En esta exposición los cuadros también se pueden oler

La exposición de un museo en La Haya permite oler los cuadros de los maestros flamencos y zambullirse en las escenas cotidianas de la Holanda del siglo XVII

Michiel y Pieter van Mierevelt, Anatomische les van dr. Willem van der Meer, 1617. Doek, 150 x 225 cm. Museum Prinsenhof, Delft.

¿Te has parado alguna vez ante un cuadro que casi podías oler? Paisajes con hierba verde y heno fragante, bodegones con flores y fruta madura, ropa tendida… Una exposición en el Museo Mauritshuis de La Haya va un paso más allá: no solo imaginarás que lo hueles sino que, a través de unos dispensadores de aroma –totalmente seguros frente a la covid-19-, recrea los olores que desprenderían las imágenes retratadas en pinturas holandesas del siglo XVII. 

Para que no sea necesario activar las dotes sinestésicas -ya sabes, percibir un color cuando se escucha una melodía, una cualidad que, entre otros, comparten Vassily Kandinsky, Rimbaud, Billie Eilish y Pharrell Williams-, el museo famoso por albergar algunas de las mejores pinturas holandesas de la Edad de Oro, con obras maestras que van de La joven de la perla, de Vermeer a Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt, ha ideado un nuevo concepto de exposición en el que los cuadros se acompañan de las fragancias que tratan de captar. 

Las fragacias se liberan a través de un pedal. Foto: Mauritshuis.

Aromas en color 

La muestra Fleeting – Scents in Color, accesible tan pronto se levante el cierre motivado por la pandemia, trata así de traducir a aromas las pinceladas de algunos de los pintores más reconocidos. Para ello, diferentes dispensadores que se activan presionando un pedal liberan fragancias que, no hay que cantar victoria tan pronto, son tanto agradables como fétidas

Además de para explorar el arte desde una nueva perspectiva, la muestra permite imaginar cómo olía Ámsterdam hace 400 años

Basta con detenerse en algunas escenas, como la que ilustra Vista del Oudezijds Voorburgwal con el Oude Kerk en Amsterdam, de Jan van der Heyden, pintado hacia 1670, para descubrir que la vida urbana en Ámsterdam no era todo lo higiénica y limpia que es hoy.  

Jan van der Heyden, ‘Gezicht op de Oudezijds Voorburgwal met de Oude Kerk in Amsterdam’, Mauritshuis, Den Haag

Sin agua corriente, sistemas de alcantarillado o lavadoras y con industrias dedicadas, por ejemplo, al refinado de aceite de ballena o el curtido de cueros, los canales eran el vertedero al que iba a parar todo y del que emanaba, podemos estar seguros, un fenomenal hedor. En el citado cuadro, un pequeño edificio de madera junto al puente era lo más parecido a un baño público… conectado directamente al canal. Al lado, un barrendero acumula en montones el estiércol de caballo, mientras que varias mujeres lavan la ropa en el agua sucia. 

Una serie de dispensadores colocados junto a las obras permitirán a los visitantes ‘disfrutar’ de los diferentes olores -buenos y pestilentes- representados en el arte

Olor y salud 

Las casi 50 pinturas, dibujos, estampas y otros objetos que integran la muestra indagan además en temas como la relación entre el olor, la salud y la higiene. En el siglo XVII se creía que los malos olores eran causa de enfermedad y se intentaban contrarrestar con todo tipo de trucos y fragancias. Es por eso que muchos de los personajes en los cuadros sostienen lo que se llamaba pomander, un colgante para el cuello o la cintura que guardaba aromas en su interior.  

Pomander. Foto: Mauritshuis.

Lo lleva, por ejemplo, uno de los observadores de la Lección de anatomía del Dr. Willem van der Meer pintado en 1617 por Michiel y Pieter van Mierevelt, con el que buscaba protegerse de los efluvios que el cuerpo, que acaba de ser abierto por el abdomen para extraer los órganos, debía desprender. En la exposición pueden verse, además, tres de estos pomander, todos hechos en plata. 

Olor a ropa limpia 

No todo en la muestra son sobresaltos olfativos. También se puede ver y oler la ropa recién lavada y colocada en el armario en una pintura de Pieter de Hooch de 1663 que representa el ama de casa holandesa del siglo XVII, o las fragancias que desprenden flores y frutas maduras en Bodegón de flores y frutas de Abraham Mignona, una obra de 1670. 

Abraham Mignon, ‘Stilleven met bloemen en vruchten’, c.1670. Mauritshuis, Den Haag.

También hay cuadros para indagar en el papel del olor en la religión y sus rituales, como el incienso perfumado empleado en diferentes ritos, o los olores de las nuevas especias que llegaban a Holanda en el siglo XVII, pero también productos como café, té, frutas o verduras hasta entonces desconocidas. Pimienta, clavo, canela o nuez moscada son algunos de los aromas que ‘casi’ se pueden oler en la pintura Una tienda de comestibles, pintada por Willem van Mieris en 1717, mientras el humo del tabaco del fumador en el cuadro de Adriaen Brouwer (1630) nos envuelve. 

Mientras llega el momento de disfrutar de estas delicias estéticas y olfativas, el museo ultima un tour virtual a la muestra que podrá reproducir la experiencia con la que está diseñada la exposición gracias a una caja de fragancias que pronto estará disponible en la web de la institución. 

(Foto de portada: The Anatomy Lesson of Dr Willem van der Meer, Michiel and Pieter van Mierevelt, 1617. Museum Prinsenhof, Delft).

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