Cuando la caligrafía japonesa se convierte en arte

La artista catalana Eva Ibañez Cano une arte, caligrafía japonesa y filosofías orientales en un cruce de disciplinas

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Si uno visita por la tienda de decoración Azul Tierra en el centro de Barcelona es posible que quede, entre intrigado y fascinado, por una obra de arte donde se ven unos trazos gruesos, negros, cruzado por una delgada línea que rompe la composición horizontalmente.

Se puede entender como arte abstracto, o como una representación de un bosque de bambús. Es una obra creada bajo la técnica del bokushou realizada por Eva Ibañez Cano, una artista catalana que hace más de 20 años que explora las combinaciones de la caligrafía japonesa y las cruza con otros formatos de arte.

‘Univers’. Foto Eva Ibañez Caño

Por ello Ibañez prefiere presentarse como una artista interdisciplinar, explica a Tendencias Hoy: puede realizar obras de gran formato inspiradas en los kanji (ideogramas japoneses) de manera improvisada mientras en vivo toca un guitarrista, un pianista o un flautista shakuhachi (tipo de flauta usada por monjes budistas zen).

Pero no se trata de pintar y listo. El proceso tiene mucho de meditación, introspección y de dejar que el arte se exprese libremente, sin un plan preconcebido.

El interés por el arte

Su pasado académico no proviene del arte sino de la filología inglesa, que estudió con el deseo de viajar por el mundo.

Desde sus 19 años, mientras trabajaba en una agencia de publicidad comenzó a interesarse por la creatividad y el mundo del arte.

‘Birdman Closeup’. Foto Eva Ibañez Caño

Hasta que a los 25 tuvo una revelación: en la galería de arte Cocon del barrio del Born, en Barcelona, vio obras de caligrafía japonesa, que la conectaron con el Libro del Tao, que se había convertido en un objeto de devota lectura.

Cuando Eva Ibañez vio unas obras en una galería de arte de Barcelona “sentí que Japón y la caligrafía entraron en mi vida”, dice

“En ese momento Japón y la caligrafía entraron en mi vida”, detalla. Los dueños de la galería, el matrimonio nipón Abiko, le abrieron las puertas a un nuevo mundo, donde la caligrafía no solo es una forma artística de comunicación sino que “se vincula con la espiritualidad, la filosofía zen, la meditación, el animismo y el sintoísmo”, describe.

La pasión por Japón

Ibañez voló unas nueve veces a Japón, y cada viaje no duraba menos de un mes. Vivió seis meses en estas tierras orientales, orientada por su maestro Keizo Abiko, y realizó “un camino inverso” de inmersión: “primero aprendí caligrafía desde una perspectiva artística y espiritual, luego me fui metiendo en la cultura y más tarde aprendí japonés”, puntualiza.

Obtuvo un título de maestra secundaria de caligrafía y se formó en Kioto en el hiragana, una escritura desarrollada por mujeres durante la dinastía Meiji para poder comunicarse sin las trabas sociales.

“Mientras que los ideogramas del kanji se dibujan con mucha tinta, en el hiragana se expresa de una manera muy diluida”, explica.

El descubrimiento del ‘bokushou’

Hace seis años dio un nuevo paso en su búsqueda de horizontes artísticos, al entrar en las técnicas del bokushou (que se puede traducir como ‘expresión de la tinta’).

Su mentora fue una artista de 90 años, quien la guió en su talento y le impulsó a participar en una exposición en el Grand Palais de París.

En sus performances Eva Ibañez realiza obras de ‘bokushou’ de gran formato de manera improvisada mientras un músico toca una melodía

Desde ese entonces ha presentado sus obras en Barcelona, Valencia, Indonesia, Bélgica, Portugal, Israel, Japón y en varias ocasiones en Sant Esteve de Palautordera, el pueblo de Montseny cerca de donde vive en plena montaña.

Nido con dos dibujos. Foto Eva Ibañez Caño

En sus performances combina el movimiento y la tinta, donde pinta de manera improvisada los kanjis adaptados a sus deseos artísticos bajo el tamiz de la espiritualidad.

“En vez de hacer el kanji sale una mancha como una reacción, puedo desfigurar la letra y llevarla a su parte mas imaginaria”, describe.

Una sensación que gusta de expresar es la de “trazo infinito”, que no acaba ni empieza, donde se puede estar “pintando dentro y fuera del papel”.

Eva Ibañez Cano con la obra expuesta en Azul Tierra. Foto Susana Gutiérrez.

Los nidos

En sus obras también cuenta con muchos trabajos de ilustración y la construcción de nidos con tallos de plantas inspirados en el trabajo de pájaro tejedor.

Ibañez volverá a Japón a exhibir sus obras en el Museo de Arte de Fukuoka, en una muestra que se ha reprogramado para abril de 2022.

Antes, el 5 de mayo, en el centro Las Escolas Velles de su Sant Esteve de Palautordera volverá a combinar la danza, el arte, la caligrafía y la espiritualidad del Japón en nuevas obras de arte.

Foto de portada: Susana Gutiérrez

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