Luis Alonso: «en la arquitectura hay que dar liebre por gato»

El cofundador del estudio Alonso | Balaguer, responsable de 700 proyectos, reflexiona sobre el futuro de la arquitectura y alerta de la pérdida de presencia de España en los mercados internacionales

Al arquitecto Luis Alonso le gusta hacer trucos con el lenguaje. Este profesional, responsable con su socio Sergio Balaguer de grandes rascacielos, centros comerciales, multitud de complejos deportivos, hoteles, bodegas y viviendas, opina que en su profesión “hay que dar liebre por gato”. O sea, hacer más de lo que se pide.

Esta filosofía de salir de la zona de confort, de romper límites y pensar soluciones alternativas y usos adicionales ha guiado toda su carrera, que se consolida desde que en 1978 fundó el estudio Alonso | Balaguer, y que actualmente tiene oficinas en Santiago de Chile, Bogotá y Lima; además de su sede central en la antigua fábrica de Palo Alto, en el barrio barcelonés de Poblenou.

Alonso propone rescatar a las azoteas y cubiertas de edificios con nuevos usos, ya sea como huertos urbanos o espacios de ocio y socialización

Latinoamérica se ha convertido en su segunda casa, donde desde hace años no para de emprender obras como la Torre Bacatá de Bogotá (con 260 mts, será el segundo mayor rascacielos del continente), grandes edificios de viviendas y oficinas en Santiago, resorts en Cartagena de Indias y residencias para periodistas y árbitros en la villa olímpica de Río de Janeiro.

Bodegas Protos. Foto Alonso | Balaguer

La quinta fachada

¿Cómo se puede ejemplificar esa idea de dar liebre por gato? Uno de sus lemas es promover la quinta fachada, como llama al uso alternativo de las azoteas de los edificios.

“Han sido espacios maltratados, donde hay máquinas o trasteros. En nuestras obras proponemos hacer huertos urbanos, espacios de ocio y convivencia”, indicó en el podcast de Tendencias Hoy.

Una de sus obras, un complejo de seis bloques de viviendas en Andorra, están unidos en sus cubiertas por puentes de cristal, para crear una especie de “ciudad dentro de la ciudad”, explica.

¿Otro ejemplo? La reconversión de la azotea del Centro Comercial Arenas de Barcelonaen un paseo de 15 metros de ancho y más de 300 de ancho, un mirador en 360 grados abierto a la ciudadanía que se convirtió en un punto turístico para contemplar Montjuïc.

Hotel Hesperia Tower, en L’Hospitalet. Foto Alonso | Balaguer

La promiscuidad funcional

Alonso, autor de una docena de libros como ARTquitectura, Despegando ideas…aterrizando proyectos y Arquitectura sin jet lag, ganador con su estudio de una gran cantidad de premios como el Riba Awards 2012 (del Royal Institute of British Architects), el World Architecture Festival 2009 y varios FAD, acuñó el concepto de promiscuidad funcional (que bautiza a su último trabajo editorial) para sintetizar su idea de cómo deberían estructurarse las ciudades.

Portada de ‘La promiscuidad funcional en tiempos de covid’, último libro de Luis Alonso.

Barcelona es su fuente de inspiración, con las manzanas del Eixample como ejemplo, donde cada una “es una microciudad, porque tienes viviendas, oficinas, residencias para adultos, jardines infantiles, zonas verdes recuperadas, comercios. Es un modelo que tiene sentido para el futuro”, describe.

Este concepto, explica, es la cara inversa de “los guetos polifuncionales”, la división de las ciudades entre barrios residenciales, zonas de oficinas y sectores comerciales y de ocio; “un triángulo perverso” impulsado por EEUU en pleno boom del automóvil y replicado en Latinoamérica.

Luis Alonso en la cúpula de Las Arenas en 2011. Foto Alonso | Balaguer

El poco peso de la arquitectura española en el mundo

En cada presentación que da Alonso sobre su idea de arquitectura pone a Barcelona como referencia, pero considera que la arquitectura local está perdiendo el tren de la promoción en el exterior.

Lo compara con la gastronomía, que de la butifarra y el pan con tomate pasó a ser tendencia mundial; mientras que el legado del modernismo y figuras como Gaudí han quedado detenidas en el tiempo.

Edificio Príncipe de Gales, Santiago de Chile. Foto Alonso | Balaguer

“No hemos transmitido la importancia de externalizar la arquitectura de España”.

Luis Alonso

No hemos sabido o querido potenciar el valor de la arquitectura, no hemos transmitido la importancia de externalizar a España. La arquitectura es un abrelatas económico tremendo” recuerda, y cita su experiencia en Latinoamérica, donde a cada contratación le sigue un pelotón de ingenieros y otros profesionales españoles aplicando sus experiencias.

“He pedido a embajadores de España que nos acompañen en las presentaciones de concursos en el exterior, y ni siquiera nos han respondido”, lamenta.

Centro Rafael Nadal en Manacor. Foto Alonso | Balaguer

Repensar Barcelona

Rescata la transformación que ha tenido Barcelona en las últimas décadas, con proyectos como las superislas, pero alerta que en la actualidad se están promoviendo cambios urbanísticos sin orden con la multiplicación de carriles bici, la invasión de patinetes y las ampliaciones de acera.

“No estoy en contra de las superislas, sino de que no haya un tratamiento paisajístico acorde a los tiempos”, apunta.

Alonso hace poco volvió a la capital catalana tras un año y medio en Santiago de Chile, y afirma “cada vez que salgo a la calle me genera un problema mental, porque no sé para donde mirar ni contra qué me daré”.

Campus Iberdrola. Foto Alonso | Balaguer

El futuro está en la flexibilidad

La flexibilidad y sostenibilidad son otros conceptos que guiaron su carrera. Se ve al crear edificios como el centro sanitario Cima de Barcelona, el Campus Iberdrola en Madrid o la torre Hesperia de L’Hospitalet con servicios como ascensores y escaleras ubicados fuera de la estructura.

“La arquitectura tiene que adaptarse a las necesidades de la gente sin grandes obras”

Luis Alonso

O en los diseños de viviendas de Santiago de Chile, donde recurre a la figura de un espacio diáfano, en que el propietario puede dividirlo en los ambientes que quiera con obra seca y en menos de una jornada.

Centro Comercial Las Arenas, en Barcelona. Foto Alonso | Balaguer

“La arquitectura tiene que adaptarse a las necesidades de la gente sin grandes tramas ni grandes obras”, resume.

Para Alonso, en su profesión “tenemos la obligación de dar flexibilidad para adaptar los edificios, da igual que sean viviendas u oficinas”.

Torre Bacatá de Bogotá. Foto Alonso | Balaguer

Sí a la funcionalidad, no a la moda

Se trata, indica, de apostar por la funcionalidad, un concepto que dice que se había perdido por los proyectos faraónicos de arquitectos estrella que habían encandilado a las administraciones y grandes compañías. Pero que se está recuperando, sobre todo por el cambio de mentalidad de las nuevas generaciones de arquitectos.

“Por suerte los edificios de Alonso y Balaguer nunca estuvieron de moda. Lo bueno es no estar en la moda”, concluye.

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