El museo dedicado a Alien escondido en un pueblo suizo

En el pueblo de Gruyères, en Suiza, el HR Giger Museum recorre la obra del creador de Alien y otras criaturas del arte fantástico

Giger-bar. Foto: Sadgas-Flickr

El pueblo de Gruyères, en el cantón suizo de Friburgo, tiene todo lo que se espera de la típica imagen helvética: vacas pastando, casas reconvertidas en coquetos restaurantes, vecinos amables. Y una célebre pasión por la fondue.

Nada parece anticipar que puertas adentro del castillo del pueblo se encuentra uno de los sitios más fascinantes para los amantes de la ciencia ficción: el Museo HR Giger, dedicado al creador de Alien.

Una de las variantes de la famosa criatura.
Una de las variantes de la famosa criatura.

El artista que creaba pesadillas

El castillo de Saint-German, que rodea a la villa de Gruyères, impactó a Giger desde el primer momento.

En el museo se puede ver el Xenomorfo, la inquietante criatura que encandiló a Ridley Scott que buscaba al protagonista de Alien

Este artista, nacido en el límite de Suiza con Austria, llegó al pueblo con la fama de haber ganador un Oscar por los efectos especiales de la famosa película de Ridley Scott en 1979.

El artista, impulsor del inquietante arte biomecánico, ya estaba instalado en Zúrich, pero por alguna razón decidió comprar el castillo de 400 años, montar allí su taller y desplegar su colección privada de arte en su nueva residencia.

La obra 'Birth machine'. Foto Hossam el-Hamalawy-Flickr
La obra ‘Birth machine’. Foto Hossam el-Hamalawy-Flickr

El museo por dentro

En la visita al Museo HR Giger se pueden ver dibujos, bocetos, esculturas, modelos y pinturas de su arte fantástico.

Por supuesto que está el famoso Alien, que en realidad se llama Xenomorfo. La criatura, o mejor dicho este espécimen, adopta la forma del organismo que invade; por lo que Scott dejó que Giger diera rienda suelta a su imaginación y creara monstruos con formas humanoides, de mamíferos o que recuerdan a arácnidos. Algunos de ellos están allí presentes.

También se pueden ver las creaciones biomecánicas y los diseños de producción para otras películas, entre ellas Prometheus, la precuela de Alien que no terminó de convencer a los fans de la saga.

Más obras de Giger

Más allá del famoso monstruo alienígena, se pueden ver otras obras de Giger como el inquietante Birth machine, una pintura (y escultura) con bebés con pistolas reconvertidos en balas dentro de un arma de fuego; una reflexión sobre el crecimiento demográfico descontrolado.

Afiches publicitarios de artistas musicales creados por Giger.  Foto Jason Meredith-Flickr.
Afiches publicitarios de artistas musicales creados por Giger. Foto Jason Meredith-Flickr.

Quizás no sea el mejor museo para visitar en familia: los esqueletos combinados con piezas mecánicas, los huesos que decoran las salas como columnas y las calaveras que se apilan en pirámides son más propias de una pesadilla que de una bucólica visita a Suiza.

Solo para adultos

Incluso hay un sector, reservado para adultos, donde se puede explorar los paseos de Giger por el arte erótico, otro de los capítulos de su polifacética carrera.

Las formas biomecánicas caracterizan al Giger Bar. Foto: Wikipedia
Las formas biomecánicas caracterizan al Giger Bar. Foto: Wikipedia

El Giger Bar permite tomar una copa en un restaurante decorado con inquietantes formas biomecánicas

Además de artista Giger era un ávido coleccionista, y en una de las plantas se despliegan los cuadros y esculturas de diversos artistas contemporáneos; relacionados con estilos que va del futurista al apocalíptico.

Una copa en un ambiente extraño

La idea de Giger de su castillo era que el visitante tenga una experiencia similar al museo de Dalí en Figueres: que el edificio sea una obra de arte.

Inquietantes humanoides dan la bienvenida en el pueblo de Gruyères. Foto: Christine y Hagen Graf
Inquietantes humanoides dan la bienvenida en el pueblo de Gruyères. Foto: Christine y Hagen Graf

Por ello abrió en 2003 un punto gastronómico, el Giger Bar, donde los techos están recubiertos de vértebras y las sillas tienen formas óseas, una estética similar a la vista en Prometheus.

Giger buscó que el huésped se sienta como en el interior de una ballena, o en todo caso, de una criatura fantástica, donde se confunden los límites entre la ficción, la realidad, la biología y el arte.

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