Wanda alucina con el veto de Carmena a una inversión de 700 millones

El tira y afloja entre el Ayuntamiento de Madrid y el grupo asiático Wanda sobre cómo acometer las obras tiene paralizada la reforma del Edificio España, pero el magnate chino presiona para seguir, porque no quiere perder los 270 millones que pagó al Banco Santander por el inmueble.

Acostumbrado a que le extiendan la alfombra roja por todo el mundo –con la solvencia que le otorga figurar en el puesto 29 de la lista Forbes, con una fortuna de 23.000 millones de euros–, Wang Jianlin, el multimillonario chino que preside el Grupo Wanda, no sale de su asombro con lo que le está pasando en Madrid.

Mil y una trabas que el Ayuntamiento presidido por Manuela Carmena le está poniendo para acometer la reforma del Edificio España, adquirido al Banco Santander por 270 millones de euros.

Tras la marcha atrás de Adelson

Hace dos años, tras dar la espantada otro magnate –el estadounidense Sheldon Adelson– del proyecto de casinos Eurovegas, Jianlin vio que las oportunidades de inversión en la capital resultaban muy propicias para sus intereses. Y así se puso manos a la obra. 

En febrero de 2014 compró la sociedad Renville Invest para entrar en España, y en junio la cambió de denominación, a la actual Wanda Madrid Development. Una sociedad limitada, cuyo socio único es la filial inmobiliaria de Wanda en Europa, y a cuyo frente figura como administrador único Benxi Ding, uno de los hombres de confianza de Jianlin. 

Pérdidas en 2014

El cambio de denominación se produjo para comprar el Edificio España. La sociedad cerró sus cuentas en 2014 con unas pérdidas de 856.000 euros, la mitad para pagar a 10 empleados, y el resto en concepto de otros gastos de explotación al inicio de la actividad en Madrid. 

Posteriormente, hace justo un año, Jianlin movía de nuevo ficha al adquirir el 20% del Atlético de Madrid por 45 millones de euros. También se ha interesado por los terrenos que el Estado pretende vender en el marco de la Operación Campamento –vacíos tras la demolición de los cuarteles– o por el complejo vacacional Marina d’Or, en la localidad castellonense de Oropesa. 

Pero, de momento, ninguna de estas dos operaciones ha salido adelante. En el caso de los terrenos de Campamento, los aproximadamente 250 millones de euros barajados por el Estado por la venta 1,5 millones de metros cuadrados resultaron excesivos para el magnate chino.

Tiranteces

Mientras tanto, la principal razón de su presencia en Madrid, la reforma del Edificio España, sigue encallada, y sin visos de que el asunto se vaya a resolver de manera satisfactoria para los intereses de Wanda. 

Las tiranteces entre el consistorio y el grupo chino vienen determinadas por el empecinamiento de ambas partes. El Ayuntamiento no se mueve un ápice de su postura de que la reforma no puede hacerse demoliendo la fachada protegida, y Wanda insiste en que esa opción resultaría muy compleja de llevarse a cabo, por problemas de seguridad, por lo que se compromete a llevar a cabo la demolición total del edificio y a reconstruir en su integridad los elementos protegidos.

Amaga con irse, pero no lo hará

Ante este desencuentro, Jianlin, como medida de presión, anda filtrando su intención de abandonar el proyecto si el Ayuntamiento no se aviene a sus intereses, aunque oficialmente no haya nada, y la actuación se mantenga en la página web de Wanda como uno de los proyectos futuros, en el que tiene previsto invertir 700 millones de euros. 

Lo de abandonar, a pesar de lo que algunos medios han filtrado, no parece ser una opción a tener en cuenta, pues supondría poner en venta un inmueble por el que, dadas las circunstancias, resultaría prácticamente imposible encontrar un comprador que pusiera una cantidad razonable. 

Ciertas similitudes con Canalejas

Por eso, si finalmente no existe acuerdo con el Ayuntamiento, lo que Wang Jianlin baraja es paralizar el proyecto hasta que en 2019 un nuevo equipo de gobierno sea más permisivo, como lo hubiera sido Esperanza Aguirre caso de haber salido alcaldesa.

La operación urbanística tiene ciertas similitudes con otra, la manzana de Canalejas, en la que Espacio, la inmobiliaria del Grupo OHL, presidido por Juan Miguel Villar-Mir, también tuvo problemas con la demolición de los elementos patrimoniales protegidos. Al final, se solventaron, y tras dejar en pie la fachada, las obras se han reanudado.

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