos

“Como los taxistas, los fotógrafos de calle saben cómo funcionan las ciudades, cómo se relaciona la gente, dónde está la acción. Ser un experto urbanita es saber por dónde se pone el sol en otoño en Washington Square o qué calles del Soho están más concurridas el viernes por la noche”, señala McLaren.

Escenas efímeras

Estas imágenes sin permiso ni perdón posterior dan una fama efímera a los protagonistas anónimos de la vida de las playas de Río de Janeiro, las torres de cemento de Beijing, los barrios bajos de Ciudad del Cabo, el mercado de Whitechapel de Londres, un mercado de camellos de El Cairo, una plaza en Pyongyang, un terreno abandonado en Oaxaca o la salida del metro en Madrid.

El libro se estructura en tres ejes temáticos, cuatro ciudades y en la breve retrospectiva de 30 fotógrafos.

Los ejes son En Tránsito (la relación entre movilidad, ciudades y personas); Tiempo Libre (donde las fotografías de calle no tienen porqué ser hechas en la calle) y Mercados (quizás el mejor termómetro para registrar el sentimiento de una ciudad).

Playa de Daytona. Foto: Constantine Manos/Magnum Photos

Las ciudades elegidas son Nueva York, París, Londres y Tokio, donde no hacen falta presentaciones para describir la elección de síntesis de lo mejor y peor de las metrópolis.

Y en la treintena de profesionales se encuentran el citado Cartier-Bresson, Abbas, Sergio Larraín, Martin Parr, Carl de Keyzer, Inge Morath, Alex Webb, Bruce Gilden y Herbert List, entre otros.

De artista a artista

Magnum Artistas es un diálogo de talento a talento, de fotógrafo a pintor o escultor, donde el arte de uno refleja al segundo, un intercambio de valores que excede el marco de una imagen.

Entre esos retratos se encuentran varios de los hombres y mujeres que han dado forma a la cultura visual de los siglos XX y XXI.

Portada de Magnum Artistas. Foto: Blume

Porque esa es la idea, explicar cómo 125 fotógrafos lograron hacer posar a otros tantos creadores del mármol y el pincel o pudieron hacerse invisibles para atraparlos en pleno proceso de transformar una tela o un trozo de roca en una obra maestra.

Entre esos retratos se encuentran varios de los hombres y mujeres que han dado forma a la cultura visual de los siglos XX y XXI.

Yayoi Kusama. Foto Alex Majoli-Magnum Photos
Yayoi Kusama. Foto Alex Majoli-Magnum Photos

Entrar en la intimidad del retratado

“Magnum desarrolló un inestimable registro de las vidas de los artistas a lo largo de la época dorada del fotoperiodismo, durante la cual recibió abundantes encargos de las revistas que, a veces, permitieron a los fotógrafos pasar días cerca de dichos artistas”, cuenta Simon Brainbridge en la introducción.

Esa intimidad se ve, por ejemplo, en el retrato de Werner Bischof de Frida Kahlo entre los caballetes, en las tomas de Robert Capa de Pablo Picasso riendo con amigos en su atelier de la Rue des Grands Agustins, o en las copas de sobremesa entre Philippe Halsman con Marc Chagall en la Provenza.

Roy Lichtenstein. Foto Thomas Hoepker-Magnum Photos

Herbert List podía capturar la mirada de un Joan Miró poco amigo de ser interrumpido, Thomas Hoepker lograba que Roy Lichtestein posara entre retazos de pinceladas tridimensionales que aventuraban una obra en gestación, Alex Majoli retrata a Yayoi Kusama abstraída con su creación de lunares de colores y René Burri llevaba a Yves Klein a que recubriera a una modelo de pintura para que use su cuerpo como pincel.

Jeff Koons con escultura de Michael Jackson. Foto Thomas Hoepker – Fondation Oskar Kokoschka

El acierto y los errores

Una de las producciones más famosas y divertidas es la célebre imagen de Salvador Dalí saltando en el aire, con un caballete ingrávido y dos gatos voladores cruzados por un chorro de agua, realizada por Philippe Halsman.

Salvador Dali retratado por Philippe Halsman. Foto Magnum Photos

Junto a la recordada imagen se muestra las tomas descartadas, para recordar que a pesar de ganar la confianza del retratado, de buscar luces, sombras y composiciones, hay muchos factores aleatorios por la que una imagen pasa a ser de una buena foto a una maravilla. Y este es un excelente ejemplo.

Foto de portada: David Alan Harvey/Magnum Photos

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