Berlín construye un Arca de Noé gigante en su nuevo museo para niños

El Museo Judío de Berlín abre ANOHA donde, por medio de la metáfora del Arca de Noé, se habla sobre la convivencia entre especies y la sostenibilidad

Arca de Noé. Museo Judío de Berlín. Foto Hufton Crow

‘No tocar’ es posiblemente una de las primeras indicaciones con la que nos encontramos en un museo. Aunque es comprensible que las obras de arte expuestas sean protegidas, disfrutar del arte solo con la vista no parece la mejor idea para algunos públicos concretos, como es el caso de los niños. Por eso el nuevo centro infantil que el Museo Judío de Berlín abrirá la próxima primavera invita justamente a saltarse la norma que rige la práctica totalidad de los museos del mundo y la sustituye por un ‘Por favor, toca’.

Aunque debería haber abiertos sus puertas en este 2020, será finalmente el mes de marzo de 2021 cuando comience a recibir a sus primeros visitantes. Con el nombre de ANOHA, consiste en un espacio de 2.700 m2 ubicado en el propio Museo Judío de Berlín (Lindenstrasse 9–14) y dominado por una enorme estructura de madera de 7 metros de altura y 28 metros de diámetro. Con forma circular, recuerda al arca mesopotámica que acabaría inspirando la historia de Noé pero también una nave espacial, en lo que supone una forma de conectar pasado y futuro.

Diseñada por el estudio estadounidense Olson Kunding Architecture & Design, vehicula el propio concepto de museo, que toma la historia del Arca de Noé de la Torá – el barco con el que Noé salvó a su familia y a todas las especies animales del diluvio- como punto de partida para un viaje que pasa por el presente y reflexiona sobre el futuro. En el arca,  diseñado también según criterios sostenibles y donde todo se puede tocar y experimentar, viajan 150 animales escultóricos, además de los propios niños, que son invitados a subir a bordo y dirigir la nave juntos en un viaje en el que aprenden historias de la creación presentes en diferentes confesiones religiosas, pero también sobre diversidad, conservación del medioambiente y uso sostenible de los recursos.

Arca de Noe. Foto: Olson Kunding

¿Cómo quieres que sea el futuro en la sociedad? ANOHA anima a los niños a desarrollar sus propias visiones sobre la convivencia respetuosa de seres humanos, animales y naturaleza según el concepto hebreo del Tikkun Olam, algo así como ‘reparar el mundo’ que invoca a cada persona a hacer del mundo un lugar un poco mejor.

Los niños son protagonistas

“ANOHA es un lugar para la historia: la historia del Arca de Noé”, explica la directora del museo, Ane Kleine-Engel. “Invitamos a los niños a traducirla a su propio mundo y desarrollarla más. Ellos son los actores principales y usan su imaginación para dar vida a la acción”, apunta.

Los animales de la exposición están construidos a partir de objetos encontrados y materiales reciclados

Aunque se les invita a explorar libremente, en el recorrido encontrarán personal que les explica algunos conceptos del Arca de Noé y les invita a participar activamente. Así, los niños -está ideado especialmente para edades entre los 3 y los 10 años-, puedes construir su propia arca, probarla en el tobogán de agua, interactuar con los animales y a dar rienda suelta a su curiosidad.

El museo reprenta un enorme Arca de Noé. Foto: Yves Sucksdorff

Entre los animales, construidos por 18 artistas locales que emplearon para ello objetos cotidianos y materiales reciclados, que van desde un fragmento de manguera a una lámpara, pasando por cubos o balones, se cuentan los más familiares, como vacas, caballos, jirafas y monos, pero también otros ya extintos como el mamut, otros imaginarios como los unicornios y otros menos populares, como ratas o cucarachas.

A través de estos animales, explican desde el nuevo museo, “se transmiten de forma lúdica diferentes temas. Por ejemplo, los unicornios y los burros sirven para dar a conocer leyendas judías, mientras los osos polares y los orangutanes llaman la atención sobre las especies en peligro de extinción y algunos animales simplemente te invitan a experimentar el mundo desde su perspectiva, por ejemplo, con los ojos de un búho, la nariz de unoa rata o con bigotes de hámster.

Sin embargo, lo primero y más importante es la diversión: los niños pueden gatear entre serpientes gigantes, trepar elefantes y ponerse cómodos en nidos de perezosos. Algunos animales se usan para jugar, otros para escalar y otros emiten sonidos. A diferencia de un museo para adultos, como decíamos, Anoha no tiene vitrinas ni barreras, sino sillas y mesas de trabajo, toboganes y paredes para escalar. Todo se explora y todo se puede tocar.

ANOHA. Foto: Yves Sucksdorff.

Un Consejo infantil

Puesto que estaba dirigido a niños, estos formaron parte del proceso de creación del nuevo museo desde el principio. Un ‘consejo de niños’, compuesto por 20 pequeños de seis escuelas primarias de Berlín, de entre seis y doce años, se reunieron una vez al mes en el Museo Judío de Berlín desde el año escolar 2017/2018. Los niños fueron ‘co-comisarios’ de las exposiciones y probaron las instalaciones.

Además, y siempre desde el enfoque de la ‘Excelencia temprana’, se llevaron a cabo talleres de creatividad, música o teatro como los que se impartirán en el futuro museo para niños y familias y se les consultó sobre el nombre del espacio o sobre determinados elementos expositivos.

Museo Judío para niños ANOHA. Foto: Hufton Crow.

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