En la fiebre del selfie, este museo rescata el valor de la fotografía

En Estocolmo el museo Fotografiska presenta las obras de los fotógrafos más importantes de mundo, una iniciativa que cuenta con una sucursal en Nueva York

Muchas personas creen que cualquiera puede ser fotógrafo, que con el móvil y los filtros de Instagram no hacen falta profesionales. Gran error. En Estocolmo hay un lugar para descubrir por qué este arte visual es tan importante para la cultura: el museo Fotografiska.

Abierto en 2010, Fotografiska se encuentra en un centenario edificio de aduanas sobre el Mar Báltico, en el barrio de Stadsgården, en la capital sueca.

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De la estructura original solo queda su fachada de ladrillos en estilo art noveau, porque el interior se convirtió en uno de los centros más importantes del mundo para la promoción de la fotografía.

Más un centro de arte que un museo

Más que museo, sus promotores prefieren hablar de centro de creación, debate y de formación de una comunidad en torno a esta arte visual, ya sea para ver trabajos de artistas, tomar un café rodeado de imágenes de gran formato, asistir a conferencias o ver las novedades que hay en su tienda.

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La sede de Fotografiska se encuentra en un edificio centenario de Estocolmo. Foto: Fotografiska

En Fotografiska no hay una muestra permanente, sino que se organizan una veintena de exposiciones rotativas cada año

De hecho, a diferencia de los museos, aquí no hay una muestra permanente, sino que mantiene una estructura similar a la de una galería de arte, donde se organizan cuatro grandes muestras anuales y entre 15 a 20 más pequeñas.

Grandes firmas y artistas emergentes

El centro cuenta con 5.500 metros cuadrados, de los que la mitad se destinan a espacios expositivos.

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Por sus salas pasaron grandes fotógrafos como David LaChapelle, Annie Leibovitz, Albert Watson, Helmut Newton, Anton Corbijn, Jimmy Nelson y Nick Brandt, entre muchos otros “que quizás no conozcas, pero que escucharás de ellos en el futuro”, indican en Fotografiska.

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Las vistas del restaurante sobre el Báltico merecen la visita. Foto: Fotografiska

Desde su apertura 3,5 millones de personas pasaron por sus salas. Y eso que es un lugar que se exponen obras de estética experimental o con un compromiso social, de cambio, de alerta contra las injusticias. O sea, temáticas que no todo el mundo está dispuesto a compartir cuando está de vacaciones.

Nueva sede en Manhattan

El éxito de su propuesta llevó a los impulsores de Fotografiska abrir una sucursal en Tallin en junio del año pasado, y en Manhattan en diciembre.

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La sede de Manhattan abrió en diciembre. Foto: Fotografiska.

El centro de Nueva York se encuentra en el barrio de Chelsea, en una antigua iglesia evangélica que data de fines del siglo XIX cerrada durante 40 años.

La sede de Manhattan se encuentra en una iglesia evangélica de fines del siglo XIX, que permaneció cerrada al público por cuatro décadas

La franquicia norteamericana de Fotografiska cienta con seis plantas, 4.200 metros cuadrados, un café y un restaurante de 115 cubiertos y una sala de eventos.

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La sede en Nueva York se encuentra en una antigua iglesia evangélica. Foto: Fotografiska.

La idea es que los visitantes ya perciban el arte antes de entrar a Fotografiska, con imágenes de gran formato exhibidas desde las grandes ventanas hacia el exterior.

La apertura presentó las muestras de Ellen von Unwerth, que recrea diferentes lecturas del erotismo femenino; los paisajes áridos de Helene Schmitz, y la de Tawny Chatmon con sus retratos de mujeres negras.

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